El día del gran baile llegó, los reyes y reinas de Europa junto sus herederos se alistaban desde temprano para ser los primeros en llegar a la fiesta de la Duquesa Bellerose o como solían llamar a sus reuniones "El baile de las rosas". En estas reuniones está la tradición de presentar a los herederos con las familias de otros reinos con la esperanza de hacer crecer y fortalecer sus imperios además de aumentar las riquezas. La familia Hwang no iba a ser la excepción.
Hyunjin tardó menos de dos horas en arreglarse para la fiesta pero cada cinco minutos le gritaba a su madre para que se apurara; la reina tenía muchos rituales de preparación para una fiesta, entre esos estaba el darse un baño con rosas, el encender velas perfumadas y tomarse un largo tiempo en peinarse, colocarse el vestido y maquillarse, cosa que a Hyunjin le molestaba de sobremanera ya que a el lo obligaba a estar listo rápido mientras ella se tomaba su tiempo. Hyun volvió a gritarle a su madre y esta por fin se dignó a contestar.
- ¡Dios mío! Este niño me va a terminar creando arrugas ¡Hwang Hyunjin, en un momento estoy lista, calmate! - gritó la mujer desde el otro lado de la puerta lo que hizo que el príncipe bufara y se cruzara de brazos.
Luego de más o menos media hora, la reina salió con un vestido más grande que ella y oliendo tanto a rosas que era asfixiante, el rey como un tonto enamorado la abrazó y le dió una vuelta mientras la besaba y le decía lo hermosa que se veía, Hyun miraba la escena sin saber que decir, le gustaba el amor que sus padres se tenían y quería algo así para su futuro, quería enamorarse de alguien y amarle tanto que no le importaría si se coloca vestidos más grandes que su cuerpo o si tiene algún defecto, sonreía al mirar a sus padres e imaginar que en un futuro sería así con esa persona especial.
El joven seguía perdido en sus pensamientos hasta que un aplauso de su madre lo hizo reaccionar.
- Bajemos al carruaje antes de que nos retrasemos en el viaje, que yo no pienso llegar de última. - dijo la reina mientras se recogía el vestido para bajar las escaleras.
- Lo que tu digas, mi amor. - le contestó el rey y tomó del brazo a su reina para bajar juntos mientras Hyunjin los seguía a una distancia considerable.
Después de un largo viaje llegaron a la casa de la Duquesa, habían tres carruajes estacionados al llegar, así que no fueron los primeros pero tampoco los últimos, bajaron del carruaje y la reina arregló el traje del príncipe antes de avanzar por la alfombra roja que cubría el caminar de los invitados, se presentaron ante el recepcionista y el les dió la entrada al salón de baile, ubicandolos en su mesa y enviando a un mayordomo para que le dijeran que querían comer.
El tiempo transcurrió y poco a poco el lugar comenzó a llenarse de reyes, reinas, duques, duquesas, príncipes, princesas y doncellas, el ambiente era bullicioso y en el fondo se podía escuchar una dulce melodía que producía un violín, un gran contraste para un baile real. De repente sonaron unas trompetas y alguien con una voz fuerte gritó:
- Hace acto de presencia la Duquesa Annora Bellerose y su hija, la Nobile Roseanne Bellerose. - Las mencionadas llegaron al salón de baile recibidas por un gran aplauso de todos los presentes y cuando hubo silencio la duquesa habló.
- Es un honor y placer el tener a todos los presentes en mi morada, estoy feliz ya que es nuestro undécimo baile de las rosas y el ver tantas caras desconocidas sin dudas me hace pensar en el impacto que están creando mis fiestas en la alta sociedad, sin más, espero que disfruten de este baile organizado especialmente para ustedes y que de aquí salgan muy buenas futuras relaciones, que suene la música. - Y la orquesta comenzó a sonar, las personas comenzaron a dispersarse y los reyes comenzaban a presentar a sus herederos con otros; de un momento a otro, Hyunjin estaba en una conversación incómoda con los reyes de Francia y su hija, la princesa Jennie, pensaba en apartarse del grupo de manera sigilosa pero su vista paró en los ojos de la princesa, la pobre estaba igual de incómoda que el, así que pensó que la única manera en la que ambos podían escapar es que fueran a la pista a bailar juntos.
Hyunjin tomó toda la fuerza de voluntad que tenía en su interior y se inclinó ante la princesa extendiendo su mano para que esta la tomara.
- Princesa Jennie ¿Le gustaría concederme esta pieza? - Una Jennie avergonzada decidió tomar su mano y Hyunjin haciendo una reverencia a los reyes se la llevó al centro del salón, encontró un lugar entre los jóvenes que bailaban y en el que casualmente los monarcas no podrían verlos, Hyunjin soltó la mano de la joven y suspiró.
- ¿Acaso no vamos a bailar, príncipe Hyunjin?
- No, no lo creo, princesa Jennie, si te traje aquí es porque te vi incómoda con la conversación de nuestros padres. - Jennie soltó un "ooh" en respuesta y se quedó pensando en que más decir.
- ¿Crees que nuestros padres querrán juntarnos en matrimonio? - Hyunjin volteó a mirarla, estaba muy sorprendido por lo que dijo, no creía que eso fuera posible, aunque recordando varias conversaciones que escuchó de sus padres a escondidas y la conversación que tuvieron con los reyes de Francia probablemente sucedería tarde o temprano.
- Yo... no lo sé, debería pensarlo bien, después de todo es un matrimonio y yo no quiero casarme con alguien que no amo.
- Pero nos van a obligar, príncipe Hyunjin, nosotros somos unas simples marionetas en esto, a ellos no les importa si nos queremos o no, solo les interesa la expansión y el dominio de nuevas tierras, nada más, lo mismo pasó con tus padres, con los míos y con la mayoría de los reyes aquí presentes, no es algo que nunca haya pasado.
- Pero, princesa Jennie, mis padres se aman mucho, no creo que ellos se hayan casado por conveniencia, me niego a creerlo. - Jennie suspiró y tomó una copa de vino que llevaba uno de los mayordomos, dando un largo sorbo a la bebida y volviendo a suspirar, intentando ordenar las palabras para no sonar muy cruel.
- Tus padres con el tiempo aprendieron a amarse, Hyunjin, puede que al principio de su relación se odiaran o ni siquiera hablaran más allá de un "hola" y "¿Como estás?" - Hyunjin se quedó un buen rato pensando las palabras que la princesa le había dicho, también imaginaba como se llevaban sus padres antes de que el naciera y el como sería su futuro con la heredera al trono de Francia, no la odiaba, pero tampoco la amaba y esa situación a la larga volvería la relación un poco incómoda.
- Me disculpa, princesa, pero necesito tomar algo de aire. - Se excusó mientras tomaba otra copa de vino la cual se tomó de un solo trago y dejó en donde estaba, la princesa asintió a su disculpa dejándolo ir y el príncipe se retiró.
Luego de caminar un rato, el príncipe llegó a los jardines de la casa, el frío de la noche se colaba de vez en cuando por la gruesa tela roja y negra de su saco haciendo que se cubriera los brazos. Encontró un pequeño estanque junto con dos sillas y una mesa, apartó una de ellas y se sentó a pensar y relajarse, miraba el agua ondear con el viento y de vez en cuando las luciérnagas encendían su luz y jugueteaban por ahí.
Entre varios de los pensamientos que tenía hacía acto de presencia aquel retrato que había pintado, si se casaba no tendría la oportunidad de salir del castillo, explorar los alrededores y quizás el encontrar a esa persona, pensó que el escaparse sería la única opción disponible en sus circunstancias pero no tenía idea de cómo llevar a cabo su cometido pero quizás le llegaría alguna idea más tarde. Un toque en el hombro llamó su atención, era la princesa Jennie, invitándolo a que pasara ya que estaban a punto de hacer un brindis y servir la cena, Hyunjin se levantó con pesadez y la siguió.
El resto de la fiesta Hyunjin estuvo muy disperso, comió poco, habló poco y rechazó a varias jovencitas que querían bailar con el, así estuvo hasta que llegó a sus aposentos, ahí arrancó una hoja de su cuaderno y comenzó a dibujar estructuras, caminos y pasos, sí, estaba dibujando lo que sería su plan de escape.
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Musa (Hyunlix)
Fanfiction¿Coincidencia o destino? Hyunjin es un joven príncipe amante de la pintura que fué privado de su libertad desde temprana edad, su sed de ser libre y buscar inspiración para sus obras lo llevan a conocer al posible amor de su vida historia original ...