𝐄.𝐂.𝐁 || 𝒔𝒆𝒚𝒆𝒐𝒍

⚠️07⚠️

SEHUN

No había manera de que me perdiera la estúpida reunión del lunes por la mañana en la oficina central, por la única razón de ver la cara de ChanYeol. Quería sonreírle todo el tiempo, solo nosotros dos sabíamos lo que le había hecho, cómo lo había dejado el sábado por la noche.

Había sido el sexo más caliente de mi vida.

No me había corrido dos veces seguidas desde que tenía diecisiete años.

Pero maldita sea, él me hacía sentir algo.

Tal vez me había hecho encontrar un fetiche; tal vez eso de odio-follar era mi perversión. Ciertamente él sabía lo bueno que podía ser y tenía que admitir que estaba de acuerdo.

Nunca había tenido relaciones sexuales sin protección, así que eso también era nuevo. Y tan increíblemente bueno. Nunca había experimentado nada parecido a lo que viví con él.

Salir de su apartamento, sabiendo que él era un desastre tembloroso en el sofá con dos de mis corridas dentro de él, como si fuera su dueño… Jesucristo. Eso fue lo más caliente que jamás haya vivido.

Y la forma en que sonrió cuando le dije que podía esperar lo mismo el miércoles por la noche…

Así que, sí, discúlpame por ser un poco engreído. Pero iba a asistir a esta reunión de pérdida de tiempo sólo para que el puto Park ChanYeol recordara quién era el dueño de su culo.

Para que supiera que yo era su dueño.

Llegó unos minutos tarde a la reunión, pero entró corriendo, disculpándose y ocupando su lugar al frente de la sala.

—Gracias por esperar —dijo poniendo su iPad sobre la mesa.

Miró alrededor de la habitación, su mirada se posó en mí durante un momento demasiado largo y luego en la siguiente persona.

Sí. Sabía quién era su dueño.

Y maldita sea si mi polla no quiso volver a intentarlo.

Cristo. Piensa en otra cosa. No te pongas duro aquí. Porque entonces ¿quién era dueño de quién?

Maldita sea.

—La semana pasada me sugirieron que tal vez sería más apropiado un desayuno de trabajo —comenzó ChanYeol —. Así que he hecho arreglos para que se sirva café recién hecho, rollitos de huevo y beicon, ese tipo de comida, en la sala de descanso cuando hayamos terminado.

Todos se animaron de inmediato, los ánimos mejoraron y ChanYeol sonrió. No miró en mi dirección y probablemente fue mejor. Habría odiado que él viera la conmoción en mi cara.

Porque estaría condenado. De hecho, hizo lo que le sugerí.

—Estoy abierto a cualquier otra idea —añadió—. Sobre la eficiencia y cómo podríamos emplear mejor nuestro tiempo. No duden en verme cuando hayamos terminado. —Dio una palmada y señaló el tablero inteligente—. Está bien, sé que están todos ocupados, así que comencemos…

Esa reunión comenzó y se terminó en veinte minutos.

Hombre, odiaba que él realmente me escuchara. Odiaba que implementara algo tan fácilmente sólo porque le había dicho que necesitaba hacerlo mejor. Odiaba que pudiera agilizar una reunión para que en realidad no fuera una mierda.

Lo que más odiaba era que lo odiaba un poco menos.

Lo que no odiaba era cómo llenaba esos pantalones de traje y cómo esa camisa blanca con botones estaba confeccionada como una maldita obra de arte. Odiaba su cabello perfecto y odiaba su cara bonita.