Fortuito

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La tarde está cayendo, pintando el cielo de un hermoso color rojo y naranja. Los pajarillos cantan felices al regresar a sus nidos, llenando de música los árboles alrededor.

Los pequeños tréboles, siempre puntuales, cierran sus hojas para ir a dormir. Descansan abrazándose entre ellos, recuperando su energía para despertar mañana con los primeros rayos del sol.

El viento sopla, cálido y suave, propio del clima del verano.

Es un bello atardecer.

Pero no para el Omega pelirrosa.

"¡Ahhh! Le dije que vendría hoy... ¿Dónde rayos se metió?", pensaba mientras tocaba insistentemente la puerta del departamento que alquilaba su hermano.

Ya tenía más de una hora afuera, pero ni sus luces. Llamó a su celular, mas no hubo contestación. Maldita la hora en que vino, y todo por querer dárselas de buen hermano menor.

Su madre le había dicho que su hermano necesitaba su ayuda, que ahora más que nunca necesitaba su apoyo, pues la situación que estaba afrontando era sumamente difícil, pero...

¿Dónde car4j0s estaba?

- ¿Yuuji? - la voz de la casera lo sacó de sus pensamientos - No te gastes tocando, cariño. Tu hermano no está.

- Señora Yoshino, buenas tardes - dijo el pelirrosa - De casualidad ¿Sabe a dónde fue? ¿O si va a tardar?

- Ayyy, cariño, cómo saberlo, si desde que lo dejó su novio no ha hecho más que salir de parranda, dizque para desahogar las penas...

- Espere... - Yuuji no podía creer lo que estaba escuchando, eso era imposible - Me está diciendo que... ¿Uraume terminó con Sukuna?

La señora asintió apenada, mientras que el pelirrosa intentaba procesar la información.

No, definitivamente era imposible.

Sukuna y Uraume tenían tres años siendo pareja, su relación estaba prácticamente consolidada, al parecer eran felices y se amaban. Pero el punto clave era que ambos eran destinados.

¿Cómo puedes rechazar a tu destino? Eso es ridículo, inconcebible.

Algo debió hacer el id1ot4 de su hermano para arruinarlo. Sí, seguro de eso se trataba.

Como si le hubiese llamado con el pensamiento, asomándose en la esquina estaba el alfa pelirrosa, Sukuna, quien hacía su aparición junto a su buen amigo, Hakari. Seguramente ambos estaban ebrios.

- ¡Hermanito! - Sukuna abrió los brazos esperando que el omega viniera a su encuentro, pero el menor no se movió de su lugar, entonces el lo rodeó y cargó como si fuera un muñeco - ¡Viniste a visitarme! Ya decía yo que tengo al hermanito más lindo del mundo...

- Apestas a alcohol - dijo Yuuji liberándose del abrazo, para luego reparar en los brazos del pelirrosa mayor - Esos son... ¡Te tatuaste los brazos!

- ¡Sí! ¿No está genial?

- ¡No! - le regañó el menor - ¡Pareces pandillero! ¿Qué va decir mamá cuando te vea? ¡Y que decir de papá! Seguro te va a m4tar...

El pelirrosa menor no detenía su discurso, así que Sukuna abrió la puerta para dejar de hacer ese espectáculo en la calle. Cuando entraron, le dijo que tomaría un baño para refrescarse, dejando a Hakari y a Yuuji en la pequeña salita.

Fue entonces que el menor aprovechó en pedirle al alfa rubio que le contara lo que sucedió entre su hermano y su destinado.

- Pues, aunque no lo creas, fue Uraume quien lo dejó. Así como si nada, de un día para otro le dijo que quería un tiempo para conocer a más personas, que ambos lo necesitaban porque su relación había iniciado muy apresurada, que cuando regresaran su amor se fortalecería más y bla, bla, bla. Y pues, imaginarás que Sukuna se ofendió, porque a quién en su sano juicio se le ocurre pedir semejante cosa a su destinado. Entonces Uraume lo cortó. Ya ha pasado más de un mes desde entonces...

No siempre es el Destino (GoYuu/SukuFushi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora