Betty Cooper es una joven universitaria con padres estrictos y una vida supuestamente perfecta y Jughead Jones es el chico callado y solitario que se enfrentará a muchas cosas sólo por ella. Pero... ¿Podrá su amor triunfar cuando todo está en su con...
—¿Por qué?— Preguntó Donna con diversión. —¿Te lastima que yo te diga la verdad que nadie más se atreve a decir?—
Betty se puso de pie y se retiró del salón de clases, llorando. —Con permiso...
—Maldicion...— Murmuró Jughead, poniéndose de pie y enfrentando a Donna. —¡¿Que demonios te pasa?!—
—Eres perra muerta Donna— La amenazó Verónica.
—Buenos días— Saludó el rector, entrando al salón de clases, serio. —Los que están de pie por favor tomen asiento y hagan silencio. ¿Que está pasando?—
—Donna tiene envidia, eso es lo que pasa— Contestó Verónica, molesta.
—Solo dije la verdad— Se defendió, encogiéndose de hombros.
—Me las vas a pagar— La amenazó Jughead, furioso.
—Silencio— Exigió el rector. —¿Saben qué pienso sobre su comportamiento? Me siento decepcionado porque pensé que tendrían un poco más de empatía. ¿Y saben que? A pesar de que la señorita Cooper está atravesando un embarazo, ninguno de ustedes ha logrado superarla y ya casi se están graduando. ¿Me equivoco profesor?—
—No señor— Negó el profesor.
Weatherbee asintió, mirando al profesor y luego a los alumnos. —Y si me entero de que alguno de ustedes volvió a molestar a mi mejor estudiante, ordenaré la expulsión inmediata. Ya saben, profesor, siga con sus clases— Autorizó, retirándose.
Era un hecho. Betty tenía todo el respaldo de la rectoría porque se lo había ganado todos estos años en la carrera.
Pero con las hormonas del embarazo y más sensible que nunca, las palabras de Donna le afectaron, lo que la llevó a encerrarse en su oficina del Azul y Oro para llorar.
—Nena...— La llamó Jughead, tocando la puerta. —¿Estás ahí preciosa?—
Betty sollozó. —Vete... Estoy bien...
Jughead suspiró y abrió la puerta, encontrándola en el piso, llorando. —Nena... ¿Qué ocurre? ¿De verdad dejarás que Donna te afecte o simplemente son las hormonas?—
—No lo sé...— Contestó, limpiándose las lágrimas.
—Betty... ¿Estás aquí?— Preguntó Verónica, entrando a la oficina y acercándose a su mejor amiga. —Betty debiste haber visto eso—
Betty alzó una ceja. —¿Ver qué?—
—Betty... El rector puso a Donna en su lugar— Avisó Kevin, entrando a la oficina. —Y dijo que si alguien se atrevía a meterse contigo lo expulsaría—
—¿De verdad Weatherbee hizo eso?— Preguntó Betty, incrédula.
—Pero claro— Aseguró Jughead, tomando la mano de su novia y ayudándola a ponerse de pie. —Ademas... Dijo que nadie podría superarte, eres la mejor de ésta universidad—
—Oye...— La llamó Reggie, acercándose. —Ya nos encargamos de la insoportable. Vuelve, no te preocupes, estamos contigo—
Betty sonrió y salió de aquella oficina para volver a tomar las clases. Sus amigos le daban un apoyo que en esos momentos era muy escencial.
Cuando las clases terminaron, Jughead debía irse a trabajar y Betty debía ir a su cita con la obstetra. Por lo tanto, Gladys y JB quisieron llevarla ellas mismas.
—Trataré de llegar a tiempo para ver al bebé amor— Dijo Jughead, tomando la mano de Betty y besándola. —Te amo—
—Y nosotros a ti Jug— Respondió Betty, abrazándolo.
—Hijo ya suéltala, ya nos vamos— Pidió Gladys desde adentro de su auto.
—¡Jughead déjala respirar!— Chilló JB desde el asiento trasero del auto de su madre, bajando la ventanilla.
—Silencio mocosa— Contestó Jughead con diversión, besando la mejilla de su novia y luego su vientre. —Papi va a ir a verte bebé. Pórtate bien—
Betty sonrió y luego se fue con su suegra mientras Jughead iba a supervisar la construcción en la que trabajaba.
Las citas prenatales solían ser algo extensas, pero la compañía siempre estaba. Después de los exámenes y controles de lugar, llegó el momento más esperado.
El momento de ver al bebé y escuchar su corazón.
—Ahí está— Dijo la doctora, señalando la pantalla mientras pasaba el aparato sobre el vientre de la rubia. —Es un saludable o una saludable bebé de diecinueve meses de gestación—
Definitivamente ya tenía la forma de un pequeño ser humano casi completa. Era una ecografía 3D y por lo tanto el o la bebé se veía muy claro.
—Estoy viendo su carita...— Murmuró Betty con los ojos cristalizados, mirando la imagen.
—Será muy lindo o linda— Aseguró JB, grabando con su celular.
—Hola familia— Saludó Fp, entrando a la habitación y mirando la imagen en la pantalla, fascinado. —Llegué justo a tiempo—
—Mira querido, nuestro nieto o nieta ha crecido mucho— Admitió Gladys con una sonrisa.
—¿Jughead no dijo que iba a venir?— Preguntó JB.
—Si, eso dijo— Admitió Betty, soltando un suspiro. —Pero empiezo a creer que..
—Hola hola, llegó el papá de éste bebé— Presumió el ojiazul, entrando a la habitación y deteniéndose a mirar la pantalla con una sonrisa. —Que enorme—
—Se está moviendo...— Murmuró Betty, contenta.
—Si, eso hace— Aseguró la doctora, aún pasando el aparato sobre el vientre de la ojiverde.
—Jughead vuelve a hablar— Pidió JB.
—Hola bebé, es papá— Lo saludó Jughead. —¿Me escuchas?—
—Se sigue moviendo— Avisó Betty, contenta. —Mi amor... Te gusta escuchar a papi—
El bebé hacía movimientos y se veían claramente en la ecografía. Los futuros padres, abuelos y tia no cabían de lo contentos y orgullosos que estaban por el nuevo ser que venía en camino.
—Este bebé está muy sano, buen trabajo papás— Admitió la doctora. —¿Listos para saber su sexo?—
No, el sexo del bebé no fue revelado en el consultorio de la obstetra. El sexo del bebé iba a ser revelado en la casa de los Jones, en una pequeña fiesta que Betty y Jughead quisieron armar solo con sus amigos más cercanos.
Todos los amigos de los futuros padres estaban presentes y por supuesto los Jones lo estaban para presenciar la revelación de género del bebé. La casa estaba decorada con globos blancos, todos estaban vestidos de blanco y habían broches de corazones azules y rosas.
Azul para los que pensaban que era niño y rosa para los que pensaban que era niña.
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