1-El nuevo curso

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El día era nublado y frío, como esos que tanto le gustaban a los vampiros de Nevermore. Yoko estaba tomando algo con Enid y Divina mientras contemplaban la llegada de los nuevos alumnos que eran presentados en el patio. Miércoles estaba pegada a uno de los pilares junto a Cosa en su hombro.

—Ese chico se ve bien guapo—comentaba la sirena señalando con la mirada a uno que tenía el cabello largo y rojizo. Parecía un modelo de Instagram.

—¿Y qué opinan de aquel?—preguntó Enid—es un vampiro, como Yoko.

El chico de rostro pálido y gafas de sol miraba atentamente al nuevo director dar la típica charla junto al resto de profesores a su lado. Cuando terminó, los alumnos dieron un pequeño aplauso y todos se dispusieron a ir a sus habitaciones según el papel que habían impreso un par de días antes junto a su horario y uniforme.

—Veamos...—pensaba un chico mirando las hojas que tenía en la mano.

—Mirad, parece que uno anda perdido—comentó la vampira.

—Anda Yoko, ve a echarle una mano—le dijo Enid.

Ella esbozó una pequeña sonrisa y se acercó. Siempre estaba dispuesta a ayudar a los nuevos pues el primer día que estuvo allí la ayudaron. Al verlo más de cerca, se fijó mejor en su aspecto físico. Un chico más bajito que ella, con el pelo negro y llevaba gafas, no eran tan grandes como las de Eugene pero le hacian ver un poco el típico estudiante que se pasaba el día entre libros.

—Disculpa, ¿necesitas ayuda?—le preguntó con esa sonrisa suya.

—Oh—el chico despegó la mirada del papel y la miró—si, ¿sabes por donde queda la secretaría?.

—Por allí, espera, que te acompaño y te enseño un poco el recinto

—Muchas gracias—sonrió el chico.

—No es nada—volteó ya que parecía que los ojos del chico iluminaban el lugar.

Ambos caminaron ante la mirada sonriente de Enid y Divina quien le hicieron fotos pues luego harían bromas sobre ello y si eran parejas. Era algo común entre ellas hacer esa clase de cosas y meterse las unas con las otras.

—¿Tus padres te han hecho venir aquí?—preguntó la vampira—muchos padres envían a sus hijos al mismo lugar de donde han estudiado.

—Mi caso es diferente, yo le pedí a mis padres venir aquí—contestó—me gustaría ser profesor y aprender sobre los marginados, la clase de marginados...esas cosas. Y dicen que Nevermore tiene la fama de tener los mejores libros.

—Te pareces un poco a Miércoles Addams—dijo ella haciendo que alguien apareciera a su lado, nada menos que la nombrada.

—¿Me llamabas?—los dos dieron un gran salto—¿por qué se asustan?.

—Por aparecer de la nada—contestó la vampira—deberías no dar esa clase de sustos o matarás a alguien.

—No le veo el problema—dijo ella fría y sin sentimientos—veo que te interesan los marginados...al menos tienes aspecto de ser más inteligente que la mayoría de personas de este lugar. Si necesitas alguno, te puedo dar consejos por los cuales empezar.

—Gracias, eres muy amable—ella se le quedó viendo antes de marcharse—es un poco...¿fría?.

—¿Solo un poco?—preguntó ella mirándolo—en fin...continuemos.

El chico hizo unas preguntas a la secretaria y recibió unos papeles y de paso apuntarse al club de lectura que hacian en la biblioteca. Estaba deseando ver la clase de libros que tenían en aquel lugar tan grande.

—Deberías apuntarte a esgrima, viene bien entrenar el cuerpo—aconsejó la vampira—y de paso relajas la mente.

—Lo probaré, aunque nunca se me dio bien las veces que lo practiqué.

Tn fue dejado en su habitación para organizar sus cosas y Yoko regresó con sus amigas las cuales le inundaron a preguntas sobre el joven. Al contarles todo, dedujeron que podría ser un perfecto rival para Bianca y Miércoles en clase ya que estas dos solían ser las más inteligentes y por lo tanto, las que mejor notas sacaban.

—Yo le haré una entrevista para mi página—dijo la loba terminando su café—por cierto, ¿vamos a Jerichó esta tarde?.

—Si, yo debo ir a recoger mis gafas de sol nuevas—respondió Yoko—y de paso mirar algunas cosas.

—¿La nueva revista de chismes?—Divina estaba al tanto de ello.

—Exacto, hay un apartado dedicado a los vampiros más guapos y famosos. Deseo ver que se cuentan—la vampira terminó su bebida de color rojiza.

A la hora acordada, subieron al autobús y fueron a Jerichó, al final tomaron el de más tarde porque Divina se durmió.

Fueron a la tienda para comprar algunos dulces, mirar las revistas y también dejarles un pedido de unos perfumes. En eso que Yoko miraba las revistas mientras las otras dos se encargaban de los pedidos con el encargado, se topó con Tn quien estaba con unos pocos libros.

—Ah, hola...esto...¿Moco?—preguntó provocando una pequeña cara de sorpresa en ella.

—Yoko—corrigió ella.

—Ah eso...lo siento, se me han presentado tantas personas hoy...aquellas son...Lenid y...Sabina—dijo mirando a las dos en el mostrador.

—Enid y Divina—volvió a corregir la vampira.

—Eso—dijo nervioso éste—estaba comprando estos libros de segunda mano, están muy baratos.

—Y algo gastados—los miró por encima.

—Pero son muy interesantes, deberías probar a leer uno. Este por ejemplo habla de la vida de los primeros hombres lobo documentados.

—No gracias, bastante tengo con la academia

—Bueno, si alguna vez cambias de idea, estaré encantado de dejarte alguno.

Ambos se dirigieron al mostrador donde él saludó a ambas y pagó los libros. El hombre del mostrador se sorprendió al ver que alguien compraba esos libros.

Al salir con las bolsas, las chicas le invitaron a tomar un café porque querían conocer más sobre él para su página de chismes y de paso, saber que clase de excluido era. Ya sabían un poco, pero deseaban conocer su historia, sus aspiraciones y demás de primera mano.

—Gracias por invitarme—dijo sentándose—me gustaría conocer mejor el pueblo.

—No es muy grande, pero es mejor que nada—comentó Divina.

—Bueno Tn—empezó Enid—dinos cosas sobre ti.

—Pues...—su teléfono sonó—disculpad.

El chico salió un poco para hablar y ellas comentaban lo agradable y amable que parecía. Yoko estaba de acuerdo aunque todavía debía mejorar en memorizar los nombres de las personas para evitar malentendidos.

A su regreso, se pusieron a hablar del chico quien deseaba ser profesor. Y todo ello nacía por su abuela quien había sido una maestra de marginados ayudando a la comunidad a integrarse e incluso participó en la escritura de leyes.

—Y entonces...—relataba el chico.

Enid miró de reojo a Yoko quien parecía no poder quitarle los ojos de encima al muchacho.

Continuará...

Espero que les haya gustado.

Un saudo.

PD: Si, aquí tienen lo que tanto tiempo me han pedido...jajaja

Colmillos de Amor-Yoko x TnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora