Sombras en el Corazón (Shinomitsu)

El Veneno del Desamor

(Mitsuri y Kanao, creyendo que habían logrado esquivar la aguja de Shinobu, respiraban con dificultad. La tensión en el aire era casi palpable. Sin embargo, lo que no habían notado era que la aguja no había caído al suelo como pensaban, sino que había rozado el pie de Mitsuri en el último instante, inyectando una pequeña dosis de veneno en su cuerpo. El efecto no fue inmediato, pero poco a poco comenzaba a sentirse.)

(Shinobu, aún de pie frente a ellas, observaba cómo Mitsuri empezaba a mostrar señales de debilidad. Sus labios se curvaron en una sonrisa triste, sabiendo que el veneno estaba haciendo su trabajo, aunque no lo había planeado de esa manera.)

Mitsuri (con el ceño fruncido, sintiendo un malestar repentino en su cuerpo): —K-Kanao... no me siento bien...

Kanao (preocupada, mirando a Mitsuri con ojos llenos de angustia): —¿Qué te pasa, Mitsuri? ¿Qué está ocurriendo?

(Mitsuri se tambaleó un poco, llevando la mano a su pie, donde sentía un dolor punzante. Al levantar su falda ligeramente, vio una pequeña mancha de sangre en su piel, justo donde la aguja de Shinobu la había alcanzado. Su respiración se aceleró mientras el veneno comenzaba a circular por su cuerpo.)

Mitsuri (con voz débil, jadeando): —La aguja... me alcanzó... Shinobu... ¡me envenenaste!

(Kanao, horrorizada, miró a Shinobu con furia, mientras esta última observaba la escena con una mezcla de arrepentimiento y dolor. No había querido que el veneno llegara a Mitsuri, pero ahora era demasiado tarde para retroceder.)

Kanao (gritando, acercándose a Shinobu con desesperación): —¡Tienes que salvarla, Shinobu! ¡Esto es tu culpa!

Shinobu (con voz rota, dando un paso atrás): —No quería que esto ocurriera... Mitsuri...

(Mitsuri cayó de rodillas al suelo, con su respiración volviéndose cada vez más errática. Su cuerpo comenzaba a debilitarse, y sentía cómo la vida se le escapaba lentamente. Kanao se arrodilló a su lado, sosteniéndola entre sus brazos mientras las lágrimas comenzaban a correr por su rostro.)

Kanao (llorando, mirando a Mitsuri con desesperación): —¡Aguanta, Mitsuri! ¡Por favor, no me dejes!

Mitsuri (con voz débil, tratando de mantener la calma): —Kanao... Shinobu es la única que puede salvarme...

(Kanao levantó la vista, mirando a Shinobu con desesperación. Shinobu, que había permanecido en silencio, finalmente dio un paso hacia adelante, con los ojos llenos de culpa. Sabía que tenía que actuar rápido, o perdería a Mitsuri para siempre.)

Shinobu (con voz temblorosa, acercándose lentamente): —Mitsuri... No puedo perderte así... Te salvaré, lo juro.

(Shinobu se arrodilló junto a Mitsuri y Kanao, sacando un frasco pequeño con un antídoto de su cinturón. Sus manos temblaban mientras lo abría. No podía evitar sentir la enorme carga de culpa por lo que había sucedido. Con cuidado, aplicó el antídoto directamente en la herida de Mitsuri, esperando que actuara lo suficientemente rápido.)

Mitsuri (cerrando los ojos, sintiendo cómo el dolor comenzaba a calmarse, pero aún con la sensación de debilidad en su cuerpo): —Shinobu...

Shinobu (con la voz quebrada, susurrando): —Lo siento, Mitsuri... No quería que esto terminara así.

(Kanao, aún sosteniendo a Mitsuri, observó cómo su hermana mayor luchaba por salvar a la mujer que ambas amaban. Aunque el veneno comenzaba a disiparse, el daño emocional ya estaba hecho.)

Mitsuri (con los ojos entreabiertos, mirando a ambas chicas con lágrimas silenciosas corriendo por sus mejillas): —Esto... no puede continuar así. Hemos llegado demasiado lejos.

Shinobu (con el rostro lleno de dolor y arrepentimiento): —Lo sé... pero no quiero perderte, Mitsuri. Haré lo que sea para arreglar esto.

(Mientras el veneno se disipaba lentamente en el cuerpo de Mitsuri, las tres mujeres se quedaron en silencio, cada una perdida en sus propios pensamientos. Sabían que su relación había cambiado para siempre, y que la confianza que una vez compartieron se había roto. Ahora, lo único que quedaba era la incertidumbre de lo que vendría a continuación.)