2 | Diferentes caminos

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2018
(11 años)

— No me gusta que estéis tan triste — dice Pau mientras me pasa el balón.

— Neymar se ha ido al PSG y Oli se va el año que viene a jugar con las chicas. ¡Me quiero morir! — responde Lamine muy triste, hago mi mejor esfuerzo para no llorar.

— No entiendo porque tengo que jugar con chicas — me quejo frustrada, ya llevaba 5 años jugando en este equipo y a nadie le importaba que fuera una chica ¿por qué me tengo que cambiar justo ahora?

— Porque son categorías diferentes — dice Pau.

— Es muy injusto, mientras en el masculino sois millonarios y súper famosos, el femenino nadie lo ve, y no porque no seamos buenas, solo porque somos mujeres — me vuelvo a quejar.

— Ya pero Oli ... — empieza a responder Pau pero estoy tan molesta que le interrumpo.

— Bueno, sino quieres estar conmigo solo dilo, aquí los únicos tristes somos Lamine y yo.

— No digas eso Olivia, sabes que eres mi mejor amiga y no tenerte en el equipo para mí es lo peor, la vida es una mierda — responde Pau.

— Pues si, una mierda muy grande — respondo todavía molesta. — Además seguro que os olvidáis de mi — añado triste.

— No — responden los dos a la vez.

— Olivia no digas tonterías — dice Lamine.

— No son tonterías, es la verdad — digo sentándome en el suelo. — Seguro que triunfáis en el equipo y os hacéis súper famosos y yo terminaré dejando el fútbol porque me pondrán en un equipo de gente que recién empieza ahora a jugar a fútbol.

— Eso no va a pasar Oli, eres la mejor delantera de la liga, has ganado 3 premios pichichi, si alguien va a triunfar eres tú — me dice Lamine.

— Además, aunque no juguemos en el mismo equipo, jamás nos podríamos olvidar de ti, eres nuestra mejor amiga — añade Pau.

— ¿Pinky promise? — digo aguantado aún más fuerte mis ganas de llorar.

Los dos asienten con la cabeza, juntan su dedo meñique con el mío y me prometen que nunca nada va a cambiar nuestra amistad y que esta temporada, aunque sea la última jugando juntos, será la mejor.

2019
(12 años)

Llegó al entrenamiento acompañado de mi madre y de mis dos inseparables amigos Pau y Lamine, ellos me dicen que no tengo motivos para estar nerviosa, que soy la mejor, pero no puedo evitarlo.

— ¡Mira a esas las conozco! — digo al reconocer a Victoria y a Lucia, solíamos jugar contra su equipo cuando éramos pequeños en los entrenamientos.

— Lo ves Oli, esto no será tan malo — me dice Pau dándome ánimos.

Con una sonrisa entró al campo a buscar a mis nuevas compañeras. Resulta que hay chicas de muchos lugares y equipos diferentes, otras que recién empiezan y otras que ya han jugado aquí antes con los chicos. Como no somos suficientes han creado una categoría de dos años diferentes, por eso es que puedo jugar con niñas un año mayores que yo.

— ¿Tu eres Olivia verdad? — me pregunta la chica de pelo rizado, asiento a su pregunta. — Yo soy Victoria, pero aquí todos me llaman Vicky, ella es Lucia, pero como hay varias la llamamos Rayo porque es su segundo apellido y porque corre muy rápido.

— Encantada de conoceros oficialmente — digo refiriéndome a los años en los que hemos coincidido.

— Técnicamente nos conocimos oficialmente en tu boda — dice Lucia, digo Rayo, haciéndome reír y desbloqueando un bonito recuerdo.

— Qué divertido era todo en ese entonces — digo con nostalgia.

— Entendemos cómo te sientes, pasamos por lo mismo el año pasado, pero verás que aquí también encontrarás un buen equipo y motivación para seguir cumpliendo tu sueño — dice Vicky como si hubiera adivinado lo que se me pasaba por la cabeza.

Me pasó todo el entrenamiento cerca de ellas porque son las únicas a las que conozco y poco a poco gracias a ellas me voy integrando en el equipo.

Al finalizar el entrenamiento me doy cuenta de que ellas, los chicos y mi madre tenían razón, no es tan horrible como pensaba que sería, de hecho en muchos momentos me lo estaba pasando realmente bien.

El regate perfecto || Pau CubarsíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora