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Sergio tenía 7 años cuando su padre omega le enseñó a bailar, para los omegas era importante aprender esta danza tradicional, La Balada de ángeles, ya que cuando llegara el momento correcto ellos deberían realizarlo junto al alfa que los escogió. El pequeño Sergio siempre veía a sus padres realizarla en su aniversario y él era feliz viéndolos deseando que algún día llegará su momento.
Cuando Sergio tenía 16 años perdió a su padre omega, al poco tiempo su padre alfa enfermó por la pérdida y al poco tiempo murió, quedando huérfano de ambos padres y quedando bajo custodia del estado. Sergio que había vivido toda su vida frente a las costas mexicanas miraba el mar con tristeza, apretando en su mano la joya que se le había otorgado al cumplir los 18 años y la cual debía entregarle a su alfa pidiendo su protección.
El programa de unión entre alfas y omegas había tenido un porcentaje de satisfacción del 99%, el cual se encargaba de enviar tanto a omegas como alfas a instituciones calificados donde desarrollarían una profesión y al mismo tiempo tiempo encontrarán una pareja, este sistema funcionaba al azar y tanto la clase alta como la baja podría ser participe de esta, haciendo que más personas tengan la oportunidad de encontrar una mejor calidad de vida.
Sergio había sido escogido para ir al instituto de Mónaco, uno de los más prestigiosos del mundo según los rankings, el omega no sabía si estaba emocionado o nervioso pero dentro de él agradecía tener la oportunidad de ir a ese prestigioso lugar. Antes de viajar fue a visitar al mar ya que este había sido su consuelo tras la pérdida de sus padres.
—Ya no vendré a visitarte en un tiempo, estoy por hacer un viaje para encontrar un mejor futuro pero te prometo que cuando regrese lo haré junto a mi alfa y a mi cachorro, no se cuánto tarde pero lo haré.
Los padres del omega siempre le enseñaron a ser respetuoso con la naturaleza y más con el mar, Sergio miraba el atardecer y se preguntaba cuándo sería el día en que regresaría a su país, se sentía triste de dejarlo pero tan solo en pensar que cuando volviera lo haría junto a su alfa su dolor se apaciguaba.
Volvería ahí siendo otro.
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Las clases en Mónaco eran demasiado estrictas y aún le costaba adaptarse, Sergio había sido asignado al grupo #11 de su promoción siendo este conformado por siete alumnos incluyendo lo a él, lo cual era extraño debido a que los grupos siempre eran conformados por seis personas, tres omegas y tres alfas y en el caso del suyo, cuatro omegas y tres alfas, el error no pudo ser corregido y el número de integrantes se quedó como estaba.
