Capítulo 22: secretos.
Jimin había tenido un día particularmente agitado, el cansancio de la semana y las noches sin dormir se habían acumulado sobre sus hombros. Recordó, de pronto, que Yena necesitaba llevar frutas al jardín para su taller de cocina y se maldijo a sí mismo por haberlo olvidado. Sin pensarlo dos veces, se dispuso a salir, agarrando las llaves, y prometiéndose que sería rápido.
El supermercado no estaba muy concurrido a esa hora, pero aún así, Jimin se apresuró por los pasillos, revisando su lista mentalmente. Bananas, manzanas, fresas… todo iba bien hasta que se dio cuenta de que le faltaban los arándanos. Sus ojos recorrieron las estanterías con desesperación, sintiendo la presión del tiempo en su pecho. Movió productos de un lado a otro, buscando sin éxito, hasta que un brazo se estiró a su lado, acercándole una caja de arándanos.
—¿Buscas esto?—La voz era familiar, demasiado familiar, y antes de que Jimin pudiera girar para agradecer, sintió el frío recorrer su espina dorsal. Seungri. Allí estaba, sonriendo con esa sonrisa que tantas pesadillas le había causado, sus ojos brillando con esa malicia que Jimin conocía demasiado bien. El corazón de Jimin comenzó a latir con fuerza, su respiración se volvió errática, y por un momento, todo lo que pudo hacer fue quedarse congelado, incapaz de moverse.
—Es bueno verte de nuevo— comentó, su voz como un suave zumbido que envolvía a Jimin. —Pero me gustaría hablar en privado.
—No tengo nada que decirte— respondió Jimin, tratando de que su voz sonara firme, aunque estaba temblando por dentro. Dio un paso atrás, dispuesto a alejarse, pero Seungri no se lo permitió. Sus dedos se cerraron sobre la muñeca de Jimin con una fuerza que no coincidía con la calma de su voz.
—Creo que deberías reconsiderar— La sonrisa de Seungri desapareció, y su mirada se volvió fría, sin rastro de amabilidad. —Porque sería una lástima que algo le pasara a Yena… o a Jihoo. —La amenaza cayó como un martillo en el estómago de Jimin, dejando un nudo de terror que le robó el aliento. Sin pensarlo, asintió, sus manos temblorosas aferrándose a la caja de arándanos como si fuera su única ancla a la realidad. Sintió las miradas ocasionales de otros compradores que pasaban por el pasillo, completamente ajenos al calvario que él estaba viviendo en ese instante. En su mente, repetía una y otra vez: "Por favor, que alguien se dé cuenta. Que alguien me ayude."
Pero nadie lo hizo.
Sin más palabras, Seungri lo condujo fuera del supermercado, su mano posada en la parte baja de la espalda de Jimin, como si fueran viejos amigos. A cada paso que daban, el aire se volvía más espeso, el miedo se convertía en una sombra que seguía a Jimin, envolviéndolo y susurrándole que no había escapatoria. Afuera los esperaba un vehículo de lujo que destacaba en el estacionamiento. Jimin, en shock, se dejó llevar, su mente buscando desesperadamente una salida, una forma de escapar. Pero cada vez que pensaba en correr, la imagen de Yena y Jihoo aparecía en su mente, y se quedaba inmóvil, aterrorizado por lo que Seungri podría hacerles si se negaba.
El viaje fue silencioso, la tensión entre ellos palpable. Jimin miraba por la ventana, sus manos sudorosas apretando el borde de su camisa, buscando en su mente alguna forma de salir de esa situación. Pero Seungri conducía con calma, su mirada fija en la carretera, como si no tuviera ninguna prisa.
Llegaron a un edificio discreto, uno que no estaba muy alejado del supermercado, pero lo suficientemente apartado como para que Jimin se sintiera aislado y atrapado. El ascensor subió lentamente, y Jimin sentía que cada piso era un paso más cerca de un abismo del que no sabía si podría escapar. Su cuerpo estaba temblando, y aunque intentaba mantener la calma, la desesperación estaba comenzando a superarlo.
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I LOVE YOU, BOY | YOONMIN
Фанфик📌Omegaverse: Yoongi alfa | Jimin omega 📌 🔞 📌Lactancia masculina