Capítulo 7 "Campo"

3 2 0
                                    

En los campos de Francia...

El sol brillaba como nunca antes, era un día y las flores habian sacado a relucir su hermosura, el ambiente era excelente para salir a cabalgar.

Una madre y su hijo decidieron que así lo harían y recorrieron todo el bello campo que los rodeaba.

Muy bien, Ryuujin, todos tus años de cabalgata se notan. - Le dijo la mujer. - Aprendí de la mejor. - Contestó el nombrado.

La conversación fluía mientras continuaba el galope de los caballos.

Te irá muy bien en equitación este año ¡Continúa así! - Animó la mayor. - Gracias, mamá, espero no decepcionarlas. - Contestó Ryuujin.

La mujer, Sylvie, elevo una ceja.

Nunca vas a decepcionarnos, hijo, ya sea que ganes o pierdas tus carreras. - Le dijo.

Ryuujin rió.

Ya se, solo bromeaba. - Contestó. - Por cierto, mami dijo que necesitaba que vayamos al pueblo a comprar pan. - Avisó.

Sylvie sonrió y asintió con la cabeza, Le parecía tan tierno tener un hijo que las ayudara tanto. Ajustó las riendas de su caballo para girar en dirección al pequeño pueblo.

Vamos entonces, no hay que hacer esperar a Nadine Y de paso tr juego una carrera. - Dijo y le guiño el ojo. - ¡Vamos! - Gritó con excesivo entusiasmo el menor.

Y dicho u hecho agitaron las riendas y ambos caballos salieron corriendo.

Ryuujin tomo una bocanada de aire fresco, para luego soltar un grito animado. Adoraba sentir el viento chocar contra su piel. Agitó más las riendas para ganar aquella carrera.

¡Te quedas atrás! - Canturreó.

Sylvie rió, ella era una excelente jinete desde una joven edad, pero disfrutaba dejar ganar a Ryuujin de vez en cuando.

Movió sus riendas para alcanzar a su pequeño adolescente.

¡Ya te voy alcanzando! - Gritó.

Finalmente, el joven se detuvo al llegar a la entrada del pueblo, se bajo del animal y se quedó a esperar a su madre.

Lo hiciste bien, Lily. - Le dijo a su yegua, acariciando su cabeza.

Sylvie llegó unos instantes después y bajo de su caballo.

Sí que amas a esa yegua. - Le dijo. - Sospecho que la amas más que a mi. - Bromeó, haciendo reír a su hijo. - Es que, es mi mejor amiga. - Explicó

Y ambos empezaron a caminar, tomando de la soga a sus caballos. Divisaron la pintoresca panadería adornada con lirios y una pared purpura llena de dibujos que parecían hechos por niños.

Ryuujin soltó un suspiro al estar en la puerta, ya olía a croissants frescos, preparados con mucha mantequilla.

¡Ya quiero probar esos croissants o algún pastel! - Dijo.

Sylvie rió.

Primero compremos el pan. - Le contestó.

El pueblo de los susurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora