Capítulo 39: el hermanísimo. (Por fin nos conocemos.)
Me mira, entre divertido y confiado.
- Es lo mejor, hazme caso.
Y lo dice to serio el tío.
- ¿Estás loco?- protesto- ¿Quieres que me ase de calor?
Vuelvo al vestidor, dejando tiradas la camiseta de cuello alto y los vaqueros que me ha dado. Éste se pincha si se cree que en pleno agosto me voy a poner eso.
Cojo unos pantalones vaqueros cortos y una camiseta de tirantes negra y me lo pongo encima del bikini. Salgo y me sitúo frente a él con pose de modelo exagerada.
- ¿Qué tal?- pregunto cómicamente.
Alza la cabeza y me da un repaso visual exhaustivo.
- Totalmente inadecuada.
Me coloco totalmente recta, tensa, con los brazos cruzados y mirándole mosqueada.
- ¿Inadecuada?
Se levanta. Vale, ahora me siento la amiga del gnomo David a su lado.
- No para mí, encanto, ya lo sabes.- sonríe burlón.- Pero debo decir que tu atuendo es totalmente inadecuado para conocer a mi hermano.
Frunzo el cejo mientras coloca sus manos sobre mis hombros y me da una vuelta completa como si fuese su marioneta nueva.
- ¿Por qué? ¿Es un fraile franciscano o qué?
Saúl ríe sin dejar de observarme, sin embargo, yo estoy más pendiente de seguir el hilo de mi imaginación que de su escrutinio.
Me imagino a su hermano, poco más alto que él, con una reluciente coronilla bordeada de cabello negro y el cuerpo enfundado en una larga túnica marrón como hecha de saco de patatas que sólo deja ver unos finos tobillos y unos pies blancos embutidos en sendas sandalias de cuero desgastado.
Mmmmm… creo que he visto demasiadas pelis.
- Bueno, tendrá que valer, no hay tiempo.
¿Eh, eh, eh? Parpadeo un par de veces, confusa, para intentar volver a la realidad.
Saúl coge mi mano y tira de mí sin que pronuncie palabra hasta salir a la calle.
- ¿Me explicarás ahora a qué ha venido ese rollo?- inquiero.
Sin girarse hacia mí, se revuelve el cabello y contesta, más para sí mismo que para mis oídos.
- Voy a tener que estar vigilándolo.
Le doy un golpe en el brazo, molesta.
- Auch, princesa.- se queja, mirándome.- ¿Qué pasa?
- Explícate y deja de murmurar.
Se inclina hacia mí, dejándome totalmente atontada al poder observar cada pequeño detalle de su rostro, de líneas delicadas pero forma varonil, ojos grandes y luminosos de color aún identificable y sonrisa perfecta y divertida.
- Ya lo verás.- finaliza, presionando levemente mis labios con los suyos.- No seas impaciente, preciosa.
Sin decir nada más, sigue caminando, tirando de mí.
- Te cobraré uno a uno los besos en condiciones que no me has dado.
Se ríe, apretando más mi mano.
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La historia de mi penosa vida adolescente: Loretta.©
HumorLoretta es una adolescente de diecisiete años que vive con sus dos hermanos y su ocupado padre. Es una atípica niña rica y su vida transcurre sin problemas... hasta que un accidente de su mejor amigo, Rubén, y la casual aparición de un misterioso ve...