Pensamientos ansiosos

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—Aparte de que debes ponerte ropa ¿Te quedó claro?— Pregunta Francis mientras da vueltas a la habitación como si fuera un tigre enjaulado.

—Hoon hoon…— Habla no muy convencido el doppelganger, quien está sentado en el sillón después de ponerse ropa, mientras sostiene una libreta y un lápiz, como tomando apuntes, solo que en lugar de eso garabateó una araña.

—¡Bien! Espero que haya quedado claro, nada de ruidos demasiado fuertes y no vuelvas a… Metermela sin que te lo ordene…— Amenaza con cierto desagrado.

—¡Hoon hoon hoon hoon!— Balbucea enojado.

Después de eso, el doppelganger se apunta a la entrepierna y hace un gesto con su mano de masturbarse, indicando su deseo en aquel momento donde no podía saciarse.

—Si bueno, no creí que de verdad me necesitarás para eso, ahora sí me disculpas, me largo a desayunar, esa reunión estuvo terrible — Dice cansado.

—¡Hoon hoon hoon!— Exclama con entusiasmo siguiendo a Francis.

—¡Wow, wow! Ya te dije que no te metas conmigo en la cocina, el espacio es poco y ya veo tus intenciones de comerte los ingredientes— Le indica Francis con un gesto en su mano de que se vaya.

—Hoon…— Dice resignado pero obediente, yendo a la mesa a esperar la comida.

Francis tararea mientras prepara el desayuno para ambos, su mente está gritando que se olvida de algo importante, pero no logra recordar qué, hasta que abre su refrigerador, encontrando casi todo vacío.

—Mierda…— Exclamó con desdén —Olvidé hacer las compras, menos mal lo tengo anotado, Hoon, haré de desayunar lo que haya y volveré pronto con comida, recuerda lo que dije—

El lechero explica mientras prepara el desayuno y al terminar, se va con una lista actualizando lo que se le había acabado lo más rápido que pudo y se fue corriendo para no perder más tiempo con el tortuoso proceso para salir del edificio.

Casi estaba actuando en automático, solo buscando una razón para distraerse de su creciente ansiedad ¿Qué va a hacer con un doppelganger en su departamento? Si, era inofensivo, hasta cierto punto, pero no podía vivir así para siempre, ocultandolo y prohibiendo que salga al exterior, sin embargo, una cosa más importante era el riesgo de mostrarlo al mundo, sus vecinos no iban a aceptar que hubiera uno de esos come humanos con ellos.

Al menos eso es lo que pasaba por la revoltosa mente de Francis, que no paraba de pensar en lo negativo y en cómo el tiempo pasaba, quería llegar a su casa y descansar tomando una larga siesta todo el día, hasta que volvió a sí, dándose cuenta que alguien le hablaba.

—Ehh ¿Tierra hablando a Francis?— Dijo Izaack mientras movía su mano frente a su rostro.

—¡Ah! Lo siento, creí que era a alguien más ¿Necesitas algo?— Contesta el lechero con aparente calma, como si no fuera una gran coincidencia de que se topase con una persona que ya había visto unas horas atrás.

—¿Te vas a llevar ese tomate?—

—Hm?— Francis miró su mano y observó el ingrediente en su mano, aguado por apretarlo tan fuerte —No…— Susurró con desdén, abriendo su mano para que lo tome Izaack.

—Como desees, chico botellas— Agarró el tomate con la palma de su mano, pareciendo que se estaban tomando de las manos pero el ingrediente impedía el contacto directo.

Esto provocó un estremecimiento en Francis, pero lo disimuló con un suspiro cansado y de inmediato habló

—Lo siento, es que, no se que hacer, extraño a mi ex, como nos tomamos… Como bailábamos en casa, al ritmo de… — Francis se da cuenta de que está hablando de más y se detiene.

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⏰ Última actualización: Oct 10 ⏰

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Tan travieso y dócil | Francis X HoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora