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Cuando Checo vio aquel abrigo rojo por primera vez fue algo demasiado rápido, tanto que ni siquiera estuvo seguro de haberlo visto.

Pero aquel color rojo era tan brillante como para habérselo imaginado.

Iba tarde hacia su trabajo, cargando con un montón de cosas que probablemente iban a ser innecesarias a lo largo del día.

Las calles eran aglomeradas por la gente que también corría hacia sus trabajos.

Checo odiaba esa parte del día, cuando su cuerpo era chocado por otros cuerpos mucho más grandes y robustos que el suyo.

Sus cortas piernas intentaban hacerse paso por la gente a toda velocidad, escabulléndose en los espacios que encontraba y susurrando rápidos «perdón» para que la gente no se molestara, aunque realmente estas palabras no parecían tener efecto alguno.

Sudaba mientras el calor subía gracias a la aceleración de sus movimientos.

Y fue un golpe en el hombro bastante brusco el que lo hizo voltear.

—¡Lo siento!—gritó mientras el señor agitaba la cabeza y se dejaba perder en el mar de cabezas.

En cambio Checo regresó su vista al camino normal, pero no pudo dar más pasos cuando chocó con alguien y cayó al piso.

Sus cosas rodaron mientras el caía en un golpe seco.

Levantó un poco la mirada dispuesto a disculparse nuevamente, pero la persona con la que había chocado ya no estaba ahí.

En cambio, vio un destello de un abrigo rojo y brillante siendo arrastrado por la prisa de la gente.

Checo se hubiera levantado en seguida si no hubiera sido por la extraña sensación de que algo había pasado.

Se quedó en el piso, dejando que sus cosas fueran pisoteadas y perdidas.

En cambio, él se quedó pensando en el brillante color que lo atraía sin explicación.

—Joven, ¿necesita ayuda?—una amable señora se paró entre la gente para ayudarlo.

Solo aquello hizo que saliera de sus pensamientos y le devolviera la mirada completamente avergonzado.

—No, estoy bien, gracias.

La señora le dedicó una pequeña sonrisa antes de volver a caminar por su ruta.

Él se levantó con lentitud, sacudiendo su probable arruinado pantalón negro.

Recogió las cosas que alcanzó a observar entre el suelo y siguió su camino de manera más lenta.

No sabía que había cambiado y ni siquiera sabía porqué el cambio repentino del ambiente.

Solo sabía que de pronto su mente había viajado a otro lugar y que por alguna razón deseaba ver al dueño de aquel abrigo rojo.







NOTAS:
Holaaaa, bienvenidos a esta otra historia de halloween, empezamos cortos pero les aseguro que los próximos caps serán largos y no serán tantos.

Espero que les guste, voten y comenten para que la historia crezca <3.

Nos leemos pronto.

-Syl.

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⏰ Última actualización: Oct 20 ⏰

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El chico del abrigo rojo - ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora