Kinn y Big paseaban por el parque, disfrutando del sol y la brisa fresca. La tensión entre ellos era palpable, pero ambos sabían que era hora de aclarar las cosas.
"Big, lo siento mucho", dijo Kinn, rompiendo el silencio. "No quería lastimarte."
Big sonrió tristemente. "No es tu culpa, Kinn. Yo siempre supe que no éramos compatibles. Creo que es mejor que sigamos siendo amigos, nada más."
Kinn asintió, sintiendo un alivio mixto con tristeza. "Estoy de acuerdo. Me gustaría que sigamos siendo amigos."
Mientras tanto, en la casa, Vegas lloraba desconsoladamente. Se arrepentía de haber tratado mal a Kinn y no haber intentado tener una buena relación con él desde el principio.
"¿Por qué no pude verlo antes?", se preguntaba, sollozando. "Ahora es demasiado tarde. Kinn ya no me va a dar otra oportunidad."
Con determinación, Vegas comenzó a empacar sus cosas. Llenó la maleta y llamó a su padre, Chan.
"Papá, tengo que irme", dijo, entre sollozos. "No puedo estar aquí más. Voy a mandarle el divorcio a Kinn y dejarlo en paz. Quiero que sea feliz con el chico que lo hace feliz."
Chan escuchó atentamente, preocupado por su hijo. "Está bien, hijo. Haz lo que crees que es mejor para ti. Pero recuerda que siempre estaré aquí para ti."
Vegas colgó el teléfono y miró la maleta llena. Era hora de dejar atrás el pasado y comenzar de nuevo.
Vegas llegó al aeropuerto, maleta en mano, listo para dejar atrás su pasado. Se dirigió al mostrador de facturación, entregó su pasaporte y obtuvo su tarjeta de embarque.
Mientras caminaba hacia la zona de seguridad, no pudo evitar pensar en Kinn. Se preguntó si había tomado la decisión correcta, si debió luchar más por su relación.
Al llegar a la puerta de embarque, Vegas se detuvo un momento, mirando hacia atrás. El dolor y la nostalgia lo invadieron, pero sabía que no podía volver atrás.
"Es hora de seguir adelante", se dijo a sí mismo, tomando una profunda respiración.
Se embarcó en el avión y encontró su asiento. Mientras el avión despegaba, Vegas miró por la ventana, viendo cómo la ciudad se alejaba.
"Adiós, Kinn", susurró, cerrando los ojos. "Que seas feliz."
El avión sobrevoló el océano, llevando a Vegas hacia un nuevo capítulo en su vida, hacia Corea, hacia un futuro incierto pero lleno de esperanza.
Kinn llegó a su casa, esperando encontrar a Vegas con el almuerzo listo, como siempre. Sin embargo, al entrar, se encontró con un silencio inusual.
"Vegas", llamó, pero no obtuvo respuesta.
Kinn se dirigió a la cocina, pensando que quizás Vegas estaba ocupado, pero tampoco estaba allí.
Comenzó a buscarlo por toda la casa, llamándolo, pero no hubo respuesta.
Intrigado, Kinn se dirigió al armario de la habitación, pensando que quizás Vegas estaba cambiando.
Al abrir la puerta, se encontró con un espacio vacío.
La ropa de Vegas había desaparecido.
Sobre la cama, había una pequeña carta.
Con manos temblorosas, Kinn la abrió y leyó:
"Querido Kinn,
Me he ido.
No puedo seguir así.
Necesito encontrar mi felicidad lejos de aquí.
Te deseo lo mejor.
Vegas"
Kinn se sintió como si hubiera recibido un golpe.
Se dejó caer en la cama, la carta en mano, y se quedó allí, en silencio.
Bueno personitas bellas,espero y les guste este nuevo capítulo de la historia