Capítulo 45. Reacciones.

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El día siguiente al fin llegó, me levanté antes de que sonara mi alarma, tenía muchísima ansiedad. Eran a penas las 7:30 de la mañana, fui a buscar la ropa que me pondría, me cambié super rápido intentando hacer el menor ruido posible. Ian todavía dormía al igual que los demás. Me puse lo siguiente:

Bajé las escaleras cuando el uber ya estaba llegando, saqué mi botella de agua de la heladera, agarré las llaves y salí sin hacer ruido

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Bajé las escaleras cuando el uber ya estaba llegando, saqué mi botella de agua de la heladera, agarré las llaves y salí sin hacer ruido. Cuando estuve en la vereda, mi cuerpo se relajó, me sentía no sé, como cuando en una película alguien se escapa de los malos o algo así, con la diferencia que yo me escapaba por una buena causa.

Subí al Uber y después de un rato llegamos a la clínica, me anuncié en donde la secretaría y me senté a esperar mi turno, me temblaba el cuerpo de los nervios, quería entrar ahí y que me dijeran que mi bebé está bien y que está creciendo sanito y muy fuerte. Pero, tenía que esperar mi turno, obviamente.

Hace mucho tiempo dejé de morder mis uñas cuando estaba nerviosa, pero hoy volví a hacerlo, tenía hechas las uñas con semipermanente, casi me lastimé cuando iba arrancando partecitas de la pintura, una manicurista me mataría si me viera haciéndolo. 

Una mujer con una chaqueta blanca salió del consultorio y me llamo.— ___.—  habló con una sonrisa, yo me levante levemente la salude y ella hizo lo mismo, me sonrió y me hizo pasar, mis manos temblaban, tenía muchísimo miedo.

—Bueno, a ver, recostate ahí y vamos a ver que anda pasando por aquí. — dijo sonriente.

A penas había luz en la habitación, el sonido del aparato de ecografías inundaba la habitación, la doctora volvió a hablar.

—¿Estás nerviosa?— preguntó.

—Bastante.— dije en un murmullo. Ella sonrió.

—Tranquila, vamos a ver como está. El gel puede ser un poquito frío pero tranquila.— dijo para luego poner un poco de gel sobre mi vientre. Me estremecí ante lo frío que estaba, la doctora apoyó el transductor en mi vientre buscando algo allí. 

—¿Todo bien? — pregunté preocupada.

—Sí tranquila, ahí está, todavía es muy chiquito.— dijo sonriendo.

Al ver esa pequeña manchita en la pantalla que era mi bebé, no sabía si llorar, reír, saltar de alegría... una lágrima se escapó de mi mejilla.

—Y... ¿está bien?— pregunté temiendo la respuesta.

—Por lo que veo sí, está excelente, todavía no se escuchan sus latidos, pero dentro de dos semanas podrás escucharlo, estás de 4 semanas o sea un mes recién.— explicó la doctora.

—Es muy chiquito. — susurré.

—Así es, queres que te imprima le eco imagino.— preguntó con una sonrisa.

Desenfocada. (Ian Lucas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora