Capítulo 41: Una "gran" sorpresa

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Pov.







El aire fresco de noviembre anunciaba que el año escolar estaba llegando a su fin. Alaya observaba cómo las hojas caían de los árboles, marcando el paso del tiempo, mientras sus pensamientos se enredaban en las interacciones de su vida cotidiana. Habían pasado meses desde que las tensiones con Kiara comenzaron a surgir, y aunque Alaya había intentado trabajar en su autoestima, las sombras de la duda seguían acechándola.

El 9 de noviembre era un día especial, el cumpleaños de Kiara. Alaya sentía una mezcla de emociones al acercarse esa fecha. A pesar de todo, no podía evitar querer felicitar a su amiga, así que se preparó para enviarle un mensaje. Cuando su teléfono vibró, vio que Clara y Sophie le habían enviado un mensaje. Se sentó en un rincón del patio, ansiosa por leerlo.

—Feliz cumpleaños a Kiara, que hoy es su día —escribió, acompañando su mensaje con un corazón. Laia esperaba que, al menos, eso ayudara a que la relación entre ellas se normalizara.

Sin embargo, lo que vino a continuación la dejó sin aliento. Unos minutos más tarde, Clara y Sophie le enviaron fotos que Frida había subido en su Instagram. Al principio, Alaya no pensó mucho en ello, pero su corazón comenzó a latir más rápido cuando vio las imágenes: Frida, sonriente, rodeada de amigos, todos celebrando el cumpleaños de Kiara en una fiesta animada.

—Mira esto —le escribieron. “Este no es tu mejor amiga, Laia. Está festejando su cumpleaños con Frida y sus amigos, y tú no estás en ninguna de las fotos”.

Alaya sintió como si el suelo se abriera bajo sus pies. Las imágenes mostraban a Kiara riendo, disfrutando de cada momento, y en todas las instantáneas, Frida estaba a su lado, como si fueran las mejores amigas. La traición fue como un puñetazo en el estómago.

—¿Por qué no me dijo nada? —murmuró, su voz apenas un susurro, mientras las lágrimas comenzaban a nublar su visión.

—No entiendo por qué te bloqueó de las historias —dijo Clara, con un tono preocupado—. Esto no parece una amistad verdadera, Laia.

—Nunca pensé que Kiara haría algo así. Pensé que podía confiar en ella —respondió Alaya, sintiéndose perdida. Cada palabra se sentía como una herida abierta.

Sophie asintió, tratando de consolar a su amiga.

—A veces las personas cambian y no nos dicen. Pero eso no quiere decir que tú no valgas la pena —aseguró, aunque sus palabras no parecían hacer eco en el corazón de Alaya.

—Es solo que… creí que era diferente. La última vez que hablamos, me dijo que éramos amigas, que no había nada que pudiera separarnos —dijo Alaya, sintiendo que el nudo en su garganta se hacía más fuerte.

Clara se acercó, tocando su brazo con suavidad.

—Quizás necesitas hablar con ella, aclarar las cosas. No puedes dejar que esto te afecte tanto. Te mereces una amistad que sea sincera —sugirió.

Alaya sintió que su corazón latía con fuerza. El deseo de confrontar a Kiara y preguntarle sobre su comportamiento chocaba con su miedo al rechazo. Sin embargo, también sabía que quedarse callada no era una opción.

—Quizás tenga razón —dijo Alaya, tomando aire. Decidió que no podía dejar que el dolor de la traición la consumiera. Necesitaba respuestas, necesitaba claridad. Si Kiara realmente se había alejado de ella, debía enfrentarlo.

A medida que el día avanzaba, Alaya trató de distraerse con otras cosas. Sin embargo, las imágenes seguían invadiendo su mente, y cada vez que pensaba en la fiesta de cumpleaños de Kiara, un nuevo dolor la atravesaba. La imagen de su mejor amiga, riendo junto a Frida, la hacía sentir como si su lugar en la vida de Kiara se hubiera desvanecido.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, la incertidumbre la mantenía despierta. Se dio cuenta de que había llegado a un punto crítico en su relación con Kiara. La traición era dolorosa, pero también le abrió los ojos a la realidad: quizás no valía la pena seguir aferrándose a una amistad que no era auténtica.

El próximo día, decidió que hablaría con Kiara. Necesitaba saber qué estaba pasando, necesitaba entender. Con un nudo en el estómago, se preparó para enfrentarse a la verdad, cualquier que fuera. No quería que la traición la destruyera, sino que quería salir fortalecida de esta experiencia.

—Esta vez no me quedaré callada —se prometió, mientras cerraba los ojos, buscando en su interior la fortaleza que necesitaba para enfrentar a su amiga. La incertidumbre del mañana la asustaba, pero sabía que era hora de enfrentarse a la realidad, sin importar lo dolorosa que pudiera ser.













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