Esa misma noche, los chicos y yo nos encontramos en el Golf n' Stuff. Bobby me miraba fijamente. Mis manos empezaban a temblar mientras caminábamos todos hasta los juegos árcade. Estaba sudando, mis ojos chocaron accidentalmente con los de Bobby. Madre mía... sus inquietantes ojos azules se clavaron en los míos, parecía una novela de horror. Yo desvíe la mirada.
-Johnny, ¿esta todo bien?- Preguntó Jimmy.
-Eh?... si, si, ¿Por qué no iba a estarlo?
-Te ves un poco... inquietado.
-Ah, claro. Solo estoy nervioso por el torneo.- Mentí.
-Pero si te ira de maravilla!- Interrumpió Tommy, que siempre confiaba demasiado en mi. -No hay manera de que ese enano te gane. ¡Tu eres Johnny Lawrence! ¡eres el campeón!
-Si, si... soy el, el campeón...- La verdad es que ya ni sabía quien era.
Mientras tanto Bobby solo me observaba, sin decir una palabra. Rezaba porque siguiera así, bien callado. Aunque no podía confiarme demasiado, era un bocazas.
Nos subimos a mi coche rojo, avanze unos kilómetros y tuve la grandiosa suerte de encontrarme a Daniel. Estaba con Ali, pasaban la noche juntos.
-Oh, ¿a quién tenemos aquí?- Dijo Dutch, el más inmaduro de entre todos nosotros.
Los ojos de Daniel buscaron los míos, yo empecé a temblar de nuevo. Vi como Bobby nos miraba, parecía que estaba a punto de decir algo pero yo le callé con una mirada fulminante.
-Ali, ¿que tal si vienes con nosotros?- Propuso mi amigo Tommy a la rubia.
Quería decir algo, para que todos dejarán de sospechar.
-Tu amigo puede venir también, si su mami le deja.- Finalmente solté, en tono burlón. No pude evitar sentirme como un idiota mientras Ali y mi amante me miraban con cierto desdén.
La señora LaRusso apareció en su coche.
-Hola niños!- Saludó con la mano desde su viejo coche, debía de tener unos 40 años ya.
Nosotros nos burlamos y yo arranque el coche, no sin antes bromear:
-¡Bonito coche, señora LaRusso!- Nos reímos una última vez y nos largamos.
El semblante de Daniel cambió por completo, parecía un cachorro triste. Me sentí mal por el, pero no podía dejar que las sospechas incrementarán. Me disculpé mentalmente y seguí conduciendo.
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¿Por qué no te das cuenta?
Roman pour AdolescentsEl chico más valiente de su instituto, y tal vez de todo el Valle, se enamora perdidamente de un chico que lo vuelve impredeciblemente débil.