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Lando Norris no podía creer cómo había llegado a este punto. Había pasado de ser un chico que no entendía nada de música pop a convertirse en fanático de Taylor Swift, todo por culpa de su mejor amiga, Juliet.
Conseguir entradas para el Eras Tour en Londres había sido toda una odisea, y sin pensarlo, Lando había decidido acompañarte. Ahora estaba ahí, rodeado de miles de fans emocionadas, pero lo único que le importaba eras vos. Habías estado bailando y cantando a todo pulmón desde que empezó el show, y él no podía dejar de mirarte.
Por supuesto, vos no te dabas cuenta. Lando había estado tirándote indirectas desde hacía meses, incluso años. Piropos sutiles, comentarios picantes, gestos que cualquiera interpretaría como algo más que amistad. Pero vos, en tu mundo, siempre tomabas eso como una broma. "Lando siendo Lando", solías decir, y eso lo frustraba más de lo que él jamás admitiría.
Mientras "Lover" sonaba en el aire, algo hizo clic en su mente. Estaba harto de las indirectas. Estaba cansado de los "y si" y los "tal vez". Estaba harto de esperar. Vos estabas allí, bailando a su lado, y todo lo que quería era decirte de una vez lo que sentía. Si no lo hacía ahora, en medio de un show de Taylor Swift, rodeado de miles de personas, probablemente nunca lo haría.
Tomó aire, y antes de que pudiera pensarlo demasiado, se inclinó hacia vos, tratando de hacerse escuchar por encima de la música.
-¡Juliet, tengo que decirte algo! -gritó, un poco más fuerte de lo que pensaba.
Te diste vuelta hacia él, con una sonrisa enorme. El escenario iluminaba tu rostro, y Lando sintió que el corazón le daba un vuelco. Siempre lo hacía cuando lo mirabas así, pero esta vez era diferente. Esta vez, iba a soltarte todo.
-¡¿Qué?! -gritaste de vuelta, riendo, sin dejar de moverte al ritmo de la música.
Lando se acercó más, poniéndose justo frente a vos, lo suficientemente cerca como para que no tuvieras que gritar.
-¡No es un chistd! ¡De verdad necesito decirte algo! -repitió, esta vez mirándote directamente a los ojos.
Eso te hizo frenar. La expresión de Lando no era la que normalmente usaba cuando te hacía chistes o te tiraba algún comentario gracioso. Había algo serio, urgente, en su mirada. Bajaste los brazos y te acercaste un poco más para escucharlo.
-¿Qué pasa? -preguntaste, con una mezcla de curiosidad y preocupación.
Lando respiró hondo. No podía echarse atrás ahora. Era el momento.
-Hace meses que trato de decirte esto -comenzó, su voz un poco temblorosa, aunque la música y el ambiente lo hacían sentir menos vulnerable-. Te he tirado indirectas, chistes, todo tipo de señales, pero parece que no las captás. Así que voy a ser directo esta vez.
Te quedaste mirándolo, el corazón latiéndote un poco más rápido, aunque no sabías por qué.
-¿Lando, de qué estás hablando? -preguntaste, sin tener idea de lo que estaba por decir.
Él respiró hondo, sus ojos nunca apartándose de los tuyos.
-Estoy enamorado de vos -dijo, sin rodeos-. No como amigos. Estoy completamente, totalmente enamorado de vos. Y no puedo seguir fingiendo que no lo estoy. Cada vez que te miro, cada vez que te hablo, es imposible no sentirlo. Y lo único que quiero es que lo sepas.
Te quedaste en shock. Era como si todo el ruido a tu alrededor hubiera desaparecido, como si la música se hubiera apagado por un momento. Las palabras de Lando flotaban en el aire entre los dos, y vos no sabías qué decir.
-¿Qué... qué estás diciendo? -lograste murmurar, aunque por dentro sentías que el mundo se había dado vuelta.
Lando sonrió, pero no con burla, sino con una sinceridad que nunca le habías visto antes.
-Lo que escuchaste -dijo, mirándote con los ojos llenos de una mezcla de miedo y esperanza-. Estoy enamorado de vos. Y no sé qué más hacer para que te des cuenta.
Tus pensamientos corrían a mil por hora. ¿Lando? ¿Tu mejor amigo Lando? ¿Enamorado de vos? Repasaste mentalmente cada conversación, cada momento juntos. ¿Cómo no te habías dado cuenta? Cada broma, cada piropo, cada gesto... Todo cobraba sentido de repente.
-¿Por qué no me lo dijiste antes? -preguntaste, con la voz temblorosa, tratando de procesar todo lo que acababa de pasar.
-Te lo estuve diciendo todo el tiempo, pero vos no lo veías -dijo él, riendo suavemente, aunque había un toque de tristeza en su voz-. Supongo que tenía que ser más claro.
Te quedaste mirándolo, sin saber qué hacer. Taylor Swift seguía cantando en el fondo, pero nada de eso importaba ahora. Todo lo que importaba era el chico parado frente a vos, que acababa de confesar lo que sentía.
-Lando, yo... -empezaste a decir, pero no sabías cómo seguir. Habías estado tan ciega todo este tiempo.
-No tenés que decir nada ahora -interrumpió él rápidamente, levantando una mano-. Solo quería que lo supieras. No puedo seguir escondiéndolo.
Te mordiste el labio, sintiendo el peso de la situación. Era tu mejor amigo, el chico con el que habías compartido tantos momentos, y ahora te estaba diciendo que sentía algo más. Pero, por alguna razón, en lugar de sentirte abrumada o incómoda, te diste cuenta de algo.
-Yo... no me había dado cuenta -dijiste finalmente, dando un paso más hacia él-. Pero ahora que lo decís, tiene sentido. Y... tal vez yo también sienta lo mismo.
Lando la miró, sorprendido, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.
-¿En serio? -preguntó, sin poder contener la esperanza en su voz.
Asentiste, con una pequeña sonrisa que empezó a formarse en tus labios.
-Sí, en serio. Solo que... necesitaba que me lo dijeras así -respondíste.
Lando soltó una risa, esta vez de alivio. Se acercó más, hasta que prácticamente no había espacio entre los dos.
-Bueno, me alegra que Taylor me haya dado el empujón que necesitaba -dijo, con esa sonrisa que tanto te gustaba.
Y, bajo las luces del show, mientras miles de fans seguían cantando alrededor, Lando te abrazó, finalmente sintiendo que todas las piezas encajaban.
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