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Tzuyu, se encontraba en el salón que solía estar cuando era la hora del descanso, con un puchero en sus labios

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Tzuyu, se encontraba en el salón que solía estar cuando era la hora del descanso, con un puchero en sus labios. La razón era que su madre no le quiso preparar su comida ya que a Chou no le gustaba comer o comprar comida de la cafetería.

Para olvidar ese mal momento, mejor decidió dormir un rato hasta que empezara su siguiente clase, pero como tenía una hora libre podría dormir un poco más.
Se estaba acomodando para dormir, su cabeza recargada en la mesa y empezó a cerrar sus ojitos hasta que escuchó un ruido.

—Te encontré —comentó alguien que si mal no recordaba el nombre de esa persona era Sana.

—¿M-me estabas b-buscando? —preguntó señalando a sí misma.

Minatozaki asintió y se acercó a la pequeña taiwanesa, arrastró una silla para sentarse en frente de Tzuyu.

Tzuyu estaba algo insegura o más bien dicho una combinación entre miedo y nervios, ya que nunca nadie se había acercado a ella de una forma tranquila sin decirle ningún comentario ofensivo.

—Tardé mucho en encontrarte, pensé que estaban en la cafetería pero cuando iba camino para allá te vi entrar en este salón —comentó una tranquila Sana.

—Oh, entiendo.

—¿Qué haces aquí? —preguntó en un murmullo la omega.—Eh... no lo sé, mi loba ha estado muy inquieta desde que te vi. —comentó sin mucho interés Sana.

—Oh...

La japonesa empezó a destapar su comida y vio que la castaña bajaba su mirada y algo confundida, Sana recorrió su mirada por las pertenencias de Chou.

—¿No traes comida, omega? —preguntó algo confundida y vio a Tzuyu negar despacio—. Ten. —extendió su comida.

Tzuyu alzó su mirada algo sorprendida y empezó a negar con la cabeza— .Pero esa es tu comida.

—Tranquila, mi padre me dio aparte de esto una ensalada y la verdad es que no tengo mucha hambre. —contestó tranquila—. Anda come, ayuda a esta pobre alma a comerse la comida para que mi padre no me regañe.

La castaña soltó una risita al escuchar lo que dijo Sana, nunca había visto a un alfa que fuera tierno, bueno, solo a su padre.

—Pero si tu padre quiere que te lo comas tienes que hacerlo. —hizo una pausa—. Aparte es tu comida no mía.

—Pero ya te expliqué que no tengo mucha hambre. —hizo un mini puchero.

—¿Por qué me darías tu comida si apenas sabemos el nombre de la otra? —preguntó algo confundida.

—Porque eres la omega más tierna que he visto. —contestó sincera Sana.

Tzuyu se sonrojó un poco.

—Acepto.

Después de eso las dos empezaron a comer, Tzuyu contenta de que podría comer algo y la japonesa con una sonrisa por lograr su cometido.

Después de eso las dos empezaron a comer, Tzuyu contenta de que podría comer algo y la japonesa con una sonrisa por lograr su cometido

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Tzuyu se encontraba caminando hacia donde trabajaba su padre ya que le había pedido que comprara comida y que fuera a comer con él.

Estaba contenta de pasar más tiempo con su papá, aunque un poco triste porque a su mamá no le gustaba pasar tiempo con él.

Su padre trabajaba como contador para una empresa muy reconocida mundialmente, era lo que su padre le había contado y que sus jefes eran muy buenos.

La taiwanesa se sentía contenta por eso, que su padre estuviera bien y también que lo traten bien.

Tan metida en sus pensamientos estaba que salió de sus pensamientos cuando chocó con una espalda.

—Ahg. —con un puchero se sobo su frente.

—Lo siento, ¿estás bien? —preguntó una voz que Tzuyu conocía.

—¿Uh..Sana? —pregunto alzando un poco su mirada.

—¿Tzuyu, qué haces aquí? — pregunto algo confundida

—Vengo a ver a mi papá, trabaja aquí como contador. —comentó, orgullosa de su padre— . ¿Y tu?

—Oh, y-yo también vine a ver a mi padre, él también trabaja aquí. —comentó algo nerviosa.

—Oh, vamos entonces tengo que apuntarme para que la comida no se enfríe. —alzó una bolsa donde venían las comidas, Sana solo asintió y empezaron a caminar hacia dentro de la empresa.

—¿Y vienes todos los días aquí? —preguntó algo confundida la alfa azabache.

—No, rara vez vengo, más dicho cada vez que mi padre me lo pide.

—No, rara vez vengo, más dicho cada vez que mi padre me lo pide

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gordita chou   ౨ৎ   𝘀𝗮𝘁𝘇𝘂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora