A sea without water, a compass without direction ⪼ SunSun

10. Dulce

Todavía era de noche cuando Sunoo se despertó. Estaba acostado sobre su espalda, Sunghoon estaba junto a él y tenía el brazo colgando de la cintura de Sunoo, y la cara presionada contra su hombro.

Los eventos de esa misma noche no tardaron nada en volver a Sunoo y lo primero que recordó fue el periódico. Luego la pelea con Sunghoon, ¿Fue incluso una pelea? Lo cual fue seguido por el recuerdo del próximo celo de Jake.

Sunoo agarró con cuidado el brazo de Sunghoon, lo levantó lo suficiente para poder salir de la cama antes de bajarlo gentilmente de nuevo. Todavía se sentía un poco inestable, el alcohol aún no estaba completamente fuera de su sistema. Palpando todo, Sunoo se las arregló para llegar a la mesa sin tropezar con nada. El periódico todavía estaba ahí, y el título todavía era el mismo.

No podía creerlo. Su padre lo había dado por muerto. ¿Era tan insignificante para su padre, para que éste pretendiera que Sunoo estaba muerto, cuando sabía claramente que todavía estaba vivo, tal vez incluso luchando por su vida? Todo en general, hacía que Sunoo se sintiera que no valía nada, saber que le importaba así de poco a su propia sangre. Esto le recordó a su madre y a sus hermanas, haciéndole preguntarse si ellas sabían la verdad sobre su bienestar. Sus hermanas probablemente pensaban que él estaba muerto, pero su madre... Sunoo no estaba seguro. Se sentía mal por su familia. Sus hermanas lo adoraban, él lo sabía sin importar lo egocéntrico que sonara. La noticia debió ser fuerte para ellas– no, no la noticia, sino la mentira. Esto era una mentira. Él no estaba muerto.

Aunque, tal vez, de alguna manera, sí lo estaba. Su identidad sin duda estaba muerta. Sunghoon le explicaba a menudo que él no tenía permitido presentarse con su verdadero apellido. Era solo Sunoo y un apellido cualquiera cuando era absolutamente necesario.

Sunoo Kim ya había muerto, su padre solo lo hizo oficial.

¿Cuándo exactamente había comenzado a llorar? Sunoo no estaba seguro. Estaba en algún momento entre leer el titular del periódico y hundirse sobre sus rodillas y recostarse contra una de las sillas. Lo que sí sabía, es que lloró durante mucho tiempo. Se quedó sentado ahí por lo que parecieron horas, pero podrían haber sido simples minutos. Realmente no importaba de todos modos.

Después de un momento, se escucharon unos ruidos en la cama. Sunoo no dejó de llorar.

—¿Sunoo? —una voz ronca y adormilada susurró. Sunoo solo sollozó más fuerte. Hubo un suspiro, algunos ruidos de las sábanas y luego pisadas que se acercaban más y más a cada segundo que pasaba.

Luego Sunghoon se agachó frente a Sunoo, antes de caer de sus rodillas por completo.

—¿Qué pasa? —preguntó, su tono de voz era gentil y cálida. Seguía hablando silenciosamente.

Sunoo no respondió.

—Sunoo, tienes que decirme qué pasa, no puedo ayudarte si no me dices. —Sunghoon dijo, estiró su mano y la puso sobre el brazo de Sunoo. Sunoo solo sacudió la cabeza, casi como un niño.— Mírame, amor. —Sunghoon dijo y Sunoo finalmente hizo lo que le dijo, levantó su cabeza y se encontró con la mirada de Sunghoon la cual estaba llena de preocupación.— Háblame.

—Mi padre... —Sunoo murmuró.— A él solo... le importo tan poco.

Sunghoon suspiró suavemente, no en molestia sino en compasión.

—Lo sé. —dijo.— Lo que hizo es indescriptible. Es poco honorable y cobarde.

Pero no era eso. Este era el hombre que crió a Sunoo, que le enseñó las cosas que sabía hoy, pero que ahora se había deshecho de él con más facilidad con la que lo había traído al mundo.