25. Dulce venganza

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—Hola padre — susurro Izuku con una voz melosa pero no era como aquella que le hablas a alguien con dulzura, había malicia en sus palabras — ¿Qué se siente que hayamos invertido posiciones?

Izuku se acercó lentamente a su padre, su mirada era fría, un contraste inquietante con la tormenta de emociones que había sentido antes.

—¿Qué... qué piensas hacer? —gruñó Hisashi, intentando mantener la compostura, aunque el miedo era evidente en sus facciones

Izuku no respondió de inmediato, sostenía los objetos que Katsuki le había entregado, observando ambos artefactos, como si estuviera decidiendo cuál sería más apropiado. Katsuki, estaba a unos pasos detrás de él, lo observaba en silencio, dándole el espacio que necesitaba, pero sin quitarle los ojos de encima, estaba listo para intervenir si algo salía mal, pero sabía que este era el momento de Izuku.

—Lo único que sé, Hisashi, es que no mereces una muerte rápida, eso es solo para aquellos que se la han ganado y me temó que tu no te lo has ganado — Los ojos de Izuku veian rojos en ese momento, tenía una mueca que le podía causar terror a cualquiera que lo viera, pero a Katsuki eso parecía calentarlo.

Izuku se giró para ver al Alfa — ¿Puedes sostenerle los pies de alguna forma? No quiero que se mueva — le pidió con unos ojos de cachorro.

Katsuki estaba complacido por el comportamiento de su omega, sin decirle nada se acercó a Hisashi con un par de cuerdas que le habían traído el equipo de Eijiro, utilizó la grúa para acercarlo a una estructura, donde a pesar de que pataleaba y se retorcía, Hisashi no pudo evitar que el alfa lo amarrara firmemente, los gritos del protesta del hombre resonaron por todo el lugar, pero tanto Katsuki como Izuku lo ignoraron, simplemente observó a su omega, cuando terminó lo que él le había pedido.

—Listo, mi amor — le dijo Katsuki, con una sonrisa — No se moverá ni un milímetro

Izuku observó a su padre encadenado, indefenso, y su sonrisa se ensanchó, habia soñado con eso durante tantos años, y por fin la oportunidad la tenía en sus manos.

Una idea loca se cruzó por la cabeza del omega, se puso a unos metros de distancia de su padre, donde tenía una muy buena vista de él.

—Kacchan —hablo con dulzura estirando su mano, llamando al cenizo.

Katsuki se sorprendió por el apodo infantil que uso en él, jamás le había dicho de otra forma más que alfa idiota, la mayor parte del tiempo, pero aun así se acercó y acepto gustoso la mano de su omega.

Cuando estuvo frente a él, Izuku pasó sus manos alrededor de su cuello —Bésame — ordenó.

Katsuki no era quien, para desobedecer una orden de ese hermoso y empoderado omega, lo que él pidiera él lo tendría, así que, sin dudarlo, se inclinó hacia adelante para capturar sus labios, en un apasionado beso, donde Katsuki saboreo cada parte de sus labios, su lengua y su boca, el calor recorrió el cuerpo de ambos, el alfa tomó por la cintura al omega para profundizar más ese glorioso beso.

La sangre de Hisashi comenzó a hervir, intentó moverse sin mucho éxito, pero soltó un fuerte grito que hizo que la pareja se separara del beso, pero no del abrazo.

—¡Maldito! — gritó a tal punto que sintió un ardor en su garganta — ¡Izuku es mío! ¡Te mataré por atreverte a tocar lo que me pertenece!

Izuku soltó una fuerte carcajada, antes de separarse del alfa, tomo su Colt Python y sin dudar apretó del gatillo justo a la altura de la rodilla derecha, Hisashi gritó de dolor.

—Hisashi, creo que aún no has entendido tu lugar, ¿cierto? — comento mientras se acercaba a él — Yo no te pertenezco a ti ni a nadie, yo decido por mí mismo — le susurro mientras que con la daga le hacía un corte profundo en la rodilla izquierda y otro grito de dolor se escuchó.

Sombras del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora