Capítulo 35: Restaurar lo perdido

2 1 0
                                    









Pov. Alaya







Hoy me siento diferente, aunque la tristeza aún pesa sobre mí, hay algo dentro de mí que me impulsa a intentar reparar lo que he roto. Llevo semanas sintiéndome como una extraña, como si estuviera al margen de todo lo que solía ser importante para mí. Sin embargo, la relación con Kiara es lo que más me duele. Siento que entre nosotras existe una brecha enorme que no sé cómo cerrar. A pesar de los roces, las peleas y los celos, no puedo evitar pensar en todo lo que hemos compartido, en lo que solíamos ser antes de que todo se desmoronara.

Mientras camino hacia la escuela, el viento fresco de la mañana me despeja un poco la mente. Decido que hoy es el día en que voy a intentar arreglar las cosas con Kiara. No quiero perderla, no de esta manera, no por malentendidos y sentimientos no expresados.

Durante el recreo, veo a Luisa y Celeste sentadas en la esquina de la cafetería, hablando entre ellas. Me acerco lentamente, dándome ánimos mentalmente para comenzar la conversación. Siento un nudo en el estómago, pero sé que es necesario hablar con ellas. Si hay alguien que pueda ayudarme a arreglar las cosas con Kiara, son ellas.

—Chicas, ¿podemos hablar un momento? —les digo, tratando de sonar tranquila, aunque mi corazón late con fuerza.

Ambas me miran con curiosidad, pero hacen espacio para que me siente. No quiero parecer desesperada, pero la verdad es que me siento así. Las semanas de distanciamiento me han hecho replantearme muchas cosas, y no puedo seguir pretendiendo que todo está bien.

—Claro, ¿qué pasa? —pregunta Celeste, inclinándose un poco hacia adelante, como si estuviera lista para escuchar algo serio.

Suspiro, intentando encontrar las palabras correctas. No es fácil. Hablar de esto me hace sentir vulnerable, pero ya no puedo seguir ignorando la situación.

—Quiero arreglar las cosas con Kiara —digo finalmente, bajando la mirada por un segundo—. No quiero que nuestra amistad termine así, con peleas y malentendidos. Sé que he cometido errores, pero... realmente no quiero perderla.

Luisa y Celeste intercambian una mirada. Sé que ambas han notado la tensión entre Kiara y yo, y han estado ahí, observando cómo nos hemos distanciado poco a poco.

—Es bueno que quieras hablar con ella —responde Luisa—. Pero tienes que ser honesta. La relación entre ustedes se ha vuelto complicada porque las dos han estado ocultando cosas. Si quieres que funcione, vas a tener que abrirte y escucharla también.

Asiento, entendiendo sus palabras. Tienen razón. No se trata solo de lo que yo siento, sino de lo que Kiara ha estado pasando también. Ambos lados de esta historia están llenos de resentimientos no dichos y sentimientos heridos. Si quiero que las cosas mejoren, tendré que enfrentar todo eso.

—¿Cómo lo hago? —pregunto, sintiéndome un poco perdida—. ¿Qué le digo? Siento que todo lo que intento empeora las cosas.

—Empieza diciéndole la verdad —responde Celeste—. Dile lo que sientes, por qué te sientes así, y escúchala sin interrumpirla. Deja que ambas expresen lo que tienen guardado. Es la única manera de arreglarlo.

El consejo de Celeste me reconforta. Sé que es el camino correcto, aunque me aterre. Pero ya he llegado demasiado lejos como para dar marcha atrás.

Más tarde, cuando veo a Kiara en los pasillos, decido que es ahora o nunca. La encuentro junto a su casillero, distraída en sus pensamientos. Tomo una respiración profunda y me acerco.

—Kiara, ¿podemos hablar? —le digo, intentando que mi voz no suene tan nerviosa.

Ella me mira con cierta duda, como si no estuviera segura de cómo responder. No la culpo. Después de todo lo que ha pasado entre nosotras, entiendo su reticencia. Pero, para mi sorpresa, asiente.

Nos dirigimos a un rincón tranquilo en el patio, lejos del bullicio de los demás estudiantes. Por un momento, el silencio entre nosotras es incómodo, pero sé que tengo que romperlo.

—Mira, sé que las cosas entre nosotras han estado mal últimamente —comienzo, nerviosa—. Y quiero disculparme por mi parte. He estado celosa, frustrada... y no he sabido manejarlo. No quiero que nuestra amistad termine por esto.

Kiara se queda en silencio por un momento, y yo temo que no quiera hablar, pero finalmente, suelta un suspiro y me mira.

—Yo también he estado mal —admite—. No sabía cómo lidiar con todo lo que estaba pasando, y lo que más me dolió fue sentir que te estabas alejando. Creí que te importaban más otras personas... que ya no me necesitabas.

Sus palabras me golpean con fuerza. Nunca había considerado que Kiara pudiera sentirse así. Siempre la vi como fuerte, independiente, pero ahora me doy cuenta de que nuestras inseguridades han jugado un papel más grande del que imaginábamos.

—Nunca quise que te sintieras así —le digo, con la voz un poco quebrada—. Para mí, siempre has sido importante, pero... me perdí en mi propio dolor y no supe cómo acercarme a ti sin empeorar las cosas.

Nos quedamos en silencio nuevamente, pero esta vez no es incómodo. Es un momento de reflexión, de entendimiento mutuo. Por primera vez en mucho tiempo, siento que estamos conectadas de nuevo, aunque sea en medio del dolor que hemos causado.

—No quiero perder nuestra amistad —dice Kiara, finalmente—. Sé que ambas hemos cometido errores, pero aún podemos arreglarlo. Solo... no quiero que te alejes de nuevo.

Sus palabras me alivian. Esta es la Kiara que siempre he conocido, la que siempre ha sido honesta, aunque a veces sea difícil de aceptar.

—Yo tampoco quiero alejarme —respondo—. Podemos mejorar esto, ¿verdad? Solo tenemos que hablar más, ser honestas.

Kiara asiente, y por primera vez en mucho tiempo, siento que hay esperanza. Acordamos ser más abiertas la una con la otra, no dejar que los celos o el malentendido nos separen otra vez. No será fácil, lo sé, pero al menos ahora estamos en el mismo camino, y eso es un comienzo.

La campana suena, indicándonos que el almuerzo ha terminado, y mientras volvemos a clase, me doy cuenta de que no todo está perdido. Nuestra amistad ha sufrido, pero hoy dimos el primer paso para reconstruirla, y eso es lo más importante.

Más Allá Del Silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora