» CAPITULO TRES

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» CAPITULO TRES


Moriré. Me repetía una y otra vez.

Moriré. Me dije como quinientas veces en un día.

Moriré. Le repetía arrepentirá millones de veces a Levy mientras lavaba los platos del departamento y yo lloraba sin consolación.

Esa estupida apuesta había sido el peor error de mi vida. Odiaba haber caído en su juego de haber tomado de más. Odie el hecho de que tenía que vivir con el un año entero.

— Lu, deja de quejarte – me reprocho — Tu aceptaste la apuesta y viste el video donde te desmayaste. Perdiste, acéptalo.

— No puedo creer que haya perdido – me sentía mal, mental, emocional y físicamente — Yo nunca pierdo.

— ¡Dímelo a mi, ahora me quedare sola por un año entero! – su rostro reflejo una mueca de disgusto.

— Entraremos a la universidad en menos de una semana – dije — No puedo creer que la vaya a comenzar y ya esté viviendo en otra casa que no es la que pague –maldije en voz baja — Si no hubiera ido a ese tonto concierto.

— Fue bueno y te divertirte, conociste a los chicos y a Juvia – Levy volteo a verme a la cara y me salpico agua — Conociste a Gajeel, que fue algo increíble para mi, y conociste a Natsu –  se puso frente al lava platos una vez más y levantó los hombros restándole importancia a lo que iba a decir — Tal vez, incluso, lleven a estar juntos.

— ¡Eso jamás pasará! – Me levante de golpe arrastrando la silla hacia atrás y mi mano choco con la mesa de madera que tanto había constado meter en la casa y continúe — ¡Prometo jamás enamorarme de alguien tan patan como él! – mis mejillas estaban ardiendo y Levy levantó una ceja girando su cabeza hacia mi.

— Si tu dices que no lo harás – cerro la llave y se dio la vuelta — Me iré a tomar un baño, en la noche saldre con los chicos por si quieres venir.

Me deje caer en la silla rendida y nege con la cabeza —Voy a hacer maletas – hice una mueca gritándome mentalmente que era una estupida.

****

— Así que... esta chica. Lucy, ¿vivirá aquí? – preguntó dudoso.

— Así es – tome una de las cajas entre mis brazos y camine por el pasillo hasta llegar al último cuarto.

— Incluso limpias una habitación por ella – Gajeel se recargo en el marco de la puerta y su sonrisa burlona me perseguía hasta entrar a la habitación para sacar otra caja.

— Deberías ayudarme con esto, como amigo que eres – le puse la caja en su pecho y la sostuvo en sus manos.

— No quiero mover las cajas por ti, flamitas. Le hubieras llamado a hielitos para que te ayudara, no a mi – se burlo y dejo la caja en el suelo cruzándose de brazos.

— Gray esta con Juvia y lo sabes – le repetí por quinta vez en una sola tarde — Además no estas haciendo algo importante como para decirme que no – camine fuera por décima o quinceava vez en una sola mañana para dirigirme a otra habitación a varios pasos largos de la primera, desocupandola.

— Estoy observándote haciendo cosas – se rió — Eso es hacer algo.

— No te rías de mi – me pare frente a él y lo mire mal — Ayuda – regrese la caja a sus brazos y lo obligue a caminar hacia la ultima habitación.

Después de treinta minutos discutiendo y caminando de habitación tras habitación, terminamos con una habitación de una cama, con dos lindos mueble oscuros para guardar ropa, un espejo en el ropero - ya construido - y una gran vista a la calle donde entraría una perfecta luz.

— Bien, eso es todo – sonreí satisfecho con mi trabajo y Gajeel se hecho al suelo.

— Te odio – lanzó con odio puro.

— Sé que estás enamorado de mi desde hace mucho tiempo, no tienes que ocultarlo mas – cerré la puerta del cuarto y camine al mío, justo enfrente.

—No seas idiota flamitas – mire a Gajeel esperando un insulto o incluso un golpee, pero eso no llego.

Toque la perrilla de mi recamara girándola para entrar, cuando la voz de Gajeel me paro.

— Si Lucy y tu llegan a tener algo, no quiero que nos involucres a la enana y a mi – Su mirada no dejaba la mía — Esta relación me agrada, así que, cuida bien de Lucy.

Se levanto del suelo y camino a su lugar favorito, o eso imaginaba, la cocina.

Escuche los gabinetes abrirse y cerrarse una y otra vez, el refrigerador y por ultimo el microondas, estaba acertado.

Entre a mi habitación y me eche en la cama tomándome un descanso, cerré los ojos y me sentí completamente agotado.

— No lastimaría a una chica, Gajeel idiota – susurre para mí mismo.

Tal ves una siesta no me hará daño, al final trabaje el fin de semana.

****

Mi cabello era un remolino de cabellos desordenados en un solo moño y mis ropas eran las más cómodas de todo mi guardarropa, el desempacar en una semana y volver a empacar en tres días todo era lo peor que me había sucedido desde que llegue

Recordaba que hace solo una semana todo lo que esta ahora en mi maravillosa - y vieja ahora - habitación estaba en cajones y ahora iba de regreso a las maletas. Lo odiaba.

Mi ordenado cuarto estaba dividido a la mitad con »cosas importantes que se usarán antes de mudarme« entre otras cajas de cartón. Mis cosas sencillas como: ropa de frío, libros y perfumes estaban en una de las tantas - pocas en verdad - cajas que me había conseguido Levy en una tarde.

— Lu – toco la puerta — Gajeel llegará en cualquier momento, ¿segura que no quieres ir? – arrugue mis labios y negué.

— No, tengo mucho que hacer – metí bruscamente mi ropa en una caja y odie el mundo.

— Esta bien, los chicos dijieron que Natsu se había quedado dormido y no había alcanzó a arreglarse para salir – un ruido proveniente de la puerta me hizo voltear y por la línea inferior de la puerta pide divisar su sombra — Y dijieron que... – su voz bajó hasta ser un simple susurro que no escuche. ¿Estaba de broma? Por qué yo no.

— ¡No te escuche! – me levante rápidamente para abrir la puerta. Al segundo se puso recta; iba a preguntar qué había dicho pero el timbre sonó interrumpiendo. Genial.

— Ya llegaron – su rostro se lleno de alivio y una sonrisa se dibujo en su rostro.

— Pues baja y diviértete – dije a punto sosteniendo la puerta con mi mano; cuando iba a cerrar la puerta de vuelta ella me jalo del brazo.

— Tienes que saludar – trate de pararla pero fue imposible para cuando pestañee ya estaba en la entrada y los chicos me miraban divertidos.

— No iré con ustedes así que... – levante los hombros restándole importancia a sus miradas.

— Esta bien, te trajimos compañía – mencionó Gray, apuntando a un soñoriento Natsu.

— Y el porque... – comencé a cuestionar con los dientes apretados pero simplemente lo aventaron hacia dentro de la casa.

— Larga historia – Gajeel se rasco la nuca mientras Natsu caminaba hacia el sillón. Todos levantaron sus manos en despedida y cerraron la puerta dejándome sola, con él.

— Gracias chicos – chasquee la lengua y mire el cuerpo de mi próximo compañero de casa.

Esto no es nada divertido.

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L  &  A
Yusa.

Amor a un escenario; naluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora