Capitulo 6

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Narra Luis:

Cuando regrese a mi casa, me sentía fatal, mi cuerpo estaba molido como si me hubiera pasado un camión encima. Me dolía todo el cuerpo y me pareció extraño ya que no hice mucho esfuerzo. Me fui a dormir temprano porque el sueño me estaba ganando, tal vez mañana mejore.

Pero en toda la noche no pude conciliar el sueño, cada vez que cerraba mis ojos pensaba en Miguel. Y ese fue el comienzo de mi agonía.

Veía que lo tenía a mi lado sonriéndome, pero cuando lo llegaba a tocar lo estaba besando salvajemente, saboreando sus carnosos labios, su cuello; ese cuello que tanto me muero por marcarlo y dejarle chupetones tan notorios para que todos vean que él es mío y solo mío, mientras le quitaba prenda por prenda hasta dejarlo desnudo en medio de caricias desesperadas; admirando toda su belleza, cada lado, rincón y centímetro de su piel, gimiendo y gritando por mi nombre suplicándome por más y más.

Se sentía tan real como llorabas de éxtasis cuando mis dedos jugueteaba en tu calidez y estrechez de tu interior, hasta encontrar ese punto dulce donde enloqueces de amor y placer, disfrutando entre gruñidos y gemidos. Solo para último ver tu rostro embellecido por un enorme sonrojo, lágrimas y una linea de saliva que caía de tu boca mientras que meto mi pene en ese redondo trasero, embistiendo lentamente hasta que pierdas la cabeza, haciendo que tu cuerpo se acostumbrará a mi forma, rogandome que mi lento vaivén se vuelva más rápido y profundo entre gritos desesperados, viendo como entraba y salía de tu apretado y dulce agujero hasta llenarte con la última gota mientras me corro dentro tuyo.

No tenía control de mi mente, ver cómo el cuerpo y cara de Miguel son manchadas por mi culpa me atormentaba. Estaba luchando por dejar de pensar en eso pero no podía. Y lo que era aún peor, mi cuerpo reaccionaba generando un problema muy notorio allá abajo. Las erecciones se volvieron constantes, siendo dolorosas al no ser atendidas, no podía hacer nada.

Aún quería ganar el reto, que hasta este punto, creía que ya no valía la pena, sin embargo mandar todo al diablo y echar a perder todo el esfuerzo que hice en estas semanas me lo impedía. Solo debía aguantar un poco más.

14 de septiembre.

Nel prro, poco a poco estaba cayendo a la locura.

Con el pasar de lo días, los sueños se volvieron constantes y más vividos, podía sentir como el calor y el deseo se apoderaba de mi cuerpo en cada maldita noche, haciendo que dormir fuera un suplicio. Mis manos se volvieron mi enemigo, las ganas de masturbarme me invadían, quería disfrutar el placer de pajearme simulando que mi mano fuera la boca de Miguel, correrme en su nombre o mejor aún, darle como cajón que no cierra hasta llegar al orgasmo juntos y ... y ...

Quizás una ducha fría me haga reflexionar.

Y es que en el día era incluso peor y todo por culpa de alguien, Miguel.
Se ensañaba en provocarme cada vez que veia la oportunidad, siempre en medio de "accidentes" o "simples casualidades"; rozando sus manos en zonas que ya se volvieron muy sensibles para mí o utilizando palabras que podría hacer malpensar a cualquiera, fingiendo inocencia o ignorancia de sus actos ante mis reclamos.

Pareciera que el muy hijo de su madre lo hacía a propósito, como lo detesto y amo a la vez.

18 de septiembre

La falta de sueño ya me estaba afectando, empezé a esquivarle la mirada cuando él me hablaba, porque si le veía a la cara solo podía pensar en las expresiones lascivas que hacía en mis sueños.
Luego evité a estar a solas con él, volviendo más cortas nuestras charlas y encuentros.

Se que está medida era muy extrema pero no me dejaba de otra, cualquiera podría considerar acaso sexual lo que él me hace.
Tenía miedo de no controlarme y cometer una estupidez, sentía que en cualquier momento lo podría tomar desprevenido por sucumbir a mis más bajos instintos.

Septiembre Sin Fap (Papulince X Panafresco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora