Capítulo 1

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──Sarah, no hace falta que sigas llevándome. ──Hablé, intentando que soltará mi mano aunque hasta este punto su agarre estaba apretado alrededor de mi muñeca.

──Ya casi llegamos a tu casa, solo sigue caminando ──respondió sin dejar de llevarme con ella──. No sabes si pudiste haber recibido algún daño diferente al físico.

Caminamos unos minutos más hasta que conseguí detenerme, zafándome de su agarre.

──Ya te dije que no tengo nada ──exclame, frotando mi mano libre alrededor de mi muñeca que estaba un poco lastimada──. Solo fue un susto momentáneo.

──¿Estás seguro?

Asentí, mirando fijamente a los ojos de Sarah, notando lo preocupada que estaba.

Me tomó unos dos minutos más intentando tranquilizarla, como si hubiera sido ella quien estuvo a punto de ser arrollada, pero al final pareció haberse tomado en serio mis palabaras.

──Entonces lo mejor será que regreses a tu casa ──me dijo con una sonrisa, aunque no sabía si era forzada o no──. No te preocupes por nada, me aseguraré de enviarte todo lo que necesites para estudiar.

Asentí mientras Sarah se despedía, tomando el camino de la izquierda mientras que yo seguía recto para seguir a mi casa.

Mientras seguía con mi camino pensaba en lo que había pasado, intentando recordar si debajo de la calle que estaba frente a la escuela había una alcantarilla que hubiera dejado de ser atendida ya que, por lo que recuerdo, todas las alcantarillas y drenajes recibían mantenimiento durante el invierno.

La forma en la que esa cosa levantó la tierra era bastante rara y más que fuera en el momento justo y en el último segundo.

Al estar tan absorto en mis pensamientos que ni siquiera me di cuenta de que ya había llegado a la calle que estaba frente a mi casa. Seguí caminando por la acera hasta la entrada. No estaba el auto de mis padres así que tendría tiempo para relajarme y pasar la tarde jugando un rato.

Entre a casa, cerrando la puerta detrás de mí mientras suspiraba, había sido el día más raro en toda la semana pero ahora sólo tenía que aguantar dos días más para iniciar la última semana de clases.

──Jonah, ya llegamos

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──Jonah, ya llegamos. ──Escuché la voz de mi madre junto al sonido de la puerta cerrándose.

──¿Cómo estuvo el trabajo? ──Pregunté mientras caminaba hacia la entrada para encontrarme con ellos, viéndolos dejar sus cosas en el perchero mientras iban hacia mí.

──Como siempre; algunos inconvenientes por aquí y por allá. ──Respondió mi padre mientras estiraba ambos brazos en el aire.

Seguí escuchando mientras ellos seguían hablando, pareciendo igual ─o quizá un poco más─ cansados que antes. Ambos trabajan para uno de los noticieros del Estado, por lo que muchas veces tienen que estar más de diez horas en el set.

𝗘𝗹𝗲𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼𝘀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora