Epilogo

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El cielo estaba despejado, y el sol del atardecer bañaba con su luz dorada los jardines de la mansión Uzumaki. Naruto y Sasuke habían regresado de su luna de miel, llenos de una calma y felicidad renovadas, ignorantes de la tormenta que se había desatado en su ausencia.

El aire estaba fresco, pero la brisa ligera que soplaba llevaba consigo una sensación de renacimiento, como si el mundo mismo estuviera celebrando su regreso.

Boruto y Mitsuki esperaban en la entrada de la mansión, el viento jugueteaba con sus cabellos, y aunque Boruto había recuperado su paz, una pequeña sombra de incertidumbre se cernía sobre él.

El reencuentro con su padre era algo que anhelaba, pero también sabía que tendría que contarle todo lo que había sucedido en su ausencia. El secuestro, la manipulación de Neji, Sai… todo formaba parte de una historia que Naruto aún desconocía, y eso pesaba en su mente.

—Mi amor, todo saldrá bien —susurró Mitsuki suavemente, apretando la mano de Boruto con una sonrisa tranquilizadora — Tu padre estará orgulloso de ti.

Boruto sonrió de vuelta, sintiendo cómo el amor de Mitsuki lo calmaba. El vínculo que los unía era más fuerte que nunca, y en ese momento, sabía que no estaba solo.

Las puertas de la mansión se abrieron lentamente, y Naruto apareció con Sasuke a su lado, ambos con rostros llenos de paz y serenidad. El sol los iluminaba desde atrás, proyectando sombras largas en el suelo, y por un momento, parecían estar flotando.

Naruto, al ver a Boruto esperándolo, sintió una oleada de amor que lo atravesaba por completo. Su hijo estaba allí, sano y salvo, pero también pudo notar que algo había cambiado.

—Boruto — dijo Naruto, con una mezcla de emoción y sorpresa en la voz, mientras corría hacia su hijo para envolverlo en un abrazo fuerte y cálido.

Boruto se dejó abrazar, sintiendo cómo el calor y la fuerza de su padre lo envolvían, dándole la sensación de protección que siempre había anhelado. Las manos de Naruto apretaron los hombros de su hijo, y por un momento, el mundo exterior desapareció, dejándolos solo a ellos dos, unidos por un amor inquebrantable.

—Papá... —murmuró Boruto, sus palabras ahogadas por la emoción — Hay algo que necesito contarte.

Naruto lo miró a los ojos, con una mirada de preocupación y ternura a la vez.

—¿Qué sucedió? —preguntó Naruto, frunciendo el ceño levemente.

Sasuke se acercó, colocándose junto a Naruto, su mano en la espalda de su esposo, observando a Boruto con la misma preocupación. Mitsuki, a un lado, sabía que era el momento de contar todo.

Boruto, con calma pero con el peso de lo vivido, comenzó a relatar los eventos que habían sucedido en su ausencia. El secuestro por parte de Neji, la prisión mental en la que había sido atrapado, la manipulación de Sai y el dolor que habían sufrido tanto él como Neji.

Cada palabra resonaba en el aire, cargada de la intensidad de los recuerdos, mientras Naruto y Sasuke escuchaban en silencio, sus rostros llenándose de seriedad a medida que la verdad se desvelaba.

—No puedo creerlo… —murmuró Naruto, con los ojos llenos de una mezcla de incredulidad y dolor — Sai hizo esto… a mi hijo… a mi familia.

Sasuke, siempre el estratega, apretó los puños mientras su mente ya comenzaba a trabajar en cómo tomar medidas contra Sai. Hidari, su gemelo, había estado investigando durante mucho tiempo, y ahora todas las piezas encajaban.

Sasuke intercambió una mirada con Boruto y luego con Mitsuki, sabiendo que la batalla no había terminado, pero que la justicia estaba más cerca que nunca.

—No te preocupes, Naruto —dijo Sasuke con calma, colocando una mano en el hombro de su esposo— Hidari y yo nos ocuparemos de Sai. No se saldrá con la suya.

Naruto asintió, su rostro endurecido por la preocupación, pero también por la determinación. Nunca más permitiría que alguien se interpusiera en su familia, y mucho menos alguien que había tratado de destruir lo más importante en su vida: su hijo.

Días después, en las oficinas legales de Hidari, Sasuke e Hidari preparaban las medidas finales contra Sai. El trabajo fue rápido y preciso, porque ya no había dudas. Sai sería llevado ante la justicia, y el clan Uchiha utilizaría todo su poder para asegurarse de que no pudiera escapar de sus crímenes.

—Es hora de que esto termine —dijo Sasuke, mientras Hidari firmaba los documentos finales que llevarían al encarcelamiento definitivo de Sai.

El golpe legal fue demoledor, y Sai, atrapado por sus propias manipulaciones, no tuvo escapatoria. Fue arrestado esa misma semana, condenado no solo por sus acciones contra Boruto y Neji, sino también por otros crímenes que habían salido a la luz.

El poder del clan Uchiha, combinado con la influencia de la familia Uzumaki, cerró las puertas del pasado, garantizando que Sai nunca más pudiera dañar a nadie.

La mansión Uzumaki estaba llena de luz y risas. Era una noche especial, la primera vez que la familia se reunía después de los eventos traumáticos. Naruto y Sasuke habían organizado una cena familiar, y en el comedor, el calor de la reunión llenaba cada rincón de la casa.

Kawaki estaba sentado entre Boruto y Naruto, su rostro relajado y sus ojos brillando de alegría. Hidari y Sasuke compartían anécdotas de su infancia, mientras Naruto, con una sonrisa amplia, observaba a su familia con un sentimiento de gratitud profunda.

El aroma de la comida casera flotaba en el aire, y las luces cálidas del comedor hacían que todo pareciera más acogedor. El ambiente estaba cargado de amor y reencuentro, de esperanza renovada.

Boruto, mirando a su alrededor, sintió por primera vez en mucho tiempo una paz completa. Su familia estaba unida, y el futuro, aunque incierto, se veía brillante y lleno de posibilidades.

—A por el futuro, juntos —dijo Naruto, levantando su copa y sonriendo a todos los que lo rodeaban.

—Por el futuro —respondieron todos al unísono, sus voces llenas de alegría y gratitud.

En un lujoso restaurante de la ciudad, Neji y Long compartían una cena tranquila. El ambiente estaba íntimamente iluminado, y la música suave envolvía el lugar, creando una atmósfera relajada. Neji, ahora libre de las sombras de Sai, se sentía más ligero que nunca, aunque aún llevaba consigo las cicatrices de lo vivido.

Long, sentado frente a él, lo miraba con una mezcla de admiración y cariño. Había sido un camino duro, pero ahora estaban allí, juntos, compartiendo una tranquilidad que solo el tiempo y el amor podían traer.

—Gracias por salvarme, Long —dijo Neji, con una sonrisa suave y sincera.

—Siempre estaré aquí para ti —respondió Long, tomando la mano de Neji sobre la mesa — No tienes que agradecerme por eso.

El contacto entre ambos era delicado, pero en ese simple gesto había una conexión profunda que iba más allá de las palabras. Los ojos de Neji brillaban con una nueva luz, sabiendo que, a pesar de todo lo que había pasado, había encontrado un nuevo comienzo en los brazos de Long.

La noche continuó con risas y miradas cómplices, y el amor que florecía entre ellos llenaba el aire con una promesa de un futuro juntos, libre de las sombras del pasado.

Pero ésta es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

FIN

FIN

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Entre Rejas Y Secretos (MitsuBoru) (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora