Después de un sueño profundo, Dogday despertó con la cara sonrojada al recordar el postre que había compartido la noche anterior con Catnap. De repente, se dio cuenta:
—¡Espera! ¡Catnap se quedó a dormir aquí! —exclamó, todavía ruborizado.
Torpe y apresurado, se levantó de la cama, buscando al felino. Salió de su habitación y se dirigió a la sala.
-¿Catnap? —llamó, pero no obtuvo respuesta—. ¿Será que... se fue sin despedirse?
Dogday, con una notoria tristeza, se dirigió a la cocina para preparar algo de comer y comenzar su rutina de trabajo. Al llegar, se encontró con una sorpresa: Catnap estaba cocinando el desayuno para ambos.
-¡Catnap! —dijo Dogday alegremente—. ¿Q-qué haces?
—Bueno, si voy a vivir en tu casa por un tiempo, debo hacer algo, ¿no crees? —respondió el felino, con una sonrisa tranquila.
Después de un agradable desayuno, los amigos de Dogday llegaron para comenzar la jornada de trabajo en la guardería.
—Oh, ya llegaron los demás —dijo Dogday, levantándose de la mesa para abrir la puerta—. ¡Buenos días, chicos!
—¡Hola, buenos días, Dogday... y Catnap! ¿C-cómo están? —preguntó Craftycorn, su voz temblorosa traicionando el nerviosismo que sentía al estar cerca de Catnap. El unicornio trataba disimuladamente de alejar a Dogday del felino morado.
—¡Estamos muy bien! Gracias por preguntar, Crafty —respondió Dogday con una sonrisa.
Después de ese incómodo momento, los Smilers Critters se dirigieron a la guardería para comenzar sus "Rutinas de Trabajo". Aunque su objetivo era hacer reír y pasar un buen rato con los niños, todos sabían que muchos de esos pequeños tendrían finales trágicos. Dogday, en particular, se veía atormentado por esos pensamientos, pero escondía su tristeza detrás de una hermosa sonrisa, la cual era como un sol brillante para los niños.
Sin embargo, el trato que recibían de los científicos no hacía más que empeorar la situación. Con el tiempo, Dogday empezó a perderse en su mente, distraído hasta que uno de sus compañeros lo llamó de vuelta a la realidad.
(horas mas tarde)
—¡Oye, Dogday! —gritó KickinChiken— ¡Vamos todos a la cafetería! ¿Vienes?
—¡Claro, ustedes adelántense! Ahora los alcanzo —respondió el perro, intentando mantener su energía positiva, aunque su mente estaba en otra parte.
Dogday comenzó a buscar a Catnap por todos lados.
-¿Catnap? Qué raro... él siempre está en el centro... —murmuraba el perro mientras recorría los pasillos. Tras un rato, lo encontré hablando con la señorita Delight.
—¡Catnap, por fin te encuentro! —dijo Dogday, sonriendo aliviado—. Hola señorita Delight
—Hola, día del perro. Bueno, chicos, me retiro. Tengo que entregar mi informe a los consejeros de Playcare —dijo Delight antes de marcharse con una sonrisa.
— ¿Qué sucede, Dogday? —preguntó Catnap, observando a su amigo con curiosidad.
—Oh, b-bueno... quería invitarte a la cafetería —respondió Dogday, un poco nervioso.
— ¿Otra vez? —dijo el gato morado, algo aburrido.
—S-sí, es que nosotros estamos acostumbrados a comer dulces todas las noches en la cafetería —explicó el perro, con una sonrisa que intentaba animar a su amigo.
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𝕄𝕀 𝔾ℝ𝔸ℕ ¿𝔸𝕄𝕀𝔾𝕆? {•--» CatNap x Dog Day «--•}
Romancelos cientificos de Playtime Co están cansados de lidiar con CatNap, y algunos, hartos de los Smiling critters así que idean un plan, uno muy arriesgado pero que según sus cálculos, funcionara... El Doctor Soya autoriza integrar a Catnap al grupo de...