Capítulo 13

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No me subestimes
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Alerta. Contenido sexual

Undécimo mes del año 123 d

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Undécimo mes del año 123 d.C

Estábamos en el jardín, el sol cálido acariciando la piel mientras me dejaba caer sobre el regazo de Gwen, cerrando los ojos y dejando que sus manos suaves recorrieran mi cabello. La tranquilidad del lugar y la cercanía de su compañía hacían que me sintiera un poco más ligera, casi como si el peso de las últimas semanas pudiera disiparse aunque fuera por un rato.

Suspiré profundamente, y antes de darme cuenta, empecé a desahogarme.

- El otro día tuve otro encontronazo con Aegon.

Gwen dejó de acariciarme por un segundo, y pude sentir cómo su mirada se clavaba en mí.

- ¿Otra vez? ¿Qué pasó ahora?

- No es solo lo del otro día... - abrí los ojos, mirando el cielo mientras hablaba - Le he estado evitando, Gwen. Desde hace días. Y no solo porque sea un idiota la mayoría del tiempo. Es que... Me duele - tragué saliva, sintiendo cómo se me formaba un nudo en la garganta - Él se va al Callejón de la Seda, busca consuelo en otros cuando debería estar conmigo. Y eso es lo que más me molesta, no es solo que me esté fallando a mí, es que yo... me estoy cansando de intentarlo.

Gwen se quedó en silencio unos segundos, procesando mis palabras. Luego, con una voz suave pero llena de comprensión, dijo:

- Ahora entiendo por qué te comportaste así el otro día. Por qué has estado evitándolo a toda costa - sus dedos volvieron a deslizarse por mi cabello, pero esta vez con más lentitud, como si intentara consolarme de una forma silenciosa.

Asentí ligeramente, sin mirarla.

- Sí... lo he intentado esquivar todo lo que he podido. Pero tarde o temprano voy a tener que encararlo. Al fin y al cabo, vamos a ser marido y mujer.

- Es verdad - respondió ella, pensativa - Pero si él es un capullo, tú deberías serlo también.

Esas palabras hicieron que me incorporara de golpe, sentándome a su lado y mirándola sorprendida.

- ¿Qué has dicho?

Gwen se encogió de hombros, como si su idea fuera lo más natural del mundo.

- Si Aegon te está tratando así y sigue yendo al Callejón de la Seda, deberías pagarle con la misma moneda. Enséñale que no eres ninguna ingenua, Visenya.

La idea era tan inesperada que no pude evitar sentir un cosquilleo de emoción. La miré con una sonrisa traviesa.

- ¿Hoy es martes, verdad?

Ambas nos miramos durante un segundo antes de que las carcajadas brotaran de nosotras al mismo tiempo. Las risas eran tan liberadoras que sentí cómo la tensión de mis hombros se desvanecía por completo. Era la primera vez en días que realmente me reía, y el simple hecho de compartir ese momento con Gwen hacía que todo pareciera un poco menos complicado.

Entre dragones y lobos - (Aegon Targaryen & Cregan Stark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora