Becky Armstrong es la imagen de la dulzura y la inocencia, trabajando en la biblioteca de su padre, pero esconde un oscuro secreto del que del que nadie sospecha. Freen Sarocha, una agente del FBI, ha dedicado su vida a atrapar criminales, y el caso...
Después de haber recibido la llamada, eché a correr como una furia, mientras Tom me seguía de cerca.
:- Freen, no puedes ir a esa mansión, es muy peligroso - dijo Tom, tratando de alcanzarme.
:- ¿No escuchaste? ¡Esa demente tiene a mi hijo! - grité mientras entraba en el auto y encendía el motor.
:- Vamos a la estación, podemos detenerla -insistió Tom, intentando razonar conmigo.
:- ¡No, Tom! Ni se te ocurra. Es capaz de asesinar a Bryan. No digas nada, ni tú ni Madelyn. Es una orden - le dije firmemente. Tom me miró en silencio, sabiendo que no podría detenerme.
Arranqué el auto y me dirigí directamente a la casa de Charlotte. Era una mansión enorme, como salida de una pesadilla, oscura. Ya me estaban esperando. Tres hombres vestidos de negro, todos armados, me escoltaron hasta una gran sala que parecía un castillo embrujado.
:- Freen —sonrió Charlotte, acercándose hacia mí, como si nada fuera fuera de lo común. Intentó abrazarme, pero la empujé bruscamente.
:- ¿Dónde diablos está mi hijo? ¿Estás demente? ¿Crees que esto es un maldito juego? - grité, furiosa. Ella sonrió con calma, sacando su celular del bolsillo.
:- Está a salvo... por ahora - dijo, mientras me mostraba un video. Mis manos temblaron al ver la pantalla.
En el video, Bryan estaba en una habitación blanca, acostado en una esquina. Un hombre encapuchado se acercaba lentamente con una navaja, pasando la hoja afilada cerca del rostro de mi pequeño. Mis ojos se abrieron de par en par, el miedo mezclado con una ira que apenas podía controlar.
:- ¿Dónde está? - le grité, tomando su brazo con fuerza. Antes de que pudiera reaccionar, uno de sus hombres me empujó violentamente, derribándome al suelo.
:- ¡No la toques! - ordenó Charlotte con un tono helado, mirando al hombre que me había atacado. Él se estremeció, bajando la cabeza en señal de disculpa.
:- Lo siento, jefa - dijo el hombre, pero fue demasiado tarde.
Charlotte sacó rápidamente una pistola de su bolso y, sin pensarlo dos veces, le disparó en la cabeza. El sonido del disparo resonó por toda la sala, y el cuerpo del hombre cayó a mi lado, con los ojos aún abiertos, vacíos.
Me quedé en shock, inmóvil, mirando el cuerpo del hombre en el suelo, luego volví mi mirada hacia Charlotte, quien sonreía como si acabara de hacer algo insignificante, como si no acabara de asesinar a sangre fría. El aire en la habitación se sentía pesado, sofocante, y mis pensamientos se desbordaban.
:- Levántate - ordenó con una calma aterradora.
Me levanté lentamente del suelo, mis ojos siguiendo cada uno de sus movimientos. Ella se acercó con el arma aún en su mano, sus tacones resonando en el silencio que había dejado el disparo. Mi corazón latía tan rápido que sentía que explotaría.
:- Eso mismo le va a pasar a tu bebé si no haces todo lo que yo te diga - susurró, mientras pasaba la fría punta de la pistola por mi mejilla, rozando mi piel. Me quedé inmóvil, paralizada por el terror, incapaz de formular palabra alguna.
No podía creer lo que estaba pasando.
Esta mujer... Charlotte... no solo estaba loca.
Era una asesina.
Una sádica sin ningún rastro de humanidad.
No podía arriesgarme a poner en peligro a mi hijo.
Haría lo que fuera por Bryan. Lo que fuera.
Me quedé en silencio, sintiendo cómo la rabia crecía en mi interior mientras ella seguía sonriendo, deleitándose en mi impotencia.
:- ¿Aceptas el trato? - preguntó suavemente, como si estuviera ofreciendo algo trivial. En su mano, levantó un pequeño muñeco con un botón rojo en el centro - Solo tengo que presionar este botón - dijo, con su tono casual - Y el guardaespaldas de tu hijo recibirá la señal. Le disparará justo aquí - añadió, presionando su dedo en mi sien, simulando el lugar donde la bala impactaría.
Apreté los puños, luchando por mantener la calma. La ira me consumía por dentro, pero no podía dejar que me controlara. No tenía salida. Estaba atrapada.
Era hacer lo que ella quería... o Bryan...
Maldita sea.
:- ¿Aceptas ser mi novia? - preguntó finalmente, con una sonrisa perversa que se extendía por su rostro.
Mi corazón se detuvo por un segundo.
No, no quería.
Nunca.
No con ella.
Pero la vi mover su dedo hacia el botón del muñeco, amenazante, y supe que no tenía opción.
El miedo por mi hijo me dominó.
:- ¡Sí, sí quiero ser tu novia! - dije rápidamente, desesperada. La sonrisa en su rostro se amplió, complacida.
:- Muy bien, amor... - susurró, acercándose aún más, invadiendo mi espacio personal - De ahora en adelante, vas a vivir aquí conmigo, en esta casa, y vas a ser mi sumisa - añadió, lamiéndose el labio inferior de manera provocativa.
Mi estómago se revolvió. La repulsión y la ira se mezclaron en mi interior, pero no pude hacer nada. Mi única prioridad era Bryan. Tenía que protegerlo a cualquier costo.
Maldita Charlotte.
Me tenía atrapada, manipulada, obligada a obedecer sus retorcidas órdenes.
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"No me importa cuánto me humille, lo haré todo por ti, Brayan." Att: FB
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