Veneno y brujas
Pasaron algunas semanas desde que los chicos comenzaron a vivir en la ciudad de Ventoverde, adaptándose al lugar, ahora en el castillo justo en la parte trasera del jardín se encontraban Elisette y May, ambas sentadas en una mesa bajo la sombra de una sombrilla tomando un poco de té con galletas.
-Ultimamente estos dos no dejan de entrenar ¿Qué no entienden que estamos en un período de paz y no tienen que pelear ya? -decía la princesa suspirando, le dio una mordida a una de las galletas, pero enseguida sintió una revoltura en su estómago haciendo una arqueada.
-¿Estás bien? -le preguntó May preocupada.
-S-si si estoy bien -dijo algo mareada bebiendo su té-, últimamente he tenido algunos cólicos, no se porque, casi todo me da náuseas -decía algo asqueada alejando las galletas-, debería visitar a algún médico, esto es preocupante.
-Espero que no sea nada grave -dijo May bebiendo su té, pero se le votó al sentir un gran estruendo, con una cara de pocos amigos miró hacia lo más profundo del jardín donde se encontraban dos chicos peleando.
Eran Aegan y Lana que intercambiaban golpes por todo el lugar causando gran conmoción. En uno de esos la chica logró acercarse con sus ondas de aire y luego disparar una al rostro del chico, pero este lo esquivó en el último momento y agarró el rostro de Lana estampándola contra el suelo.
-Eso fue un buen ataque, eres muy rápida -le dijo el chico ayudándola a levantarse con una sonrisa.
-Aunque no parece suficiente, sigues esquivándolas -decía esta sujetando su cabeza algo mareada-, aún me falta algo, pero no sé con certeza qué -observó la palma de su mano sana.
-Algo en lo que me fijé es que al pelear disparas bastante aire, casi ni noto cuando lo absorbes -le dijo Aegan pensativo.
-Pues si, mis músculos han crecido y me permiten absorber y soltar más rápido, así es como me muevo tan bien -le dijo ladeando la cabeza.
-Interesante... recuerdo que cuando Lash mató al monstruo de tu lago lo alzaste y lo empujarte ¿También puedes adherirte a las cosas no? No he visto que lo hagas mucho -le preguntó curioso.
-Pues si, si absorbo aire cerca de un objeto se pegan a mi mano -le dijo mostrando como se adhería una piedra del suelo-, y tienes razón normalmente veo esto como algo inútil ¿Para qué querría quedarme pegada cuando mi fuerte es mi velocidad?
Mmmm -Aegan se quedó pensativo-, quizás puedas encontrar algo interesante -le sonrió dejándola confundida.
-Bien bien chicos se acabó el entrenamiento -los interrumpió la reina con una expresión seria.
-Ehhh ¿Por qué? -protestó Lana haciendo puchero.
-Bueno los soldados del reino aún no confían en mí y mi hermano dejó un hueco bastante grande -suspiró mirando a Aegan-, los del pueblo vinieron pidiendo mi ayuda y pensaba que me podrías ayudar a resolver esto, no me siento muy bien la verdad -se tocó el estómago con mala cara.
-Bueno ya escuchaste Lana -Aegan suspiró y se giró hacía ella con una sonrisa-, tenemos una misión importante, dejemos el entrenamiento para después.
-Está bien, pero sólo si me llevas contigo -le dijo sonriendo ampliamente.
-Entonces yo también voy, creo que necesitarán a alguien competente -le dijo May suspirando de cansancio.
Así Aegan, May y Lana tomaron rumbo al pueblo, específicamente a una zona de cultivos en la zona este, además también había un ganado de kalviños, al llegar notaron un olor putrefacto en el aire, además los kalviños estaban encerrados y la tierra tenía un color verde, sin mostrar señal ninguna de cultivos.
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El Demonio de La Luna Roja
FantasyUn chico pierde a toda su familia excepto a su hermana, a la cual quiere rescatar y recorrerá un largo y difícil camino para hacerlo, nada le será fácil y sufrirá mucho. ¿Lo conseguirá?