Dark Paradise

15. My Sweet Prince

Sergio había tomado una decisión, los días anteriores habían sido una fantasía, pero tenia que despertar. En lo que Max seguía dormido revisó el archivo que su padre le había enviado, como siempre, el mismo aburrido molde, era una chica joven, se podría decir que convencionalmente bonita, excelente familia, pero nada en su rostro que fuera destacable, completamente genérica para ser olvidada en caso de un divorcio. Volteó lo ojos y se tiro de nuevo en la cama. Si, la decisión estaba tomada, pero eso no significaba que sería fácil.

**ok**

Ese fue el único que mensaje que le envió a su padre, él sabría lo que significaba.

El plan era salir juntos, al menos 3 meses, plantar fotos y chismes a los tabloides para crear especulación de su enamoramiento, después, confirmar la relación, al año cumplido anunciar su compromiso, la boda vendría exactamente un año después. Todo el plan era de libro de texto, el mismo había sido seguido por Charles hace un año, no había diferencia, no había falla.

Ya la conocía desde hace años, de hecho, le caía bien, era una joven agradable, habían asistido al mismo internado en Suiza, cuando ambos eran mayores, se movían en el mismo circulo social, las mismas galas, los mismos bailes de debutantes, era "casi incestuoso" pensaba él, pero así era la vida para esas personas.

**Muy bien, ella es una excelente elección, harán una gran pareja, estoy orgulloso de ti**

Su padre contestó a su mensaje casi de inmediato, ahora Sergio sentía que la soga en su cuello se apretaba todavía más.

Regresó a ver su foto, tenía que acostumbrarse a ella, ¿podría llegar a amarla? Quizá no, pero tenía que respetarla y mínimo llegar a quererla, ella no tenía la culpa de estar en un matrimonio arreglado, de hecho, quizá ella también estaba odiando la idea, decidió enviarle un mensaje de texto, quería crear esa conexión, quizá una amistad podría salir de esta pesadilla que ambos estarían por atravesar, después de todo, la prometida de Charles parecía ser su amiga, hablaban todos los días y los escuchaba reír, al menos en las fotos que tenían juntos se veían genuinamente contentos. Sergio la odiaba, sentía celos de ella, ella sí podía tener lo que él ansiaba, pero sabía que no era su culpa, de repente pensó en que los cuatro podían ser amigos, quizá viajar juntos, giró los ojos tan atrás que le dolió la cabeza tan solo imaginando ese futuro.

Cuando se dispuso a escribir, se giró a ver a Max, su cara perfecta estaba despertando, le dio un beso en la frente, su voz ronca era una delicia.

-Buenos días bonito, ¿qué haces?

Sergio dejo el teléfono a un lado, debía ser honesto con Max, su tiempo estaba llegando rápidamente a su final.

-Estoy viendo a mi futura esposa.

Max se sentó rápidamente, tallando sus ojos, extremadamente sorprendido.

- ¿Qué?, ¿cómo? ¿cuándo? - Estaba sumamente confundido.

-En cuanto regrese a Nueva York empezaremos a salir, nos casaremos en aproximadamente dos años, tendré la edad perfecta para asumir mis responsabilidades, tal y como lo ha escrito mi padre.

-Pero ¿y tu futuro? ¿Lo que TU quieres hacer? Esto no es justo para ti, ¿es lo que quieres? - Max estaba ¿molesto? Su ceño estaba fruncido, pero no sabia por que se sentía así, no era su vida la que estaba decidida.

Sergio se puso sobre él y dio pequeños besos en su pecho, respiraba hondo, para calmarse.

-Cual futuro bebé, no hay futuro para mí, lo que sigue es tomar el control de la compañía de mi padre, casarme con una mujer insípida que él elija, tener un par de hijos y morir a los 80 años con una severa adicción a los medicamentos o severo alcoholismo. – le contestó como si fuera algo completamente normal.