João
Acaricié con cuidado el pelo de Amelia para ver si conseguía despertarla, pero solo conseguí que se acurrucara más a mi.
— Va, cariño — me reí — Tenemos que ir a ver a tu padre
Eso pareció despertarla. Amelia me había dicho que hoy quería que fuéramos a verle a la residencia los dos juntos y yo, obviamente, no me iba a negar.
Sabía lo difícil que era para ella todo lo relacionado con su padre y si yo podía hacer algo para ayudarla, lo haría sin dudarlo.
— Me visto y salimos en media hora ¿vale? — me propuso
— Tu mandas bonita — le respondí con una sonrisa
Amelia me devolvió una sonrisa antes de levantarse de la cama y dirigirse al baño. Sabía lo mucho que significaba este momento para ella y lo complicado que era lidiar con los sentimientos que le despertaba ver a su padre en la residencia.
Cada visita le removía algo en lo profundo, pero me enorgullecía verla enfrentar ese dolor, y saber que confiaba en mí para acompañarla en algo tan personal me hacía querer estar ahí más que nunca.
En cuanto se arregló, salimos juntos hacia la residencia. Durante el trayecto, la noté un poco más callada de lo normal, con la mirada perdida en el paisaje que pasaba por la ventana. Sin soltar su mano, le di un pequeño apretón para recordarle que estaba a su lado.
Llegamos al edificio que ella ya tan bien conocía y al entrar nos encontramos a Ramón, quien saludó a Amelia con un abrazo
— ¿Cómo esta? — preguntó mi chica
— Bastante bien — le respondió — Tiene ganas de verte
Amelia nerviosa me tomó la mano para ir al cuarto de su padre y yo la miré asegurándole que todo iría bien.
Con una sonrisa suave y un apretón firme en su mano, intenté transmitirle toda la seguridad posible mientras avanzábamos por el pasillo hacia la habitación de su padre. La vi tomar aire y ajustar su postura, preparándose para ese momento en el que todas las emociones se mezclaban: la alegría de verlo y la tristeza de ver cómo poco a poco había ido cambiando.
Al entrar, su padre nos miró, y una chispa de reconocimiento apareció en sus ojos cuando vio a Amelia. Ella sonrió y soltó mi mano para acercarse a él, dándole un abrazo cariñoso. Sentí cómo mi corazón se llenaba de admiración por ella, por la manera en que enfrentaba todo lo que le dolía con ese amor incondicional.
— ¡Meli! — la saludó su padre — Te has acordado de tu viejo padre
— Claro que me acuerdo de ti papa — respondió ella con una sonrisa
— ¿Y este chico tan guapo quien es? — preguntó refiriéndose a mi
— Es João, papá, mi novio — respondió Amelia, lanzándome una sonrisa llena de ternura. — Te he hablado mucho de él.
Amelia se saltó el hecho de que ya me había presentado a su padre antes, y sabiendo el estado en el que estaba, probablemente no fuera la última vez que me tuviera que presentar.
Su padre me miró con una mezcla de curiosidad y picardía, y extendí la mano para estrechar la suya.
— Encantado de conocerle, señor — le dije, intentando que notara la sinceridad en mis palabras.
Él me observó un momento, y luego, con una sonrisa en los labios, se inclinó hacia Amelia.
— Tienes buen ojo, hija, buen ojo — bromeó, guiñándole un ojo.
ESTÁS LEYENDO
Destinados - João Félix
Romance- Estábamos destinados João Félix, la estrella en ascenso del FC Barcelona, está en el ojo del huracán tras una ruptura muy publicitada con su novia. Acostumbrado a ser el centro de atención, su vida se ha convertido en un desfile de escándalos medi...