El día siguiente llegó con el mismo vacío que el anterior, pero algo en el aire parecía diferente. Me desperté más cansada de lo normal, como si las emociones del día anterior hubieran drenado toda mi energía. No era solo Pablo lo que seguía rondando en mi cabeza; Lucas también estaba ahí, ocupando un espacio que no sabía cómo manejar. Pero esa mañana, otro nombre se sumó a mi lista de preocupaciones: Sofía.
Cuando llegué a la escuela, la encontré esperándome en la entrada, apoyada contra la pared con los brazos cruzados y una expresión que no me gustó nada. Desde el primer segundo supe que algo andaba mal.
—¿Podemos hablar? —me dijo en un tono que nunca había usado conmigo.
Mi corazón dio un vuelco, pero asentí sin decir nada. Caminamos en silencio hacia un rincón apartado del patio, lejos del ruido de los otros estudiantes. La tensión entre nosotras era palpable.
—¿Qué pasa? —pregunté, aunque ya tenía una idea de por dónde iba la conversación.
Sofía se tomó un segundo antes de responder, y cuando lo hizo, su voz estaba cargada de una mezcla de enfado y dolor.
—Sabés lo que pasa, Valentina. —Su mirada me perforaba—. ¿Qué hacés con Lucas?
Mi respiración se detuvo por un momento. No era la primera vez que hablábamos de Lucas, pero esta vez, el tono era distinto. Había una dureza que no esperaba.
—No sé de qué me estás hablando —intenté evitar el tema, pero ella no estaba dispuesta a dejarme escapar.
—Claro que lo sabés —su voz se volvió más firme—. Ayer te vi con él... y no es la primera vez que noto cómo se hablan. Sabés que a mí me gusta. Lo sabés.
No pude evitar sentirme culpable. No era como si yo hubiese planeado nada, pero las cosas se habían dado de esa manera, y lo peor es que tenía razón: yo sabía que a ella le gustaba Lucas desde hacía tiempo. Pero nunca había creído que la cosa fuera tan seria.
—Sofía, yo... no quería que esto pasara —dije, tratando de explicarme—. No es que esté intentando nada con él, solo...
—¿Solo qué? —me interrumpió, sus ojos llenos de frustración—. ¿Solo lo estás usando como distracción? ¿O te gusta también? Decime la verdad, Valentina.
Ahí estaba. La pregunta que no quería responder. ¿Me gustaba Lucas?
—Es complicado —murmuré, sin poder mirarla a los ojos.
Sofía suspiró con amargura y se cruzó de brazos otra vez, su postura defensiva aún más evidente.
—Mirá, yo no te voy a forzar a nada, Valentina. Pero tenés que elegir. —Sus palabras me golpearon como un puñetazo en el estómago—. O él, o yo.
—¿Qué? —La incredulidad salió de mis labios antes de que pudiera controlarla—. No podés pedirme que elija entre vos y Lucas. ¡Sos mi amiga!
—Sí, soy tu amiga, pero vos no estás actuando como si fueras la mía —su tono era frío, casi desconocido para mí—. No podés tenerlo todo, Valentina. Si querés seguir siendo mi amiga, tenés que alejarte de Lucas. No voy a quedarme viendo cómo te acercás más a él, sabiendo que me gusta.
El silencio que siguió fue sofocante. Nunca imaginé que me pondría en una situación así, y mucho menos que Sofía me forzaría a elegir entre nuestra amistad y un chico. Era injusto, pero también entendía de dónde venía su dolor.
Lucas o Sofía. Una elección que no quería hacer.
Mis pensamientos corrían en círculos mientras el peso de la situación caía sobre mis hombros. Podía perder a mi mejor amiga o seguir con algo que ni siquiera estaba segura de qué era. No sabía qué hacer.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, respondí.
—No sé si puedo alejarme de Lucas... —dije en voz baja, sintiendo que la decisión me partía en dos.
Sofía apretó los labios, asimilando mis palabras. La decepción en su rostro era dolorosa de ver, pero no dijo nada más. En cambio, asintió lentamente, como si ya hubiera esperado esa respuesta.
—Entonces, supongo que ya no tenemos nada más que hablar. —Su tono era cortante, y antes de que pudiera detenerla, se dio la vuelta y se alejó, dejándome sola en ese rincón del patio.
Mi corazón se rompió un poco al verla irse. Quería correr tras ella, explicarle que no era tan simple, que yo no había elegido a Lucas por encima de nuestra amistad. Pero la verdad era que no estaba tan segura de eso.
Me quedé ahí, parada en medio del patio, observando cómo se alejaba y sintiéndome completamente perdida. Las cosas con Lucas no eran claras, y ahora Sofía se había alejado de mí. ¿Había hecho lo correcto?
El día continuó sin que pudiera concentrarme en nada. Las palabras de Sofía resonaban en mi cabeza, y me di cuenta de que, por más que intentara ignorarlo, había una verdad que no quería admitir: me estaba dejando llevar por Lucas. Había algo en él que me atraía, algo que me hacía sentir menos sola, pero también sabía que esto estaba destruyendo lo que tenía con Sofía.
Al final del día, mientras caminaba hacia la salida, mi teléfono vibró con un mensaje de Lucas.
Lucas: "¿Nos vemos mañana después de clases?"
Miré el mensaje por un largo momento, mi mente dividida. Sabía que, si continuaba por este camino, Sofía nunca me perdonaría. Pero también sabía que algo dentro de mí me empujaba hacia Lucas, como si fuera incapaz de resistirme.
Suspiré y guardé el teléfono en el bolsillo, sin responder. Las decisiones seguían acumulándose, y cada una me acercaba más al borde de algo que no estaba segura de poder manejar.
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Valentina
Teen FictionValentina es una adolescente rubia de Buenos Aires que lidia con problemas familiares y ansiedad. Enfrentando el caos de la vida secundaria, navega por relaciones tóxicas, desamor y venganza en una ciudad que nunca duerme. Atrapada entre sus miedos...