Capítulo 10: Historia de dos pistas, Parte 2

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Nota preliminar: En este capítulo algunos personajes hablan en francés, pero debido a que el autor no tiene fluidez en dicha lengua (y tampoco el traductor), el diálogo en francés será colocado en cursiva y entre corchetes para conveniencia de los lectores. Un detallito que se me escapó mencionar en capítulos anteriores, es que el autor decidió que la mamá de Hitohito es de ascendencia francesa en esta historia, lo cual es su explicación de por qué tiene un nombre occidental en lugar de japonés. Ahora sí, sigamos adelante con la historia.


27 de septiembre, 7:09 PM

Clínica Hickfield – Sala de espera

Shouko, Najimi y Trucy siguieron al Detective Fulbright a través de las puertas corredizas automáticas que llevaban a la sala de espera de la Clínica Hickfield. La sala de espera contenía varias filas de sillas de cuero sintético, que estaban mayormente vacías salvo por algunos pocos individuos esperando a que los llamaran. Había una enfermera detrás del escritorio de la recepción, manteniendo un ojo en el área de espera y lista para saludar a cualquiera que se le aproximase. Los únicos otros individuos notables en el área eran un hombre intentando rehabilitación con un par de muletas, y una colegiala con un parche en el ojo que se paseaba mientras jugaba con su teléfono inteligente.

En cuanto puso un pie en la sala de espera, Shouko empezó a temblar con ansiedad. Estaba muy nerviosa ante el prospecto de ver a Yamai, pero también se sentía muy intranquila en los hospitales en general. Le recordaban un verano cuando sufrió un terrible accidente que la dejó confinada a la cama por un mes entero. Los alrededores le traían memorias de sentirse muy adolorida durante incontables horas, mirando el mismo escenario día tras día, y la única compañía que tenía eran los doctores y enfermeras que le resultaban algo espeluznantes a diferentes niveles. El único consuelo que tuvo durante ese tiempo fue cuando la visitaban sus padres o su hermano menor, lo que ayudaba a romper la monotonía del personal médico tan inquietante.

– ¿Estás bien, Shouko? ¡Estás temblando como una hoja! – le dijo Najimi, notando que Shouko se estaba aferrando más de cerca a sus amigos de lo usual. Shouko negó con la cabeza como respuesta.

[No me gustan los hospitales.] Escribió en su libreta, todavía temblando.

– ¡No te preocupes! ¡Estaremos aquí contigo todo el tiempo! – le aseguró Trucy poniéndole el brazo en los hombros a Shouko.

– ¡Sí, te mantendremos a salvo! – añadió Najimi, implicando que harían lo que fuera para mantenerla a salvo de lo que hubiera en el hospital, y las perversiones de Yamai.

Shouko apenas se sintió un poco más tranquila, pero no podía dejar de temblar. Adicionalmente, había estado empezando a tener pensamientos sospechosos sobre Yamai luego de escuchar a Najimi y Trucy discutir el caso durante el viaje aquí, mientras le ayudaban a escribir algunas preguntas para hacerle. Podía entender el desagrado de Yamai hacia Hitohito, y aunque había prometido que nunca más le haría daño, no podía sacudirse de encima la sensación de que todo este incidente era un plan muy elaborado de Yamai para incriminar a Hitohito, y de esa forma deshacerse de él sin hacerle daño directamente.

Se esforzó lo mejor que pudo para apartar ese pensamiento; lo último que quería hacer era dudar de sus amigos. Además, aunque no se gustaran uno a la otra, por lo menos eran capaces de llevarse civilizadamente, ¿verdad?

– ¡Polly!

Shouko se vio interrumpida de su reflexión cuando Trucy llamó a alguien que estaba sentado en el área de espera. La figura respondió dejando de lado la revista que estaba leyendo y levantándose de su asiento. De inmediato se dio la vuelta y caminó hacia el grupo, y Shouko reconoció al individuo como Apollo Justice.

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