Regresé a casa después de la salida con Sofía, y aunque lo había pasado bien, mi mente no dejaba de irse hacia Lucas. No podía evitar pensar en que había perdido uno de los días que tenía para estar con él, para intentar alejarlo de esa novia que seguía siendo una amenaza. No me quedaba mucho tiempo, y necesitaba hacer algo que me hiciera destacar. Algo que lo hiciera verme de una forma diferente... algo que lo hiciera desearme.
Me tiré en la cama, mirando el techo mientras repasaba los mensajes que Lucas me había mandado antes de cancelarle. Me sentía un poco culpable, pero a la vez, estaba segura de que podía arreglarlo, si jugaba bien mis cartas. Tenía que captar su atención, tenía que hacerle ver que yo era lo que él necesitaba, que no debía volver con ella.
Agarré el celular y empecé a escribir.
Yo: "Ey, ya volví a casa. ¿Vos qué hacés?"
Lo pensé por unos segundos. Quería sonar natural, pero a la vez que él sintiera que había algo más en mis palabras. Mi corazón dio un pequeño salto cuando vi la notificación de que estaba escribiendo.
Lucas: "Nada, acá tirado en casa. ¿Qué onda? ¿Qué tal con Sofía?"
Sus palabras eran relajadas, pero no iba a dejar que la conversación siguiera así. Tenía una idea. Era ahora o nunca. Me levanté de la cama y fui hasta el espejo. Había comprado ropa nueva hace poco, y esta era la excusa perfecta para acercarme a él de una manera más... provocativa.
Yo: "Bien, bien... aunque estuve pensando en vos." Mandé el mensaje sin dudar. No podía sonar insegura. Tenía que demostrar confianza.
Lucas: "¿Ah sí? ¿En qué pensabas?"
Perfecto. Ahora era el momento. Me puse frente al espejo, acomodé mi ropa de una manera casual, pero que dejara algo a la imaginación. Tomé una foto, donde mi pose y mirada hablaban más que mi ropa. No era demasiado, pero lo suficiente para que entendiera. Se la mandé con un mensaje.
Yo: "Estaba pensando en mostrarte algo. Compré ropa nueva, ¿querés verla?"
Sabía que iba a contestar rápido. Y lo hizo.
Lucas: "Obvio, a ver..."
Sonreí. Fui por la segunda foto, esta vez, me bajé un poco la remera, dejando entrever apenas un poco más de piel, pero sin que se viera demasiado. Solo una insinuación, un vistazo rápido. Se la mandé también.
Yo: "¿Qué te parece esta? No estoy segura si es muy atrevida." Agregué, mordiendo el labio mientras esperaba su respuesta.
La notificación de que estaba escribiendo apareció al instante. Lo estaba logrando.
Lucas: "Te queda genial... Estás increíble."
Lo sentí. Esa respuesta me dio la confianza que necesitaba para ir un poco más lejos. Mi corazón latía con fuerza mientras me preparaba para la tercera foto. Me levanté un poco la camiseta, mostrando más de lo que antes había mostrado. Esta vez, no iba a dejar tanto a la imaginación. Lo suficiente para que entendiera hacia dónde quería llevar la conversación. Tomé la foto, la revisé una vez más, y la envié.
Yo: "Bueno, creo que esta es mi favorita. ¿Qué decís?"
El silencio del otro lado me hizo sonreír. Sabía que lo había descolocado. Estaba jugando con el límite, y él lo sabía. El mensaje tardó más esta vez.
Lucas: "Wow... estás hermosa, Valen."
Sentí una mezcla de nervios y satisfacción al leer su respuesta. Lo había logrado. Ahora él estaba pensando en mí de otra manera, exactamente lo que quería. Esto solo era el comienzo, pero sabía que había sembrado la duda en su cabeza, y que ahora, solo quedaba esperar a que la semilla creciera. Lucas me atraía más de lo que quería admitir, y sentía que estaba jugando a algo peligroso. Pero... ¿por qué no? Sabía que tenía dos días antes de que todo cambiara.
"¿Te gustó lo que viste?", le pregunté, aún acostada en mi cama. Quería sonar juguetona, pero mi corazón latía más fuerte con cada segundo que pasaba esperando su respuesta.
"Mucho", me respondió él, seguido de un emoji que me hizo sonreír. "Aunque no estoy seguro de que eso sea todo lo que compraste", agregó, y no pude evitar sentir un nudo en el estómago.
Tenía razón. No era todo lo que había comprado, y por un momento me quedé mirando la pantalla. No sabía si debía seguir adelante con lo que estaba pensando, pero algo en mí no quería detenerse.
"Bueno... hay más, pero no sé si te lo debería mostrar", le respondí, mordiéndome el labio. Sabía que estaba coqueteando, probando hasta dónde podía llegar. Sabía también que había una línea que no debía cruzar, pero esa noche sentía ganas de empujar los límites.
"¿Por qué no? Después de todo, solo estamos hablando... ¿o no?" Su respuesta era un guiño claro. Sabía que estaba dispuesto a seguir el juego.
Respiré hondo. "Es que es ropa un poco diferente. Me compré bikinis y algo de ropa interior. No sé si debería enseñártelo, estás a dos días de volver con tu novia, ¿no?"
Lucas tardó un poco más en responder esta vez, y en esos segundos me arrepentí un poco de lo que había dicho. Pero al fin apareció su mensaje: "¿Y quién dice que voy a volver con ella?"
Esa respuesta me hizo sentir un escalofrío. Me senté en la cama y tomé mi teléfono con más seguridad. Me levanté y busqué en mi armario las prendas que había comprado, sintiendo el peso de lo que estaba por hacer.
"Está bien, te mostraré un poco más", le escribí, adjuntando una foto en la que llevaba uno de mis bikinis nuevos. Posé de manera que se viera más de lo que normalmente mostraría, mi piel bronceada bajo la luz tenue de mi cuarto. La siguiente foto fue un poco más atrevida, con mi ropa interior apenas visible.
Envié ambas y sentí cómo la adrenalina corría por mis venas mientras esperaba su reacción.
El silencio en la conversación me tenía inquieta. Cada vez que Lucas tardaba en responder, mi mente daba vueltas. Había algo en esta situación que me hacía sentir vulnerable, pero al mismo tiempo emocionada. Sabía que estaba jugando con fuego, pero no podía detenerme.
El sonido de la notificación me sacó de mis pensamientos. Lucas había respondido: "Wow, Valentina, me estás volviendo loco."
Sonreí. Sabía que lo estaba logrando. El poder de sentirme deseada, de tenerlo atrapado en esa pequeña pantalla. Sin embargo, aún me quedaba una última carta, y no estaba segura de si debía jugarla.
"Bueno... tengo una más, pero no sé si quieras verla. Es un poco chica, y se ve más de mí," le escribí, mis dedos temblando sobre el teclado. Estaba nerviosa, pero al mismo tiempo, la curiosidad y el deseo me impulsaban a seguir.
Lucas tardó un segundo en responder, y cada latido de mi corazón se sintió como una eternidad. Finalmente, apareció el mensaje: "Si ya llegamos hasta aquí, no me hagas esperar. Quiero verla."
Sentí un calor recorrerme desde la cabeza hasta los pies. Me levanté, apoyando mi teléfono en el borde de la cama mientras ajustaba la luz del cuarto. Me miré al espejo por unos segundos, cuestionándome si esto estaba bien. Pero el deseo de seguir lo que había comenzado era más fuerte que la duda.
Me coloqué frente al espejo, con la prenda más pequeña de mi armario. Ajusté mi pose, de manera que dejara ver justo lo suficiente sin que fuese demasiado, pero insinuando cada detalle de mi cuerpo. Sabía exactamente cómo posar para que se viera lo que él quería ver.
Tomé la foto y la miré por unos segundos antes de enviarla. "Aquí va...", pensé, y la adjunté en el chat, enviándosela.
"Espero que te guste," escribí después, sintiendo cómo mi corazón latía más rápido con cada segundo que pasaba. Sabía que la foto lo dejaría sin palabras.
Esperé su respuesta mientras me acostaba en la cama, la adrenalina aún corriendo por mis venas. Estaba agotada pero, a la vez, completamente alerta. Finalmente, llegó su respuesta: "No puedo dejar de mirarla."
Sonreí, sintiendo una mezcla de orgullo y satisfacción. "Me alegra que te haya gustado. Supongo que ahora puedo irme a dormir tranquila," le escribí, mi cuerpo aún caliente por todo lo que había pasado en esas horas.
"Duerme bien, Valentina," me respondió, y yo apagué el teléfono, tirándome en la cama con una sonrisa. Sabía que esa noche, mis pensamientos estarían llenos de él.
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Valentina
Genç KurguValentina es una adolescente rubia de Buenos Aires que lidia con problemas familiares y ansiedad. Enfrentando el caos de la vida secundaria, navega por relaciones tóxicas, desamor y venganza en una ciudad que nunca duerme. Atrapada entre sus miedos...