Capítulo 4: Miradas

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345.600 segundos y contando

5.760 minutos

96 horas

4 días

Ese había sido el tiempo que el de hebras doradas habría revisado su celular día y noche.

Alarick Blake se encontraba perdido por un amor obsesivo; su mirada fija en la pantalla del pequeño dispositivo, esperando ansioso una llamada.

Durante el día, su teléfono permanecía a su lado, esperando algún sonido de su parte mientras estaba en su bolsillo, sumergido en el trabajo. Incluso durante las horas de descanso, su plato de comida solo se apartaba para dejar espacio al móvil, con la esperanza de escuchar la tan esperada llamada.

Aún en las horas de intimidad, el teléfono permanecía cerca, como una extensión de su cuerpo.

Su conexión con la tecnología se había vuelto tan intensa que incluso mientras se bañaba, su teléfono permanecía en el mismo baño, dispuesto a responder a cualquier señal de vida del otro lado de la línea sea el momento que sea. Aquella conexión se había convertido en un ritual que llenaba su día a día con esperanza y ansiedad.

Pero no había ni una sola llamada.

"Llamada entrante de número desconocido"

Cada vibración del teléfono despertaba una emoción dentro de él, y cada posible llamada perdida amenazaba con hundirle el corazón en un pozo de decepción temporal. La espera por esa llamada se había transformado en una adicción, una necesidad que dominaba cada momento de su vida.

Así que si crees que podría avergonzarse por la rapidez en que contestó esa llamada, estás más equivocado que nunca.

—Habla Alarick Blake —De repente, el rubio había adquirido el habito de siempre responder con su nombre completo.

¡Buenas tardes señor, espero pueda ofrecernos un minuto de su tiempo para darle a conocer nuestro maravilloso producto de servicio televisivo, con navegación ultra HD y veint-

Colgó de inmediato y soltó un pesado suspiro, esa no es la que tanto espera.

La duda se instaló en su mente, haciendo eco una y otra vez en su cabeza ¿Había escrito correctamente el número? Él había repasado esa posibilidad varias veces, tratando de asegurarse de recordar cada dígito con precisión.

Pero la incertidumbre persistía, cada llamada perdida lo hacía cuestionarse si no se había equivocado en algún número.

¿Era el resultado de un error en el registro del número? ¿O tal vez había confundido una cifra?

No, simplemente no soy interesante de conocer para él.

Tal vez me precipité y me tomé demasiadas confianzas con mi manera de hablarle.

Le respondí groseramente esa noche.

¿En qué estaba pensando?

Vio claramente la cadena de oro blanco, los aretes de plata más bonitos que había visto y que sabe perfectamente no podría costearse, además del reloj de una marca costosa en su muñeca le había confirmado que el hombre tenía dinero, además de la fina ropa que portaba, la cantidad de propina que dejó y su manera de hablar y actuar, todo eso y más le habían confirmado desde el primer instante que Ilya Ivanov era un hombre de poder y riqueza.

¿Como pude pensar que se podría fijar en mí?

Bueno, ahora que lo piensa más a fondo, ¿qué podía ofrecer él?

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