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La noche estaba siendo agitada. El bar estaba lleno y la música sonaba hasta en el rincón más apartado. Hyunjin sabía que sacarían mucho dinero de ello, pero también acabaría muy tarde su turno. Igual tendría que cuadrar la caja antes de poder irse a casa.

Se movió cerca de Seungmin, el bartender que contrataron hace dos meses, y con sus ojos barrió el lugar. Había muchos alfas
—que casi siempre eran sinónimo de problemas—, pero parecían muy tranquilos. Solo esperaba no tener que enfrentar una pelea esa noche porque sus lentes eran nuevos y no pensaba dañarlos. No habría otro reloj Cartier para vender y reponerlos.

—Seungmin, casi son las once y media —le informó con tono críptico-. La mayoría están borrachos.

—A la orden.

Hyunjin vio al joven sacar dos botellas de whiskey con la tapa color negro, así mismo con botellas de vodka y brandy.
Era licor de menor calidad que el que se había estado sirviendo. Trucos del negocio. Porque a los borrachos no les interesaba beber algo de calidad sino la mayor cantidad de alcohol.

Entre el bullicio, vio a un par de alfas ingresar. Ellos resaltaron en la multitud por cómo iban vestidos. Trajes caros y de corte perfecto. Se movieron a una mesa alejada de la pista donde los cuerpos se frotaban sin pudor.

—A ellos será difícil de engañar —le comentó Seungmin.

-Sí, eso pienso. Dales algo bueno, pero si se ponen borrachos, haz lo de siempre —le ordenó—. Estaré en la oficina. Llámame si algo ocurre.

En el pequeño escritorio de su oficina en la parte trasera del bar, revisó las factura de esa semana. Habían llegado varias cajas de licor y algunas otras de fruta para los cocteles. El inventario lo había hecho ya hace dos noches, pero no dejaba de ser un dolor de cabeza cuadrar las cuentas.

Su teléfono sonó.

-¿Si?

-Jini —llamó su madre-. ¿Llegarás muy tarde hoy?

—Creo que sí.

-¿Aún no comes, cariño?

-Comimos con Seungmin antes de entrar. Descuida.

—Bien, ven con cuidado. Avísame si quieres que tu padre pase a recogerte.

—No, tranquila. Papá ha estado con dolores de cabeza últimamente y necesita dormir. Además, traje mi bicicleta.

-De acuerdo. Se cuidadoso, cariño.

Colgó el teléfono y regresó su mirada a las cuentas.

20 cajas de Ron.

....

15 cajas de Whiskey Jack Daniels.

...

2 cajas de Vodka.
...

—Creo que estafé al jefe —murmuró a modo de broma, viendo que la caja no le cuadró.

De pronto escuchó más bulla de la normal en el bar, e instantáneamente apareció Seungmin en su puerta.

—Tenemos un problema.

Al salir se encontró con un par de alfas cara a cara, gruñendo como perros rabiosos.

Hyunjin se acercó y apartó a la multitud que se congregó en segundos alrededor.

—Hey, por favor-

—Si vuelvas a mirar a mi chica, voy a patearte las bolas - gruñó uno de los hombres, con la mirada enrojecida, ya fuera por el alcohol o por el enojo.

A Bed of Thorn and Roses 「Chanjin 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora