Capítulo 40.

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Bloquee cualquier forma de contacto posible que Antoine pudiese tener conmigo tanto mensajes como llamadas, no quiero que me llame ni quiero que me hable y pueda tener algún control sobre la decisión que tomé hace un par de días sobre no querer saber nada sobre él. Fue difícil tener que tomar esa actitud pero supe que sería lo mejor para mí, Hugo y Gala me convencieron de ello y no dudé en hacerlo ni un segundo en que era la decisión correcta.

Cuanto antes lo hiciese, antes me recuperaría del dolor que me causó verle con aquella mujer guapa de ojos preciosos. No vi a Antoine salvo su espalda, pero por la expresión de ella parecían enamorados, ella le miraba con los ojos iluminados y llenos de amor, como si su mundo y su vida dependiesen de él, no la culpo, Antoine es un hombre maravilloso a pesar de todo lo que ha ocurrido, no es difícil enamorarse de él, lo sé porque yo lo hice de alguna forma, a pesar de las dificultades y de su poca confianza en mí, de alguna forma logró que me enamorase de él.

No sé cómo pude enamorarme tan rápido, no sé cómo de la noche a la mañana desarrollé esos sentimientos tan grandes, lo único que sé es que simplemente pasó. Supongo que también tiene algo que ver cómo se portó conmigo y lo bien que me trató, nunca alguien me había tratado así y nunca me habían engañado tanto a la vez. Quizás me hice ilusiones que no debería, quizás fue mi culpa el pensar que en algún momento nosotros íbamos a estar juntos y quizás debería haber frenado todo esto mucho antes.

Casi no he salido de la habitación, Hugo de vez en cuando viene a ver cómo estoy y Gala ha faltado estos días a clase para poder estar conmigo, algo que la agradezco mucho, su compañía es lo que más valoro de este mundo, siempre querré estar con ella a pesar de no tener ganas para nada más, siempre tendré tiempo para mi hermana.

Ella lo es todo para mí, mi alegría y mis ganas de vivir, la fortaleza de mi corazón y por quien me impulso cada mañana para seguir viviendo. Nuestra relación va más allá que la de la gente normal con sus hermanos, ni si quiera recuerdo haber discutido con ella nunca, siempre hemos estado unidas, siempre hemos estado juntas y siempre hemos sido el apoyo la una de la otra. La quiero tanto que me duele el pecho de hacerlo, no me imagino una vida sin ella, es la única persona en esta vida por la que sería capaz de hacer absolutamente cualquier cosa.

A penas he sido capaz de comer, salvo algún plato de sopa que me ha preparado Hugo. No tengo apetito, solo tengo ganas de llorar metida en la cama y hacerme preguntas inútiles constantemente, preguntas sin respuesta y que no van a solucionarme nada.

-Hola querida-dice Hugo sentándose en mi cama.

Gala se retira para que Hugo quepa en la cama con nosotras. Ella tampoco se ha levantado casi para poder estar conmigo, salvo para comer con Hugo o ir al baño, el resto del día está metida conmigo aquí en esta habitación oyéndome llorar.

-¿Cómo está?-le pregunta Hugo a mi hermana.

-Igual, no dice nada, casi ni se mueve-le responde ella.

-Tienes que intentar estar mejor Natt, es por tu bien-me dice Hugo acariciándome el pelo.

-No quiero...-digo.

-¿Por qué no te das un baño de espuma? Te vendrá bien y así podré lavar las sábanas y airear un poco la habitación, huele mucho a cerrado cariño-me dice.

-No quiero-respondo.

-Venga Natt, me ducharé contigo-me dice Gala.

Abrazo a mi hermana y apoyo mi cabeza en sus costillas, ella me acaricia la cabeza y yo asiento llorando en modo de respuesta.

¿Cómo puede ser que con quince años sea capaz de sostener mi mundo y hacerme tan feliz? Ella es mucho más sensible que yo, siempre he sido la dura y la fuerte de las dos a pesar de que ella en el fondo tiene un corazón más noble y una cabeza más dura que yo. Yo siempre oculto mis sentimientos mientras que ella es capaz de mostrarle todo al mundo y aún así ser fuerte y valiente.

-Iré a preparar el baño-me dice Gala.

Hugo me ayuda a levantarme de la cama y después busca en mi cómoda ropa limpia, tanto interior como un pijama limpio y nuevo para ponerme después del baño. También coge unos calcetines y una sudadera negra, ya empieza a hacer frío en Madrid y esta casa al ser un ático es mucho más fría que lo normal.

-¡Ven Natt!-grita mi hermana desde el baño.

Camino hacia allí y nos desvestimos, Gala es la primera en entrar en la bañera y me ayuda a que yo también lo haga. Jugamos con la espuma y por primera vez en estos días consigo sonreír. Mi hermana es capaz de hacerme reír con cualquier cosa por pequeña que sea.

-Gracias Gala, por todo-la digo.

-Somos una Natt, lo que te pase a ti me pasa a mí y no pienso dejar que te hundas más, saldremos juntas adelante ¿vale?

Asiento con la cabeza y le doy la mano, dedicándole una sonrisa.

-¿Quieres que pidamos sushi para cenar? Sé que no puedes resistirte a un buen nigiri de salmón.

Es cierto, recuerdo que cuando empecé a comer sushi el nigiri no me gustaba, pero ahora es mi pieza de sushi favorita junto con el uramaki de dragón.

-Me apetece, vale-le digo a mi hermana.

Ella odia el sushi, en realidad todo el pescado, sé que lo hace por mí porque a ella no le gusta nada, aunque quizás pueda pedir algo de arroz o tallarines con ternera.

-¡Hugo pide sushi para cenar!-chilla mi hermana desde la bañera.

-¡Marchando!-contesta Hugo desde el otro lado de la casa.

Si decides quedarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora