capítulo 1: Un mundo desconocido.

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La noche caía sobre Buenos Aires, y Mateo González, un estudiante de 17 años, se encontraba en su habitación, sumido en un videojuego de aventura. Las luces parpadeantes de la pantalla iluminaban su rostro mientras luchaba contra criaturas fantásticas en un mundo digital que parecía más real que la vida misma.

De repente, un destello brillante emergió de la pantalla, y Mateo se sintió atraído hacia ella, como si una fuerza invisible lo estuviera llamando. Antes de que pudiera reaccionar, fue envuelto en una luz cegadora, y todo a su alrededor se desvaneció. Un instante después, se encontró en un bosque denso, con árboles altísimos y un aire fresco que nunca había sentido.

Confundido y asustado, Mateo comenzó a explorar el lugar. Los sonidos de la naturaleza lo rodeaban: el canto de extrañas aves y el murmullo de un arroyo cercano. Al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que no había señales de la ciudad que conocía. Solo había un vasto paisaje verde que parecía sacado de un cuento de hadas.

Mientras caminaba, Mateo escuchó un ruido detrás de unos arbustos. Con cautela, se acercó y, para su sorpresa, se encontró cara a cara con una criatura pequeña y peluda, con grandes ojos brillantes. La criatura lo miró fijamente, como si estuviera evaluando si era amigo o enemigo. Mateo retrocedió un paso, y en un parpadeo, la criatura se dio la vuelta y salió corriendo, desapareciendo entre los árboles.

"¿Dónde estoy?", se preguntó Mateo, con el corazón latiendo con fuerza. La confusión y el miedo se mezclaban en su pecho, pero también había una chispa de emoción que no podía ignorar. Este lugar, tan ajeno y misterioso, le robó el aliento. Las preguntas se arremolinaban en su mente como hojas llevadas por el viento. ¿Cómo había llegado a este mundo? ¿Había alguna forma de regresar a casa, a su vida habitual? La incertidumbre lo invadía, pero en el fondo, había una sensación de aventura que lo llamaba. Era el tipo de viaje que siempre había soñado, aunque nunca imaginó que lo viviría de esta manera.

Con determinación, Mateo decidió que debía explorar este nuevo mundo y encontrar respuestas. A medida que se adentraba más en el bosque, sintió que su aventura apenas comenzaba, y aunque la incertidumbre lo abrumaba, una chispa de emoción encendió su espíritu aventurero. Sabía que cada paso que daba lo acercaba a lo desconocido, y eso, por alguna razón, lo llenaba de esperanza.

La aventura de mateo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora