Capítulo 12.

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Jimin se quedó quieto por un momento, su mente trabajando a toda velocidad. No podía ser una coincidencia. ¿Por qué Seokjin lo habría guiado precisamente hasta el armario debajo de las escaleras? Había algo más detrás de sus acciones, algo que Seokjin no le había dicho. Había intentado ser casual, como si solo quisiera ocultarse por unos segundos para evitar ser encontrado, pero Jimin no podía sacudirse la sensación de que Seokjin sabía exactamente lo que hacía. Tal vez Seokjin no se había escondido allí por casualidad; tal vez, quería que él descubriera algo.

Empujado por esa sospecha, Jimin se arrodilló frente al armario, su mirada recorriendo las cajas y los objetos acumulados. Había algo en ese lugar, algo que no cuadraba. Empezó a mover las cajas con cuidado, revisando debajo de ellas, buscando alguna señal o pista que lo llevara a Minho. Sabía que si alguien conocía respuestas, ese alguien era Seokjin, pero hasta que no tuviera más información, tendría que seguir las migajas que lo llevaran a la verdad.

El polvo le picaba la garganta y el aire era denso, como si nadie hubiera abierto ese armario en años. El silencio del lugar solo hacía que cada crujido de las cajas y cada respiración suya resonaran más fuerte en sus oídos. Estaba tan absorto en la búsqueda que no notó cuando la puerta del armario, a sus espaldas, comenzó a cerrarse lentamente, casi imperceptiblemente al principio. Fue solo cuando el sonido seco del portazo resonó en el pequeño espacio que Jimin se sobresaltó, dándose vuelta de golpe. La puerta se había cerrado por completo, dejándolo atrapado en la oscuridad.

El corazón de Jimin latía con fuerza, pero se esforzó por mantener la calma. Tanteó en la oscuridad hasta que encontró una cuerda colgante en el techo. Con un tirón firme, encendió el foco amarillo que colgaba del techo, iluminando apenas el reducido espacio del armario. La luz era débil, pero suficiente para que Jimin pudiera continuar su búsqueda.

Con la tenue luz iluminando las cajas y los viejos objetos olvidados, sus ojos captaron algo que no había notado antes. Detrás de unos caños amarillos, en la pared del fondo, había un pequeño agujero. Al principio parecía insignificante, pero al acercarse más, Jimin lo observó con mayor detenimiento. No era solo un agujero en la pared por accidente; parecía tener un propósito, como si estuviera esperando que algo encajara allí.

 No era solo un agujero en la pared por accidente; parecía tener un propósito, como si estuviera esperando que algo encajara allí

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Jimin lo miró con creciente curiosidad. ¿Qué podía caber en un agujero tan pequeño? Fue entonces cuando recordó la manija dorada que había encontrado días antes, un objeto que, hasta ese momento, había pensado que no tenía mayor relevancia. Pero ahora, todo cobraba sentido.

Rápidamente, Jimin metió la mano en el bolsillo de su uniforme y sacó la manija. La sostuvo entre sus dedos, sintiendo el frío metal contra su piel. Su corazón comenzó a latir más rápido. Si la manija encajaba en ese agujero, significaría que estaba a punto de descubrir algo mucho más grande de lo que había imaginado.

Con manos temblorosas, colocó la manija en el agujero. Encajó perfectamente.

Por un instante, Jimin sintió una mezcla de asombro y terror. ¿Qué significaba esto? ¿Qué hacía una manija en medio de un armario debajo de las escaleras? Giró la manija lentamente, y al principio, nada sucedió. Pero después de un segundo intento, escuchó un suave clic, como si un mecanismo oculto se hubiera desbloqueado. Un escalofrío recorrió su espalda mientras jalaba la manija hacia él. Poco a poco, la pared se abrió, revelando una puerta oculta detrás del papel tapiz desgastado.

El Orfanato ➳ KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora