Jamás me había detenido a pensar en la vida y la muerte, sólo sabía que un día estábamos y al otro podríamos no estar.

Desde muy joven había sabido que no quería las cosas habituales, ya saben, casarse, tener hijos, un trabajo de oficina, era curiosa y me gustaba conocer y descubrir lados, así que nada más cumplir la mayoría de edad, conseguía algún trabajo en los lugares donde iba como mochilera y así sobreviví durante cinco años.

Pero hubo algo que cambio mi vida por completo, recuerdo que viajaba por alguna ciudad de Estados Unidos cuando me tope con una chica que se veía extraña, como decirlo, no se sentía humana, quizás no tenga sentido pero siempre he tenido alguna clase de don para lo paranormal, aunque era extraño porque podía ver que se sonrojaba y todo, así que muerta, no estaba.

- Perdona, ¿sabes cómo llegar aquí? ‒me había detenido a preguntar con mapa en mano.

- Sí, es cerca de dónde vamos, ¿quieres acompañarnos? ‒lo veo señalar a un chico, era alto, cabello negro y piel un poco oscura, era atractivo.

- Se los agradecería mucho, creo que tengo un rato perdida ‒quizás no era buena idea ir con dos extraños, pero lejos de esa sensación, no sentía peligro.

- Por cierto, soy Renesmee Cullen, y él Jacob Black ‒miro al chico, parecía concentrado.

- Soy Cala Gelais ‒ella me dedica una bonita sonrisa.

- Tenemos todo, ¿nos vamos? ‒el chico se acerca, parecía ser una persona amable.

- Jake, ella es Cala, le daremos un aventón ya que vamos para el mismo lado, ¿verdad que no hay problema? ‒era claro que ese chico estaba enamoradísimo de ella, eso era otra cosa que no podía entender, me sentía desapegada y desconectada de todas esas emociones, quizás la rara era yo, quién sabe.

- No, claro que no ‒señala la camioneta, estaba bastante cerca, asiento y los sigo en silencio.

Subimos a la camioneta y pronto comenzamos a movernos, la chica hablaba sin parar, era muy alegre y él estaba encantado de oírla hablar.

- ¿Te vas a quedar mucho tiempo? ‒supongo que la pregunta se debía a mi falta de equipaje.

- No, sólo voy de paso, me gusta viajar de mochilera, me recomendaron este lugar y por eso voy ‒ella asiente.

- Sé que te va a gustar, es muy bello, Jake vivía ahí ‒miro con sorpresa al chico.

- Sólo ten cuidado con los osos ‒lo había dicho de una manera que me pareció que no hablaba de ellos, decido ignorar esa sensación, igual sí era eso y yo me estaba montando una película por nada.

- Claro, gracias ‒digo lo más amable posible.

- Quizás puedas venir a cenar con nosotros, me pareces una chica agradable ‒me encojo de hombros, eso me ahorraría una comida.

- Si no es molestia, con gusto ‒no sentía que me fueran a matar o algo así, mi intuición nunca me había fallado, así que, esperaba no fuera la primera vez.

- No, ninguna ‒su sonrisa era demasiado brillante o quizás yo era muy amargada, quien sabe.

Tras unos minutos más llegamos a una casa rustica, al menos por fuera lo era, porque por dentro era bastante moderna. Miro todo con atención, sin duda tenían dinero, al menos ella si parecía tenerlo y no quería sonar clasista ni nada parecido, sólo esa impresión me daba.

Miro la fotografía de una pareja, sin duda eran parientes, ¿quizás la mujer era su hermana? Se parecían, aunque también al hombre, lo que sería absurdo ya que no podrían ser sus padres, eran demasiado jóvenes, casi eran de la edad, pero en fin, cosas extrañas pasan todo el tiempo.

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