10

22 6 4
                                    

Jungkook | povs.

Me acosté, cerre los ojos y dejé que mis pensamientos se centraran en la mujer del bar. Recordé su sonrisa, su risa y su mirada.

—¿Quién eres? —me pregunté nuevamente, sonriendo para sí mismo.

La imagen de ella se fue desvaneciendo gradualmente, y luego de varios minutos me sumí en un sueño profundo.

Horas más tarde, el sonido del despertador me despertó de mí sueño. Me estiré para luego sentarme en la cama, mirando el reloj.

—Ya es hora. —dije para mí mismo.

Comencé a prepararme para mí viaje a Busan. Y mientras me vestía, no pude evitar recordar la conversación que tuve con mí padre y la tarea que tenía por delante. Estaba un poco ansioso, pero debía concentrarme. Cuando terminé, me dirigí hacía la habitación de mí hijo, Dohyun, para poder despedirme. Lo encontré aún dormido, me acerqué silenciosamente y le di un beso en la frente.

—Adiós, mi pequeño —susurré—. Papá volverá pronto.

Estuve un momento mirándolo. Después, fui hacia la sala, donde YoonA estaba sentada, mirando la televisión.

—Me voy. —dije, sin mirarla.

—Cuidate, por favor. —respondió YoonA, con voz neutral. Yo solo asintió y salí de la casa.

Horas más tarde. Llegué una vez más a Busan y me dirigí directamente a la oficina. Mí lugar de trabajo se encontraba en el centro de la ciudad y la vista al mar era lo más lindo e impresionante.
Al entrar en la oficina, me encontré con mi asistente.

—Bienvenido, señor Jungkook —dijo, con una sonrisa en su rostro—. Le traeré los papeles que necesito que firme.

Asentí, sentándome en la silla. Tenía mucho sueño, pero no podía darme el lujo de dormir. Mí asistente tardó solo minutos para que me trajera los papeles.

—Por la tarde tiene una cita con el Señor Richardson de Brasil, para hablar sobre las inversiones que planeaba hacer aquí. —me informó mientras leía en su tableta.

—Esta bien... —peiné mí cabello— Y por favor —él me miró—. Ordene un café sin azúcar.

Hizo una reverencia y se retiró. Yo saqué un lapicero y comencé a firmar los papeles.
Solo pasaron unos minutos para que la puerta se abra. Por allí, entraba la mesera con mí café y mí compañero entraba por detrás.

—Pensé que tardarías en volver. —se sentó y siguió con la mirada a la mesera.

—Me necesitan por aquí. Gracias —le hablé a la mujer—. Al menos, eso es lo que dice mí padre.

—¿Por qué? —preguntó y levantó una ceja al ver cómo la mujer se retiraba de mí oficina.

—Creo que quiere mantenerme lejos de la empresa... —tomé el café y fruncí el ceño al sentir su sabor amargo.

—¿A ti?¿Lejos?¿Tu padre? —preguntó incrédulo, con ganas de reírse.

—Bueno, creo que su esposa quiere mantenerme lejos. Siempre estoy al pendiente de sus movimientos y bueno, tenerme aquí para ella es mejor.

—¿Y por qué no le dices a tu padre las sospechas?

—¿Realmente crees que mí padre me crea? —él asintió— Que ingenuo eres. Él está ciego, confía ciegamente en ella.

Él se impulso para que la silla gire.

—¡Dios! Siempre vienes amargado de Seúl.

Pensé en todo lo que estaba pasando, y era verdad, mí amargura se debía a aquella mujer y mí esposa. Tenía muchos deseos de mudarme a Busan, pero mí hijo me lo impedía, no podía estar tanto tiempo lejos de él.

liar man | j.jungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora