14 de Junio 2024
El clima esta mañana define perfectamente como me siento en estos momentos. Triste, apagada y desolada. Me he quedado totalmente sola y hoy es el segundo día más duro al que he tenido que enfrentarme en mi vida.
Sin embargo, el día más duro fue cuando mi madre nos dejó a mi padre y a mí porque se dio cuenta después de quince años de matrimonio, que ser mujer de un ranchero no era su destino. Supongo que tampoco lo era ser madre ya que no lo pensó dos veces cuando me dejo a mí también atrás. Durante muchos años pensé que incluso podría ser yo la culpable, a fin de cuentas, mi padre me daba todo lo que quería, justo como hizo con mi madre y yo en lugar de apreciar su esfuerzo siendo una buena hija solo le traje más problemas de los que ya tenía que enfrentar en el rancho todos los días. Tarde mucho en superarlo y en darme cuenta de lo mucho que necesitaba mi padre de mi ayuda, y en cuanto me quite la venda de los ojos, no dude en devolverle a mi padre todo lo que el también hizo por mí.
Me miro en el espejo unos minutos más, con el maquillaje justo para taparme las ojeras y las pequeñas manchas rojas que bañan mi rostro siempre que lloro por mucho tiempo. Mi nariz pequeña y con la punta roja de tanto soplármela y el pelo recogido en un rígido moño como me acostumbre a hacerlo los últimos diez años de mi vida para trabajar en el rancho.
Debería estar ya de camino a la casa funeraria donde haremos el velatorio antes de la cremación. Es difícil tener tanta responsabilidad sobre mis hombros cuando lo único que quiero es correr y seguir llorando una semana entera encerrada en mi habitación. Pero no puedo, estaba muy orgulloso de mi y lo mínimo que merece es que yo sea fuerte y pueda afrontar todo lo que está por llegar. Siguiendo su ejemplo me enderezo, pongo la mirada más decidida que tengo y salgo al porche, le acaricio la cabeza a Scott y sigo mi camino hasta el coche. El día ya está siendo bastante duro, pero apenas está comenzando.
Aparco el coche en el sitio más cercano a la entrada y me acerco a la casa funeraria, veo con detenimiento la decoración en la sala del velorio. Lirios blancos, muchos de ellos, puestos en un gran ramo sobre el ataúd, una foto suya justo al lado, puesta en un pequeño marco dorado que encontré ayer entre los cajones de mi padre, tenía una foto de la boda de mis abuelos y sentí que sería un buen detalle utilizarlo. Supongo que una parte de mi cree en ciertas conexiones del más allá y me da sensación de alivio pensar que en estos momentos, están los tres juntos.
Me acerco al ataúd y al asomarme una pequeña lagrima cae, se ve tan guapo como siempre. Sus rasgos duros ahora se ven relajados, su piel más clara y llena de arrugas por tantos años expuesto al sol inclemente y a la tierra. Bajo más la vista hasta sus manos, muy grandes y con las uñas limpias, cosa que antes me habría sido imposible ver. Mi padre siempre tenía las manos manchadas por alguna u otra razón, no importaba las veces que se las lavara, siempre se las volvía a manchar.
Dios, como me gustaría verlas sucias de nuevo, porque sé que su trabajo era lo que más feliz le hacía en la vida. Estuvo trabajando hasta dos semanas antes de su muerte, estaba enseñando a un nuevo peón a como limpiar el establo cuando empezó a encontrarse mal. Se le había subido la tensión arterial y decidido parar ahí y tomarse unos días de descanso, sin imaginarse lo que pasaría casi dos semanas después. Un infarto fulminante.
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Walker's Heaven
RomanceEn un abrir y cerrar de ojos Anne pierde a la persona que mas ama en esta vida y debe hacerse cargo del rancho familiar. Ella siempre ha sido amante de los caballos y del trabajo duro pero empieza a temer que no será capaz de sacar el rancho adelant...