Capítulo 23 | Salida

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—Oye, tiene un gran territorio, eh. Me dijiste que es una comunidad, ¿No? Estoy viendo cosas nuevas, me gusta mucho. Entonces, ¿Lo estás cazando? —Ángel volteó a verlo por unos segundos y luego volvió la vista al camino.

—Lo estamos cazando, lo que es diferente.

—¿Y está enamorado de ustedes?

—No.

—¿Entonces cómo le harán? ¡Ya sé, ya sé! Van a secuestrarlo, ¿Verdad? ¡Yo te ayudo! Hay qué atrapar al chico. No lo dejaré escapar, te lo prometo.

—Oli, no vamos a secuestrar a nadie. Él está enamorado de otra persona, por eso estamos intentando ir de a poco para que se termine fijando en nosotros.

—Ah, claro. Bueno, ¿Y por qué no te luces con él?

—¿Lucirme? ¿Cómo sería eso?

—La verdad es que yo tampoco lo sé —Y soltó una risa —. No tengo pareja, ¿Qué puede esperarse? ¡Pero la idea de secuestrarlo sigue en pie! ¡Eh!

—Nadie va a secuestrarlo —Dijo el pequeño soltando una risa —. Ya hemos llegado, trata de ser lo más normal posible.

—¡Yo soy normal! Qué grosero.

Los dos bajaron de la camioneta y los hombres del Rott le dieron la bienvenida. Jules se acercó y lo llevó a la oficina. El Rott estaba sentado y se puso de pie apenas entró. Oliver sonrió, lo saludó y comenzó a ver todo a su alrededor como si estuviera fascinado por todo. Ángel se sentó frente al menor y este le miraba con una sonrisa en su rostro.

—Qué bueno que ha llegado.

—Estoy aquí como lo pediste. ¿Qué querías darme?

—Bueno, antes quiero decir que la vi y pensé en ustedes. Más específico, en ti y en la Bestia. No sé cómo lo vayas a tomar, pero... —Fue sacando de su cajón dos cajitas pequeñas iguales. Ángel las observó con una media sonrisa que no pudo borrar —Esto es para ambos.

—¿Qué es? —Preguntó Oliver de repente.  Ángel volteó a verlo —Ay, lo siento, ustedes sigan, sigan, yo estaré por aquí alejado, tratando de no interrumpir.

Ángel tomó una de las cajitas, levantó la mirada y luego fue abriéndola despacio hasta ver aquella piedra preciosa que lo dejó un poco con la boca entreabierta. Se quedó observándola por varios segundos que, no pudo evitar y luego volvió a mirar al Rott a los ojos, el cual estaba expectante ante su opinión ante lo que le ha dado.

—Que no diga nada me inquieta —Dijo con una risa nerviosa —. ¿No le gustó?

—Un rubí... Pues la verdad no sé muy bien cómo reaccionar ante el regalo. ¿También le darás un rubí a mi Bestia? —El Rott asintió y abrió la otra cajita para que vea que sí, y que son iguales —Okay, cuando dijiste que me darías algo, me imaginé de todo menos esto. ¿Cuál es la razón?

—Quizás por agradecimiento. Creo que su cuello se vería hermoso con una cadena con la piedra de un rubí. Ambos merecen portarla, así que espero que les guste.

La realidad es que pensaba que hasta podía entregarle un arma, una carta, una asociación para algún negocio turbio. ¿Pero un rubí? Ni siquiera pasó por su cabeza. Ángel sacó la cadena de la cajita y lo observó, pidiéndole que lo ayude a colocársela. El Rott se acercó con una sonrisa, ambos se miraron a los ojos y el pequeño en vez de darse la vuelta, se quedó de frente a él, poniéndolo un poco nervioso.

Se la colocó despacio y se quedaron así un par de segundos.

—Muchas gracias, cachorrito, me ha gustado. Es algo que no me esperaba. Y bueno, a mi Bestia le va a encantar y estoy seguro de que la usará y no se la quitará.

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