PRÓLOGO.

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Ronnie 🦋

¿En qué estaba pensando?

Venir sola a un lugar como este era un terrible idea. Me oprimía el pecho de pensar en las cosas que me podrían pasar, pero no tenía de otra.

Veo el callejón con desconfianza, tomo con fuerza la sombrilla que se sostiene sobre mi cabeza, las gotas de lluvia son agresivas por eso es que antes de que el clima empeore entró en el sitio. El olor a podrido abunda y revuelve mi estómago, no dejo de mirar a todos lados pero solo hay oscuridad y bolsas de basuras. Estoy acelerada, mi pecho sube y baja sin control, a pesar de ello tomo mi móvil del bolsillo y envío un mensaje.

Antes de que pueda darle enviar siento como una mano enguantada rodea mi boca, mi espalda choca contra el peso de alguien y me remuevo como un gusano intentando liberarme pero me han aprisionado de brazos también, el móvil y la sombrilla cae al suelo. No dejo de moverme, pero quien me sostiene es mucho más que yo, es un hombre, lo sé por la forma de sus gruesos musculos qué se presionan contra mi cuerpo para mantenerme inmóvil. Escucho el crujir de la pantalla de mi teléfono cuando alguien lo pisotea, doy un respingo y entonces le veo la cara, no sé ni quién es ni porque me hace esto, pero mi pecho duele y pierdo fuerza.

Paso saliva con dificultad.

—¿Y el dinero?  —Cuestiona, enojado mientras rebusca en mi bolsillo, de un arrebato saca el fajo de billetes —Bien.

—Ya sabes, ni una palabra de esto a nadie —murmura una voz masculina. Suelto un quejido apenas me suelta y se deshace de mi cuerpo tirándome a un rincón.

Estoy empapada por la lluvia y el sudor que provoca el miedo. Cierto los ojos con fuerza mientras tiemblo arrinconada, no los veo irse. Me arrastro hasta tomar las sombrilla y mi teléfono que ya no sirve para nada, el vidrio molido por la fuerza de la pisada se desmorona en el suelo.

Ya no vale nada. Ahorre mucho tiempo por ese aparato. Debo trabajar muy duro para conseguir dinero y simplemente desaparece.

Dios mío. Soy una asco de persona. Me he dejado intimidar mucho tiempo por estos sujetos, ya va casi un año desde que empezaron a pedirme dinero constantemente. Y no sé qué hacer, tengo miedo de que puedan hacerme algo mucho peor de lo que ya me hacen.

Derrotada, regreso a casa. Con los bolsillos vacíos y totalmente mojada. Busco mis llaves pero sin alcanzar a insertarla en la cerradura logro oír la risa de Leo, el novio de mi madre. Eso sí es peor, me disgusta verle, hablar con él o que esté abrazando a mi madre.

Sin mas remedio entro a casa. Mamá y Leo están en el sofá, ella está sentada en sus piernas y  él juguetea con su cabello rubio platinado.

Mi madre no tarde en notar que los veo desde el recibidor y abriendo los ojos con exageración viene corriendo hacia mi.

—¿Ronnie, qué te pasó? —toma mi cara entre sus manos, están tibias y cálidas.

—Solo es lluvia —me encojo de hombros, no quiero restarle importancia pero tampoco voy a preocupar a mamá, digo, no cuando la está pasando tan bien con su noviecito —Hola, Leonard.

—Romina —asiente con la cabeza a modo de saludo.

Sé que no debo ser tan grosera con él. Vivimos en su casa, a sido muy bueno con mi hermano y conmigo, pero aún así no logra caerme bien. No quiero que nadie reemplace a mi padre.

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⏰ Última actualización: Oct 27 ⏰

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LEJOS DE SER COMO ELLOS - STEFANY C. ROJAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora