Barranquilla y la espera

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Sofia

El 12 de octubre comenzó con una mezcla de calor y brisa en Barranquilla. Después del viaje desde Medellín, me sentía emocionada por estar aquí otra vez. Esta ciudad siempre ha tenido una energía especial, especialmente cuando se trata de fútbol. Había algo en la atmósfera que hacía que cada rincón pareciera vibrar con la pasión de la gente.

Richard y yo llegamos al hotel temprano en la mañana. Mientras él se iba a las reuniones y entrenamientos previos al partido, yo decidí aprovechar el día para relajarme un poco y explorar. Desde el día anterior, mi curiosidad estaba en su punto más alto. ¿Qué sería lo que Richard tenía para mí? No me había dado ni una sola pista desde que mencionó la sorpresa en Medellín, y me estaba carcomiendo la intriga.

Después del desayuno, me dirigí a la piscina del hotel con mi libro en mano. Me senté bajo una sombrilla y dejé que el sol me calentara la piel mientras pasaba las páginas lentamente. La mente, sin embargo, no podía concentrarse del todo. Cada vez que miraba hacia el hotel, me preguntaba si Richard ya habría terminado sus cosas y si estaría libre para hablar. La idea de la sorpresa seguía dando vueltas en mi cabeza.

Un par de horas después, recibí un mensaje de él.

Richard: "Amor, ya estoy libre. ¿Te veo para almorzar?"

No tardé ni un segundo en responder.

Yo: "Claro, estoy en la piscina. Nos vemos en el restaurante en diez minutos."

Al llegar al restaurante, lo vi sentado en una mesa junto a una ventana que daba al mar. El sol iluminaba su rostro, y al verlo allí esperándome, me sentí afortunada de tenerlo en mi vida. Me acerqué con una sonrisa, y él se levantó para darme un beso.

"¿Cómo te fue en el entrenamiento?" le pregunté mientras me sentaba frente a él.

"Bien, estamos listos. Aunque, no voy a mentir, el partido contra Chile va a ser duro," respondió, su tono mostraba una mezcla de confianza y preocupación.

"Sé que lo darás todo," le dije, tratando de animarlo. "Y yo voy a estar allí, apoyándote como siempre."

Él sonrió y me tomó la mano. "Eso significa mucho para mí, Sofi. Más de lo que crees."

Nos trajeron la comida y pasamos el almuerzo hablando de cualquier cosa menos fútbol. Queríamos distraernos, reírnos, y disfrutar el momento. Sin embargo, no pude evitar soltar la pregunta que había estado en mi mente todo el día.

"Entonces, Richard... ¿Cuándo piensas darme la famosa sorpresa?" dije, mirándolo con ojos curiosos.

Él soltó una carcajada. "Sabía que no podías aguantar mucho más," dijo, sacudiendo la cabeza. "Será después del partido, te lo prometo. Solo ten un poco más de paciencia."

Lo miré, fingiendo estar ofendida. "¿Por qué tanto misterio? ¿Estás seguro de que no es algo pequeño y que solo estás tratando de crear expectativa?"

Él sonrió de lado, ese gesto que me volvía loca. "Confía en mí, vale la pena la espera. Quiero que sea especial."

Después del almuerzo, regresamos al hotel. Richard tenía una última sesión de estiramientos con el equipo, y yo me quedé en la habitación, pensando en lo que me esperaba al día siguiente. Decidí grabar un breve video para mis seguidores en Instagram. Me gusta compartir algunos momentos del viaje, aunque siempre trato de mantener ciertas cosas en privado, especialmente cuando se trata de Richard y yo.

"Hola, chicos," dije en el video, sonriendo a la cámara. "Aquí en Barranquilla, preparándonos para el gran partido de mañana. Ya saben que siempre estoy aquí apoyando a Richard y al equipo. ¡Vamos, Colombia!"

El día pasó volando, y antes de darme cuenta, la noche había caído sobre la ciudad. Barranquilla brillaba con luces y el sonido lejano de música y risas. Richard llegó a la habitación un poco más tarde, cansado pero con ese brillo en los ojos que tanto me gusta.

"¿Lista para mañana?" me preguntó mientras se quitaba los zapatos.

"As always," respondí con una sonrisa, acercándome para darle un beso en la mejilla. "¿Y tú? ¿Estás listo para darme mi sorpresa?"

Él se rió. "Sofi, si sigues así, no me vas a dejar dormir esta noche."

Nos recostamos en la cama, y mientras veíamos un capítulo de Chepe Fortuna, me hizo un par de cariñitos en el cabello. Me sentía en casa, sin importar en qué lugar del mundo estuviéramos. A pesar de la expectativa, la emoción, y hasta un poquito de nervios, estaba segura de algo: no importaba lo que pasara en el partido, yo siempre estaría a su lado.

Si tú supieras |Richard Rios|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora