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En el corazón de Seúl, había una biblioteca antigua y majestuosa que pocos conocían.

Era un refugio de tranquilidad en medio del bullicio de la ciudad. Jimin, un joven escritor, solía
pasar sus tardes allí, buscando inspiración entre las estanterías repletas de libros. Un día,
mientras buscaba una novela de un autor poco conocido, se topó con un joven alto y
delgado que sostenía el libro que él buscaba.

―Perdón, ¿estás buscando este libro? ―preguntó el joven, notando su interés.

―Sí, es uno de mis favoritos―respondió Jimin, un poco avergonzado―, no sabía que alguien más lo conociera.

―Soy Jungkook ―dijo él con una sonrisa, extendiendo el libro hacia Jimin―. Es raro
encontrar a alguien con tan buen gusto literario.

Desde ese momento, Jimin y Jungkook comenzaron a encontrarse regularmente en la
biblioteca.

Sus encuentros eran casuales, pero llenos de una energía especial. Discutían
sobre libros, compartían sus escritores favoritos y se recomendaban lecturas. Jimin admiraba la pasión de Jungkook por la fotografía, y Jungkook estaba fascinado por la
manera en que Jimin hablaba de la literatura.

Un día, Jimin encontró a Jungkook sentado en su rincón habitual, con una expresión de
frustración en su rostro.

―¿Todo bien? ―preguntó Jimin, sentándose a su lado.
Jungkook suspiró.

―Estoy trabajando en un proyecto fotográfico y necesito encontrar inspiración, pero siento
que me he quedado sin ideas.

Jimin sonrió, sacando un libro de su bolso.

―A veces, la inspiración viene de los lugares más inesperados.

Este libro me ha ayudado
muchas veces cuando me siento bloqueado.

Jungkook tomó el libro y lo hojeó, intrigado.

―Gracias, Jimin. Eres un gran amigo.
A medida que pasaban más tiempo juntos, la conexión entre Jimin y Jungkook se
profundizaba.

Compartían más que solo libros; hablaban de sus sueños, miedos y
esperanzas. Jungkook comenzó a llevar su cámara a la biblioteca, vaya que la inspiración sí
provenía de lugares inesperados, como los momentos espontáneos de Jimin leyendo o
escribiendo, Jungkook encontraba belleza en su concentración.

Una tarde, mientras la luz del sol se filtraba suavemente a través de las ventanas de la
biblioteca, Jimin notó que Jungkook lo miraba de manera diferente.

―¿Qué pasa? ―preguntó, sintiendo un cosquilleo en el estómago.

Jungkook se sonrojó, rascándose la nuca.
―Solo estaba pensando en cómo estos momentos contigo me han hecho ver las cosas de una manera nueva. Es como si todo se sintiera más... vivo.

Jimin sintió una oleada de mariposas revoloteando en su interior, ese sentimiento de
emoción y alegría que no sentía hace mucho.

―Yo también he sentido lo mismo ―admitió, con una sonrisa tímida.
Con el tiempo, su amistad se transformó en algo más profundo.

Una noche, mientras
caminaban juntos por las calles de Seúl después de cerrar la biblioteca, Jimin se detuvo y miró a Jungkook.

―Hay algo que quiero decirte ―comenzó, tomando una respiración profunda―: Desde que
te conocí, todo ha sido diferente. Siento algo por ti, algo más que amistad.
Jungkook lo miró con ojos brillantes, sonriendo. Había llegado el momento.

―Yo también, Jimin. Me has inspirado de maneras que no puedo explicar.
Se acercaron, sintiendo el calor del otro en la fría noche de Seúl.

Con un suave beso,
sellaron el comienzo de su relación, sabiendo que la magia que sentían, ese kilig que los
había unido, era algo especial y verdadero.

A partir de ese momento, Jimin y Jungkook continuaron visitando la biblioteca, pero ahora
como pareja.

Cada libro, cada conversación, cada foto capturada, estaba impregnada de su
amor y el kilig que habían encontrado juntos.

La biblioteca se convirtió en su lugar especial,un recordatorio constante de cómo un encuentro fortuito había cambiado sus vidas para
siempre.

Mariposas entre Estanterías Donde viven las historias. Descúbrelo ahora