*Separador: Krista*
Desvié la mirada de Samantha hacia Adara, y de ahí a Dynthea. Ninguna parecía tener algo que decir, pero el agarre de mi chica se mantenía fuerte y tembloroso. Estaba asimilando la información lo mejor que podía. Después de todo, vivió muchos años en esa familia, siendo la mejor amiga de Evanna. Era normal que le afectara tanto.
—Hay que irnos. —Para mi sorpresa, fue Adara quien habló. Samantha asintió, saliendo del trance en el que parecía haberse quedado, y se marchó de la habitación tras decir que iría por su esposa.
—Iré por Daniel —Avisó la Reina antes de salir.
Volteé a mirar a Adara, que parecía perdida en sus pensamientos otra vez. Tiré suavemente de nuestras manos entrelazadas para que reaccionara, y lo logré.
—¿Flamita? —No esperaba que, tras susurrarle eso, me jalara hacia su cuerpo y juntara nuestros labios, pero lo acepté con gusto y acaricié con delicadeza su piel cálida y carnosa. Puse mis manos en sus mejillas, dedicándome a mimarla. Sé que ambas necesitábamos ese contacto.
Se separó de mí y suspiró. Dejó un beso en mi coronilla y negó con los ojos llorosos.
—¿Qué pasa, hermosa? —Murmuré preocupada— ¿Es por lo de Cindy?
—No, yo... no quiero vivir una vida que no es mía —Me regresó el murmullo con tristeza— No me gusta esto, quiero entender quién soy.
—Entonces hazlo, no te reprimas...
Ella negó otra vez, mostrándome lo tonto que sonaba. Sabía que no era fácil. Después de todo, ella luchaba constantemente con lo que había en su mente y en su corazón.
Gally o Adara.
—No me siento yo. Nada de esto —Tomó sus rizos y los señaló— Nada de esto es mío.
Extendió los brazos, señalando todo su cuerpo al decir aquella última frase. Esa figura curvilínea y pequeña que no la hacía sentirse realmente ella.
—¿No te gusta este físico? —Negó— ¿Entonces con cuál...
Me interrumpió con otro beso, y yo no me resistí.
—Ninguno de los anteriores es tan malo como este, pero... ninguno. Si eso tiene algún maldito sentido.
Asentí, intentando comprender, pero sin llegar a hacerlo.
—Estaré aquí para apoyarte, Adara.
—Flamita —Me interrumpió— Dime Flamita...
Mi estómago dio un giro y sentí fuegos artificiales al escucharla. No pude evitar que una enorme sonrisa se dibujara en mi rostro.
—Te amo tanto —Dije, sintiendo un inmenso cariño, protección y deseo que me envolvía, pidiéndome quedarme ahí con ella, para siempre— Te amo, Flamita.
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Infierno Escarlata (C.E 2)
Fantasi-Segunda parte de Castigo Escarlata- Después de miles y miles de años, la vampiresa Gally Dimmock al fin ha logrado obtener lo que tanto anheló en el pasado: libertad. Lamentablemente, al cumplirse su deseo, todo lo que alguna vez amó le fue arrebat...