¡Por favor, déjenme en paz!... (41)

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Vivo, bajo la atadura de dos sombras,

me persiguen, me atormentan, me destruyen,

me hieren, me calcinan, me corroen.


Vivo, bajo la ausencia de voluntad,

pues me la han quitado,

y se fue para no volver jamás.


En la noche me susurran, mientras mi mente corroen,

ya perdida la inocencia,

he abierto mis ojos para que lloren.


Durante el día mi alma calcinan,

cual calor en un desierto,

no me dan oportunidad, mientras mis sueños asesinan.


Es en la tarde que mi corazón hieren,

con recuerdos del pasado,

cual veneno que ingiero.


Mientras estoy en calma, mi ser destruyen,

pues controlan durante el día

aquello que en mi mente influye.


Cada memoria me atormenta, y siempre escogen bien,

cada nueva atadura se enrosca,

cual abeja ahogada en su miel.


¿Hasta cuándo me persiguen?

Si ya pronto me iré...

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