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-Buenos días

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-Buenos días.- dijo al momento de sentarse. 

-Hola.- respondió algún adormilado, ya había terminado su desayuno. -Buen provecho, voy a subir a cambiarme. Si me permites…- se levantó de la mesa y subió las escaleras y Kim rodó los ojos mientras lo veía irse. 

Comió rápido y las mujeres recogieron la mesa. Él agradeció y se despidió de ellas, subió las escaleras y antes de entrar a su habitación escuchó la puerta de la habitación del otro lado del pasillo ser abierta. 

Sonrió y abrió su propia puerta, hizo una seña con su mano cuando ya sabía que la vista del mayor estaba en él para que se acercara y con una ligera sonrisa se acercó. 

Al estar ahí su camisa fue jalada con fuerza y pronto ya estaban ambos en la habitación, con la puerta cerrada.

-Buenos días.- susurró el pelinaranja contra sus labios antes de fundirlos en un beso. 

Chan acunó con sus manos la cintura de Seungmin, atreviéndose a colar sus manos por debajo de la camisa de este y hacer el contacto algo más íntimo. 

Sonrió cuando el menor jadeó y aprovechó para meter su lengua al beso. 

Kim la recibió gustoso y pasados unos minutos el beso dio fin, con ambos jadeantes.

-¿Vas a entrenar?- cuestionó y el mayor asintió a sus palabras aún sosteniendo su cintura. 

-Sí…- dijo mirando con ojos oscurecidos al alto. 

-No me veas así, me pongo a tu disposición total.- dijo besando su cuello en piquitos.

-Extraño que sea así…- admitió de manera suave, acariciando ahora con su mano la nuca del menor. 

-Siempre voy a ser tuyo, Banggie.- susurró sobre su piel y sintió un tirón en su parte baja cuando la otra mano del mayor apretó su culo con fuerza. 

-Necesito hacerte mío…- dijo y Kim sonrió.

-No deberías de ir a entrenar antes, cariño… ¿Huh?- cuestionó mordiendo sin demasiada fuerza su cuello. 

-No sé.- admitió simple, sentándose en la cama y posicionando el cuerpo del otro sobre él a horcajadas. -Deseo que me toques.- admitió en un susurro, él sonrió a sus palabras. 

-¿Cómo quieres que lo haga?- cuestionó sonriente, mordiendo sus labios porque sinceramente había extrañado el ser visto con esa mirada oscura y felina que portaban los oscuros orbes del musculoso hombre. 

-¿Necesitas que te diga qué hacer? Mi Minnie no necesitaba órdenes.- dijo divertido y el menor besó sus labios en un pico.

-Deja todo en mis manos entonces y… sólo déjate llevar, Banggie.- mencionó bajándose de su regazo y arrodillándose entre sus piernas. -¿Quieres que haga esto?- cuestionó mientras acariciaba su miembro sobre las ropas.

The secret revenge²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora